El miércoles era otra de esas fechas que estaban marcadas a fuego en el calendario, con mil alarmas de Google. Madness Live traían a España la gira de Sepultura. Por si no fuera poco la presencia de los brasileños en nuestras tierras, se presentaban con dos bandas de contrastado prestigio e historia, a saber… Sacred Reich y Crowbar. Era festivo en el municipio pero víspera de tortura laboral. Eso no impidió que la sala estuviera bien repleta. Vale, no era un “sold out”, pero se acercaba bastante. De esas noches concurridas de la “But” o como ahora se hace llamar, “La Paqui”.
La ceremonia comenzó muy prontito y el atasco en la entrada era interesante. Muchas ganas y el cuello de botella típico de presentación de entradas, revisiones de seguridad y demás, con lo que los Crowbar comenzaron con el público bajando las escaleras metálicas apresuradamente. Los de Louisiana arrancaron un poco, en frío. Frío en el público que no se terminaba de acomodar y frío en el escenario, en el que entiendo que damnificados por “el sonido de los teloneros”, los Crowbar no sonaron todo lo “fuerte” que se podía esperar. Se tardó en asentar las cosas un rato, pero con una ya, muy buena entrada.
Y es que no había banda que cojeara por ningún lado, esta noche. Los primeros, con su Sludge lento y pesado (todo es relativo), su saber hacer, sus armonías, su sencillez, su metal directo dejaron muestra de lo que han sido en esto, aunque pudieron brillar más. Quizá no era la noche. Aún así, el público, en buen número, les acompañó y disfrutó de su set. Cayeron, como no, un par de temas del nuevo álbum Zero and Below, calentito de este marzo pasado, pero el conjunto de la actuación se movió por varios de sus clásicos y es que tienen para estar toda la noche dando gusto al personal, pero el tiempo es limitado y el escenario, codiciado.
La fiesta estaba en marcha. Un sonido claro e impoluto que acompañó toda la velada, era lo que bajaba de las tablas. Una banda perfectamente engrasada, con las guitarras sincronizadas que se desdoblaban en armonías, sin perder la crudeza y la agresividad necesarias. Una voz rajada, quejumbrosa muy propia del género que practican, fueron la mejor de las aperturas para una noche llena de buen metal que ya iba tomando forma.
Descansito breve para los corrillos de rigor, el cigarrito que acompaña estas labores propias de nuestro gremio y darle rienda suelta al móvil que allí abajo la cobertura es escasa. Volvemos a la sala y el escenario ya está casi preparado. No hay tanto que mover, ya que la “gran mudanza” se hará con Sepultura. Nos disponemos a recibir a otros grandes ilustres, Los thrashers Sacred Reich. He de reconocer, sin rubor que tenía ganas de verlos. No se hicieron de rogar y arrancaron su show haciendo rugir los instrumentos. Vienen a defender su último trabajo, editado en 2019, Awakening. Con un setlist de 10 temas, ya sabemos lo que significa ser teloneros, la rodaja de tiempo concedida para ellos es limitada. Escogen una proporción de aproximadamente un 60/40% entre temas nuevos y de toda la vida.
Esto viene a ser, cuatro temas del nuevo álbum: Divide & Conquer, con el que abren la actuación, a lo grande, con un sonido muy tradicional en la onda del thrash americano del Medio Oeste que es de donde vienen y supongo que lo que quieren transmitir en su nuevo trabajo y en su recién estrenada actuación en “La Paqui”. Manifest Reality, Single y ya himno del nuevo álbum con vídeo asociado que no os debéis perder, aunque sólo sea por la performance que interpretan los actores. También en una línea clásica. Killing Machine, con redoble de batería que da pie a un tema de thrash pesado y, finalmente, el tema que da nombre al disco, Awakening. Nuevo himno también objeto de vídeo y single, con gran pegada que da cancha a las guitarras para hacer sus diabluras.
Entre medias, un núcleo de temas clásicos entre los que no puede faltar Who’s to Blame. lo tocan en cuarto lugar, Precioso y completo tema del álbum American Way de 1990 que pone la nota más elegante al repertorio de hoy, así como regurgita, recuerdos de tiempos pasados. Del mismo American Way cae el tema que da nombre al disco. Otro temazo que es historia grande del Thrash y pequeña de los que lo sintieron en su día, cuando aún “reinaba” Ronald Wilson Reagan en el desierto de Arizona.
La cosa no daba para más. El tiempo está más que medido y el escenario quema cuando se llega al último tema. Una cuadrilla de técnicos se encargan de desmantelar y de montar, de nuevo, en un cerrar de ojos, el tablado. Los grupos pasan y el espacio debe ser el más adecuado para interpretar la obra, en cada momento. Este último cambio es más complejo que los dos cambios anteriores ¡Llegan los Sepultura!
Prácticamente se vacía de equipo el suelo del plató donde se va a escenificar la eucaristía thrashera que nos traen los Sepultura. Se descubre la batería, que permaneció oculta todo este tiempo, aunque la batería que lucían Sacred Reich era también espectacular, y se hace espacio para que se puedan mover con comodidad Derrick Green, Paulo Jr. y Andreas Kisser. Todo está preparado para lo que ya, la sala llena ha venido a presenciar. Los más activos, pensando en los pogos, los más cerebrales, pensando en el set, el sonido y en la interpretación. ¡Todos, esperando a Sepultura!
Los ansiados Sepultura, tras posponer su gira de 2021, por fin comparecían ante la audiencia europea en este año 2022. En concreto, nos citaban el día 9 para una comunión pagana con los “Grandísimos”. Accidentado tour con el accidente de su batería, Eloy Casagrande, pieza fundamental del lineup. Fue reclutado “in extremis” Bruno Valverde para reemplazar de manera temporal al bueno de Eloy. Esoprovocó sensibles cambios en el set y el resultado final de la gira. No me interpretéis mal. Es un enorme batería que ha hecho de manera impecable su trabajo, dejándose la piel con las baquetas, pero es que Eloy Casagrande es muy difícil de sustituir.
A pesar de los pesares, todo eso es pasado y “el ahora” ha llegado. Los Sepultura saltaban al escenario con fuerza, confianza, calor del público (que los adoramos) y un juego de luces impresionante, espectacular y precioso, que les acompañaría todo el concierto creando momentos visuales de gran impacto y estética. Todo estaba en sintonía: una sala con buen sonido; una sala con buena entrada, palpitante; un set técnico de lujo que permitió que se escucharan bien hasta los vuelos de las moscas. Bueno, esos no. No fueron capaces de volar porque estaban, como todos nosotros, hipnotizados por lo que sucedía en el escenario.
Se podía prever un set en que los temas de Quadra anduvieran salpicados, aquí y allá. Seis de ellos adornaron el repertorio desarrollado y es que Quadra es un álbum llamado a ser recordado. Atrás quedan las burdas comparaciones. Sepultura es una banda que además de pasado, tiene un presente abrumador y un futuro ilusionante. La prueba es este último trabajo lleno de potencia y Thrash del bueno. El primer tema en sonar fue, de hecho Isolation, del álbum Quadra. Tras él, un clásico del año 1993, Territory, para volver a Quadra con Means to an End y Capital Ensalvement.
Descanso a los nuevos temas. Suena Kairos del disco homónimo que representó el espaldarazo de la industria discográfica al proyecto de Andreas Kisser y Derrick Green y que hoy sigue sonando atronador y ocupa su lugar, en su directo, por méritos propios. Más clásicos. Ahora Propaganda comienza a ser interpretado por la banda. Recuerdos de 1993 y su recordado Chaos A.D. Antes, Andreas Kiesser se dirige al público para agradecer su apoyo y animar al próximo mosh pit. Equilibrando la balanza aterrizan sobre nuestras cabezas dos temazos de Quadra. Primero, Guardians of Earth, con ese comienzo acústico tan emotivo que se hace más y más emotivo al iniciarse con el escenario en negro y sólo un chorro de luz blanca sobre el guitarrista. Eso, antes de que se vaya incorporando el resto de la banda. Espectacular en su sencillez y autenticidad.
El minibloque de Quadra es completado por Last Time. Le siguen Cut-Throat del archi conocido e idolatrado Roots. Presencia imprescindible por la carga sentimental y artística que tiene en los seguidores más veteranos. Es más, los bises se alimentarán en exclusiva de este mismo disco, pero no corramos, que todavía quedaba mucho por disfrutar. Para empezar, Dead Embryonic Cells e Infected Voice, de Arise, que significara, en 1991, una vuelta de tuerca al género Thrash. Intercalado entre ambos sonó Machine Messiah de su homónimo, lo que dió pie a otro “de los nuevos”, en esta ocasión Agony of Defeat.
La anécdota fue la rotura de cuerda que sufrió Andreas Kisser ya finalizando Machine Messiah, que por suerte y por casualidad no afectó en gran medida al tema y nos permitió disfrutar de una nueva guitarra sobre el escenario, y es que desfilaron unas cuantas. Lamento confesar que perdí la cuenta de los cambios de instrumento que hubo. Con todo esto nos dirigimos al final. Suena como era de esperar Arise que se echaba en falta tras D.E.C. e Infected Voice.
Sin saber bien cómo y a pesar de que el set estaba bien nutrido de Temazos, que no temas, llegamos a los bises y, como medio desvelábamos anteriormente, son ni más ni menos que Ratamahatta y Roots Bloody Roots. ¿Cómo explicar lo que se vivió en la sala…? Una catarsis. Una explosión que si no fuera porque después de todo el concierto saltando, volando de pogo en pogo, el público se había desfogado bastante, hubiera habido energía suficiente para echar abajo la sala y fundir las escaleras metálicas por las que se desciende a esta capilla pagana donde tanta devoción se profesa. Un colofón a la altura de una noche redonda ¡Hasta la cuerda se rompió sin molestar mucho!
¿Qué puedo decir a estas alturas? Un despliegue de luces y sonido con Sepultura. Una vez más, por mi mala cabeza me dejé los tapones que suelo usar, en estas lides, y verdaderamente no me hicieron falta y sin embargo, no se echó en falta volumen, pegada con los titulares del cartel. Los teloneros, una pizca menos de volumen, pero todos con una definición y una calidad muy cuidada. Sí hay que recordar que las luces acompañaron a todas las bandas. El escenario fué vistoso en todo momento. Fue un inmenso placer volver a ver a Sepultura en directo, gracias a la gestión de Madness Live, así como tener la oportunidad de deleitarme con monstruos de la índole de Crowbar o Sacred Reich. Un placer, creo que compartido por todos los asistentes, que esperamos ansiosamente ya, la próxima.
Texto y fotografías: Juan Carlos López Aguilar.