El concierto de Amia y Eretia en el Centro Creativo J.M. Illera coincidió anoche con la propuesta que llegaba desde Octubre con Parabellum y Duro sobre el escenario. Un balón de oxigeno a base de trabajo voluntario, por parte de un par de asociaciones que están demostrando que con ganas y organización se pueden cambiar las cosas, incluso teniendo todo en contra.
Optamos por el primero, nos plantamos allí a las ocho y nos tomamos la previa Onde Siempre, un bar de las inmediaciones que siempre se anima un poco más los días que hay concierto. Una hora más tarde comenzaban los primeros guitarrazos por parte de Amia.
Segunda vez para mi, después de verles en el Rockablanca junto a Hamlet, Sez-Naus y Emboque. En esta ocasión mucho más sencillo conectar con su propuesta, ya que desde hace unas semanas tenemos el disco en casa y llevábamos los temas escuchados. En ese aspecto es curioso ver cómo va cambiando la reacción de la gente según las canciones van haciéndose conocidas, en aquel concierto de debut estaba todo el mundo a la expectativa, observando lo que tenía que contar una nueva banda, sin embargo anoche ya había varios entre el público que se cantaban la letra de su single “Invencible”.
La apuesta de Amia es eminentemente rítmica, con fuerte influencia del metal noventero y de principios de siglo, en una horquilla entre Deftones y Pantera. Se nota que la mitad de la banda compartieron muchas horas en Marlenne y su complicidad es absoluta. Incluyeron un par de versiones, de El Tren de Leño y del mítico Shout de Tears for Fears, aunque la suya se acerca más a la versión de Disturbed.
Gran despliegue en la zona de merchan, con camisetas, pegatinas y unas gorras chulísimas con un enigmático logo, que seguro, pronto, empezarás a ver por la ciudad.
A Eretia les tenía anotados en Discos para Escuchar porque en la edición han participado Producciones Tudancas y Primitive Noise, pero al llegar al bolo no tenía ni idea de quiénes eran, ni que hacían. Enseguida Fidel me orientó diciendome que había ahí peña de La Tumba de Nicolas Cage y Osoluna y que hacían un rollo a lo Isis.
Joer. A los cinco minutos de empezar el bolo se me acercó Elena a decirme “Me Flipan”, pues Idem. Te pasan por encima. Ni siquiera el pequeño incidente con la rosca del charles rompió el ambiente de intensidad que transmiten. Murallas de metal himnótico y voces desgarradas con un punto de lamento y desolación. El vinilo que han sacado me parece una preciosidad, por cierto.
La forma de trabajo de Cultura Base Besaya, está convirtiendo a los locales en una referencia. Buen trato y la profesionalidad que se nota cuando quien monta el bolo es parte de la movida. Precios de risa en la barra. La gente va ubicando el sitio y cada vez se aprecia más cantidad de público en los conciertos, convirtiéndose también en una gran reunión de toda esa gente que sólo nos vemos cuando hay música en directo.