El Z se ha convertido en uno de esos festis que consideras “parte de la familia”, un evento hecho desde el corazón de una asociación de gente que ama el Heavy Metal y se deja la piel por arrimar a su ciudad los nombres de los grupos con los que crecieron, y por hacer un hueco a las bandas nuevas que mantienen vivo este rollo en pleno S. XXI.
Con un poco de incertidumbre partimos hacia Zamora el Jueves al salir del trabajo. Los conciertos de la fiesta de presentación “Toro on the Rocks” se habían tenido que suspender al completo, por una fuerte tromba de agua, dejando a toda la avanzadilla sin ver a Doro, Legión, Jelusick y Trallery. En las redes se respiraba cierto cabreo, porque mucha gente había pedido día de vacaciones y había hecho viajes importantes, reservando alojamiento.
El Z! No empezó de mejor manera. Nuestro primer objetivo era el concierto de Septic Flesh, pero íbamos pisando el acelerador, para intentar llegar a la altura de Rise to Fall, una banda a la que tenemos muchísimas ganas de ver en directo. Cuando estábamos entrando en Zamora nos llegó un whatsapp con malas noticias; The Broken Horizon, Diabulus in Musica, The Heretic Order y los propios Rise to Fall acababan de ser cancelados por fuerte lluvia. Nos dimos media vuelta y regresamos al plan original, entramos a Toro para hacer el Check In en nuestro hotel y volvimos a la campa a la hora de inicio de Ross the Boss.
Siempre me he preguntado como sonaría un concierto de Manowar sin chorradas de por medio. Solamente los grandes hits, enlazados uno tras otros, algunas de las mejores canciones de la historia del Heavy, sonando sin parar. Pues Ross the Boss ha vuelto para dar respuesta a esa pregunta. Para muchos es sólo una banda tributo, para otros es el guitarrista y compositor de muchos de esos temas, recuperando un legado que por justicia le pertenece. Cierto es que Ross the Boss, ofreció básicamente un concierto con sus éxitos en Manowar, dejando de lado su carrera en solitario o su paso por otras bandas, pero teniendo en cuenta el tipo de festi y la hora del día la decisión fue un acierto. Se llevó de calle a todo el público que quiso celebrar unas canciones que forman parte de nuestra vida. El mayor marrón recaía en los hombros y la garganta de Marc Lopes (Metal Church, Let Us Pray), que tuvo que medirse con las grabaciones de Eric Adams en su mejor estado de forma, pero se defendió con uñas y dientes dejando a la gente con muy buen sabor de boca. El Z! había comenzado.
Este año tuve bastantes dudas antes de comprar la entrada del festi. La conciliación laboral y familiar no es tan sencilla. De hecho, cuando quise decidirme ya no quedaba alojamiento en Zamora y por eso tuvimos que andar dando viajes y racionando la cerveza para poder conducir. Cuando el nombre de SepticFlesh apareció en el cartel se acabaron las cábalas. Me los perdí cuando visitaron Cantabria porque me puse enfermo aquel día y era una espina que no había conseguido sacarme todavía.
El show tuvo continuos problemas, especialmente con el bajo, que dejaba de sonar de manera aleatoria. Sin embargo las enormes tablas de Seth consiguieron que en ningún momento se viniese abajo, defendiendo Modern Primitive junto a un puñado de clásicos, y recreando un ambiente pestilente y lovercraftiano a plena luz del día.
Os cuento el festi desde el prau. Entrar y salir a los fosos, perder el contacto con mi grupo de amigos y todas esas cosas del periodismo me desconcentran un huevo, así que hace tiempo que decidí que siempre que fuese posible prefería narrar entre la gente. Por eso pasé de acreditaciones, me pillé una camarita compacta y os traigo un reportaje un poco lleno de barro. No esperéis otra cosa que las opiniones personales de un fan, que a veces hace mucho caso a los conciertos y otras se queda bebiendo cerveza y charlando mientras descansa las piernas.
Fue el caso de Symphony X. Me vais a matar, porque mira que me gustan, pero recordad que veníamos directos del curro, con la kilometrada encima, casi sin comer y directos al festi. De manera superficial os diré que encontré lo que esperaba, toneladas de clase por parte de Rusell Allen, Michael Romeo y los suyos. Son una de las bandas más grandes del metal progresivo y no dejaron duda de porqué.
Y en la misma línea con Amorphis me di cuenta de que la balanza entre comida y cerveza se había descompensado un poco durante el concierto anterior. Sabéis que Amorphis son una de las bandas de mi vida, y disfruté mucho de su concierto, en ese punto en el que desconectas con la parte consciente y te guía la emoción. Menudo puñado de canciones maravillosas. El viento arreciaba con fuerza y una capa de lluvia creaba un ambiente de videoclip, en un show predominado por la luz negra que le puso las cosas muy difíciles a mi compacta.
Buena parte del concierto tuvo como protagonista a Halo, pero Tomi Joutsen volvió a demostrar que aunque nunca dejará de ser “el nuevo”, es por derecho propio la voz de Amorphis, no sólo es capaz de defender el material antiguo si no que lo engrandece hasta niveles estratosféricos. Into Hiding me golpeó en lo más profundo del corazón, dejando marcado uno de esos momentos imborrables en los que todo es perfecto por unos minutos.
Y ahí hice crack. No quería dejar pasar el concierto de MSG, pero mi cuerpo dijo basta, y me pasé gran parte de su actuación en la cola de la gastroneta de Papa of Rock esperando por mi Kebab. Desde allí comentábamos mi amigo Javi Mordor y yo, el buen gusto que tiene este tipo. Con tantos años pueden pasar dos cosas, que te abandones y andes por los escenarios arrastrando tu nombre y tu legado, o que tengas tanto oficio como para que incluso en el peor y en el mejor de los días el concierto ruede sin problemas. Así fue, colección de clásicos, sin renunciar a su material más moderno, y el gran apoyo de Robin McAuley a las voces, que grabó en los ochenta algunos de los álbumes más significativos de MSG como Save Yourself o Perfect Timing y recoge ahora de nuevo el testigo de manos de Ronnie Romero.
Aun quedaban por delante los conciertos de Barón Rojo, Lèpoka y Celtibeerian, pero en un festi tan largo y con tantos grupos a veces hay que conocer hasta donde llega tu límite físico si quieres estar en condiciones medianamente óptimas para poder disfrutar del resto sin estar muriéndote, así que nos fuimos a dormir. Mis amigos me cuentan que Barón Rojo tuvo bastante mal sonido, que Lèpoka fue un fiestón y que no fueron tan valientes como para quedarse hasta Celtibeerian.
Lo que es la edad. Recuerdo que en los noventa solíamos pensar que el festi tenía que ser en tienda, y que si abandonabas el recinto en algún momento eras un puto flojo. Pero ahora somos más viejos, y la opción de descansar en una cama de verdad, darse una ducha de verdad, desayunar en una cafetería una tosta de jamón y un zumo, tomarte un rato para pasear y visitar la ciudad, tomar un vermut, comer un plato del día y volver al jaleo nos parece mucho más apetecible. Llamadme burgués.
Según la web por la mañana había acústicos de Argion y Celtibeerian (ésta gente no duerme??), pero decidimos tomarlo con calma y llegar a la campa descansados. Otra vez en forma, a las tres de la tarde estábamos a pie de valla dispuestos para ver a Kritter. Una banda de la que hemos recibido bastantes promos en estos años en el programa, pero que nunca había podido ver actuar. Lo levantaron con mucha energía, conjugando una buena presencia escénica con música bien ejecutada y con un potentísimo chorro de voz. Sus canciones no me matan, pero las defienden a dentelladas.
A Jolly Joker les tenía muchísimas ganas. Su progresión en estos años ha sido espectacular, y su último trabajo (que por cierto, ha coincidido como Disco de la Semana), me parece uno de los mejores discos de Hard Rock (Sleazy, o lo que quieras) que se han publicado nunca en España. Además mi amigo Ángel Gabaldón que los conoce desde los primeros días, siempre me insiste que tienen directazo.
Tuvieron muchos problemas con el sonido, un micro que iba y venía, una guitarra bajísima en la mezcla… pero poco a poco todo fue solucionándose y para mi quedó claro que son una banda de primer nivel. Muy buenos músicos, muchísima actitud, y composiciones que podrían ser obra de cualquiera de los referentes en su género. Espero disfrutarles de nuevo pronto, y a ser posible en sala, porque creo que un ambiente más cerrado y cargado de sudor tiene que beneficiar a su propuesta.
Con Omnium Gatherum, tenía curiosidad. En principio están en el arco de grupos que me podrían gustar mucho, tengo por ahí algunos discos suyos, y uno nunca sabe si no ha enganchado del todo porque no conecta con la música, o porque no ha dedicado el tiempo suficiente a escuchar con atención. Así que en esta situación un concierto es fundamental ubicar a una banda en tu escala personal.
Efectivamente me aclaró bastante las cosas. Una parte de Omnium Gatherum es para mi heredera, o coetánea del death metal melódico de bandas como Amorphis o Insomnium, pero otra parte bebe de un death metal también melódico pero más acelerado al estilo Children of Bodom, que entra menos en la horquilla de mis delicatessen, así que sí, definitivamente les ubico en ese punto de bandas que me agradan, pero no me flipan. Cuestión de gustos.
Por su parte hicieron un bolazo, sonaron súper bien y estuvieron muy a tope. Por la mía, como a la mitad decidí que me iba a la parte de atrás a disfrutarles desde la gastroneta de El Señor de los Bocadillos, recobrando fuerzas para todo lo que nos quedaba por delante. Si llego a saber la que se nos venía encima probablemente hubiese descansado algo menos.
El Altar del Holocausto fue el único grupo cancelado en la edición pasada, por una tromba de agua que hizo tambalearse a todo el festi, y que por fortuna en aquella ocasión quedó en un mal susto. Empiezo a sospechar que Dios les tiene manía por blasfemos, porque aunque esta vez acabaron su repertorio, a la altura del Wall of Death se abrió el cielo, sonaron trompetas y comenzó el fin de los días. Eso sí, justo ese momento de inflexión, quedará grabado en nuestras memorias como una de las imágenes más épicas vividas en un concierto, os lo he traído en forma de vídeo.
Hacía varios años que no veía al Altar en directo y el paso adelante ha sido indudablemente firme. La formación de cuarteto refuerza todas las partes metaleras y los ambientes más cristalinos quedan dibujados con gran pulcritud. A pesar de las sagradas incosútiles se percibían las ganas de devolver al Z lo que la tormenta les impidió demostrar el año anterior. Menuda paradoja.
A partir de ese momento tremendo desconcierto. La organización había afirmado tantas veces en redes durante las semanas anteriores que estaba todo bajo control y que habían puesto todos los medios para que no se volviese a repetir la situación del año anterior, que todos dimos por hecho que tras el pequeño parón nos reencontraríamos con Insomnium, uno de los conciertos que llevábamos subrayados con florescente, por ser una banda que con los años ha ido escalando hasta nuestro altar mayor y que aun no hemos visto en directo.
Pues los gestos de la banda sobre el escenario empapado ya hacían presagiar lo peor. Efectivamente, Insomnium se cancelaba, y todos nos refugiábamos en el interior del Ifeza, que distaba bastante de ser el oasis cómodo en el que descansar tomando algo y escuchando música que habíamos imaginado.
La lluvia amainó y Rafa Basa subió al escenario para informarnos de que efectivamente Insomnium no iban a tocar pero el festi continuaría a partir de Angra. Pensé que tal vez un planning menos ambicioso, con un par de bandas menos por día y un cuarto de hora de pausa entre conciertos podría permitir más margen de maniobra en casos como este. Funcionando a un 80% tal vez puedes apretar el 20% restante cuando las cosas se ponen cuesta arriba, aunque como bien dice mi amigo Trascasa una vez terminado el partido todos somos seleccionadores nacionales.
Rafa había dicho que serían tres o cuatro gotas aisladas, y mi amigo Javi, que casi siempre tiene razón miró al cielo y dijo que no llovería, así que cuando quisimos rendirnos a la evidencia y echar a correr ya estábamos empapados de nuevo en el Ifeza.
Personalmente tengo la sensación de que el festi ha ido un poco al límite. En redes habían insistido en que había posibilidad de montar otro escenario en el interior, y todos dimos por hecho que ese escenario iba a estar allí “por si acaso”, y que precisamente esa posibilidad era la que justificaba el cambio de ubicación del festi. En un comunicado al final de la noche explicaron que “como la previsión era buena” habían desechado la posibilidad de montar nada dentro.
Por poner peso en la otra parte de la balanza, hay que tener en cuenta que la tromba de agua fue catastrófica, no sólo para el festival. Los expertos advierten constantemente sobre fenómenos meteorológicos cada vez más extremos e imprevisibles, y por tanto tendremos que tener cada vez protocolos cada vez más estudiados para poder salir adelante en el peor de los casos. Por fortuna no hubo nada que lamentar salvo la suspensión de los conciertos. Eso sí, nos quedamos sin ver a Angra, Airbourne, Saratoga, Gigatrón y Noctem. Se que Angelus Apatrida pusieron todo de su parte para poder actuar en interior, pero no pudo llevarse a cabo por motivos de seguridad (de nuevo, un escenario reserva, dentro hubiese salvado parte de la noche). Eluveitie ofrecieron tres temas en acústico, su música se presta muy bien a ese formato, y al menos nos fuimos con el buen sabor de boca de haber vivido un momento único, irrepetible y tremendamente emocionante.
Total, que como nos habíamos acostado pronto a la mañana siguiente decidimos madrugar y disfrutar de lo que nos quedaba en su totalidad, apurando la vida al máximo, como quien sale de una pandemia y de repente se da cuenta de que todo lo que daba por sentado es en realidad bastante frágil.
Hay dos cosas que me gustan muchísimo del Z!, una es que no hay grandes diferencias entre grupos legendarios y grupos más pequeños. Todo el mundo comparte el mismo escenario y sonido, y tiene las mismas oportunidades de hacer un buen show. De hecho, es relativamente frecuente que uno de los grupos pequeños de la “sorpresa” y acabe por ser lo mejor del día. La otra es la convivencia entre el festi y la ciudad, el empeño de la organización por compartir nuestro ambiente con el resto de Zamora, ofreciendo de manera gratuita sesiones Vermut en acústico en la Plaza de la Marina. Crecer es una trampa, pero desde mi punto de vista, si el festi está condenado a ello, debería de hacerlo a lo ancho, más vermuts, más escenarios de ciudad, más actividades y lugares donde comer, más líneas de autobuses, mejores instalaciones en las zonas de acampada. El Z! es un encuentro de amigos, y estos momentos son impagables. El Z! lleva años vendiendo gran parte de su aforo a cartel ciego, y eso es síntoma de que la gente confía en ellos, y de que el buen ambiente está un poco por encima de saber exactamente quién toca y cuándo.
Sylvania nos alegró la mañana echándose para adelante a pesar de que su cantante había tenido un problema que le impidió estar allí. Los amigos están para eso, y con colaboraciones pudieron hacer su show y no sumar otra cancelación al fatídico día anterior. De allí nos fuimos al Lobo a comer unos pinchos morunos – Que sí – por supuesto.
Incursed fueron una grata sorpresa. Tengo por ahí algunos discos que nos han ido mandando a la radio, y la verdad es que suenan muy bien, en una onda Viking / Folk y a la altura de muchos de los grupos reconocidos en ese género. Pero como bien comentaba después del concierto con Tomás de On Fire, no es hasta que ves a un grupo en directo hasta que sabes cuanto de real es su propuesta. Aquí no dejan lugar a las dudas, muy precisos en lo musical y con un trabajo de voces espectacular.
Ciconia, han pasado en algunas ocasiones por el New, y volverán en el mes de Octubre. Espero no perdérmelos, porque hasta ahora no había tenido ocasión y eso que les sigo desde el principio. Iba con muy altas expectativas tras su fantástico nuevo disco y me pasaron por encima. Supongo que eran un grupo no muy conocido para mucha de la gente que había allí, pero poco a poco el público se iba acercando, pasando de la curiosidad al entusiasmo ante tal colección de riffazos técnicos, melodías, ambientes y energía física en cada uno de los golpes.
A Death & Legacy no les veía desde hace bastantes años, cuando montamos un concierto suyo en Santander, en su anterior etapa. Tenía muchas ganas de ver cómo se desenvolvía en directo la nueva cantante y verdaderamente todo el conjunto ha subido un escalón de manera muy firme. Hynphernia es un torbellino, con muchísima energía y una voz absolutamente demoniaca. Pero además D&L jugaron la carta de las colaboraciones de forma magistral, invitando a subir a Jessi de Ankor y Javi de Killus respectivamente. Ambos hicieron un buenísimo papel, dando mucha variedad al concierto y al sonido de la banda, y consiguiendo capturar la atención de todo el mundo en dos ocasiones. Como digo, una jugada muy inteligente en un grupo cuyo repertorio no es tan conocido para un gran público, y que supo mantener a la gente al pie del escenario.
También tenía ganas de Celtian, después de su cancelación en el New. Tienen un sonido muy redondito, heavy metal con muchos arreglos de folk y una voz cristalina que engancha con melodías muy dulces y pop. Es un grupo que no presenta grandes sorpresas en las estructuras ni en las armonías, pero que tienen una colección de canciones que te puedes pasar la tarde tarareando. Además en directo van súper engrasados y funcionan como un reloj, así que todo amable y todo impecable. Bien. Me ponen de buen humor y eso ya es mucho.
“No entiendo esa manía de los festivales de programar otra cosa que no sea thrash. Con lo que cunde”, dijo un tipo al lado nuestro, y parte de razón lleva. Crisix protagonizó uno de los momentos con mayor interacción entre público y banda. Cómo les acababa de ver en el ES junto a S.A. no me llevé ninguna sorpresa, pero es que salen a matar. Cuellos rotos, circle pit, medley de clásicos, toneladas de nostalgia de los 80. Slayer, Anthrax, Testament y Exodus en la manga, con esas cartas es dificil perder la partida.
A Glory Hammer les tenía apuntados como “la hora del bocadillo”, lo reconozco. Es un grupo del que no sabía mucho antes de llegar al festi y en algún momento hay que comer. Si tuviese que definir su espectáculo diría que son un puñado de escoceses pitorreándose de Rhapsody. Probablemente desde la admiración en tiempos más jóvenes, eso sí, porque lo puto clavan. Son un grupo muy cliché del Power Metal de principios de los 00s, pero llevan sonidazo y lo ejecutan a la perfección en todos los sentidos. Eso sí, un vistazo superficial a las letras de las canciones te deja claro que hay mucha sorna detrás de cada estrofa.
Tercera vez para mi con Haken, y ha sido la que menos me ha gustado de todas, a pesar de que el grupo me encanta. Las guitarras quedaron bastante sepultadas en la mezcla, echo de menos las frikadas de Tejeida a pesar de que el nuevo / viejo teclista es buenísimo, la voz de Jennings es excepcionalmente afinada, pero en directo siempre le noto un pelín falto de fuerza… es su estilo y no hay nada que objetar, pero unido a lo de la guitarra me quedó un concierto de Haken poco metálico en el contexto del Z!
Pero OJO, he dicho que es la vez que menos me ha gustado, por comparación. No he dicho que no me molase. Haken son magníficos, y no hicieron otra cosa que rozar la perfección en la ejecución de los temas, a pesar de que son intrincadísimos. Quitando el tema de mezcla, y los gustos y manías personales el concierto fue objetivamente sobresaliente.
El repertorio, la ambientación del escenario, y su ropa están basados en Fauna y el show fue de presentación del nuevo material, lo que dejó en el tintero muchos temazos que nos hubiese gustado escuchar. El hecho de que fuese de día nos privó del efecto de las luces, en verdes y naranjas apoyando el efecto jungla, y por una vez bastante sin flashes y bastante pausadas permitiendo ver las manos de los músicos sin sufrir un ataque epiléptico.
Siempre tengo la sensación de que escucho muy poco a Dark Tranquillity, no hay horas en la vida para escuchar todo lo que quieres los discos que te gustan, sin embargo según evolucionaba el concierto fui consciente de que en realidad me controlo bastante su repertorio, así que fue todo disfrute. Unas leyendas bordando el sonido, disfrutando encima del escenario de una noche perfecta y en ese punto de la vida en el que tienes tantos temas tan buenos que con elegir un poco bien tienes la respuesta garantizada.
A lo que no he encontrado respuesta, a pesar de buscar durante un buen rato, es a por qué Dark Tranquillity se presentó sólo con la guitarra de Johan Reindholdz levando la otra guitarra disparada. Hasta donde yo se Christopher Amott entró en la banda a la misma altura para la grabación de Atoma y en sustitución de Niklas Sundin. Es cierto que DT han funcionado algunos periodos a una guitarra, pero los juegos de guitarras dobles me parecen esenciales en el Death Metal Melódico y quedaron un poco raros con la pista disparada. A lo mejor vosotros sabéis más y me podéis ayudar a aclarar la duda.
Mikael Stanne se mostraba bastante emocionado de actuar justo antes de Helloween. Contaba que se había comprado el Walls os Jericho con doce años y le había cambiado la vida. Creo que muchos, de una manera u otra compartimos ese fogonazo. En mi caso fueron los Keeper, unos tres años después de su publicación y a través del hermano mayor de uno de mis amigos. Para ese momento ya eran considerados clásicos indiscutibles.
El concierto fue una celebración en toda regla, por todos los motivos posibles. Porque el día anterior lo dábamos por perdido, porque la gira se tambaleó meses antes con suspensiones que hacían presagiar lo peor, porque una pequeña asociación de Zamora había conseguido hacer realidad el sueño de tener en su suelo a una de las mayores referencias del Heavy Metal, porque los años han cerrado las heridas y Helloween nos han dado una lección de vida, porque tuvimos la oportunidad de vivir un momento épico, con una banda histórica sacando pecho y demostrando un estado de forma excepcional y porque al final, Helloween nos estaban reuniendo allí a todos, con nuestras distintas vidas, y los distintos caminos que hemos recorrido, como punto de encuentro.
Ver un concierto de Helloween en 2023 es mucho más que un acto de nostalgia. Para empezar es ver tres conciertos en uno, los Helloween con Kay Hansen a las voces, los Helloween de Kiske y los Helloween de Deris, juntos, entremezclándose y también turnándose para ofrecer tres espectáculos en uno. Por otro lado su disco de 2021 ha dejado claro que no vienen a recrearse en el pasado, si no a demostrar que tienen la sarten por el mango, porque ellos inventaron la puta sartén.
A nivel de repertorio, de interacción con el público, de escenografía… de todo lo que se te ocurra, el concierto fue memorable hasta dejarnos al borde de las lágrimas de alegría. Atrás quedaba el disgusto del día anterior, si sólo por este rato ya había merecido la pena el festival entero.
Mi amiga Ruth me insiste siempre con Evergrey, y siempre les tengo en la lista de grupos que debería escuchar con más frecuencia, así que tenía el concierto apuntado con rojo. Tras terminar me quedé con ganas de no perdérmeles en la siguiente, porque nos dejó con el apetito abierto, pero satisfechos sólo a la mitad.
Para quien no les conozca daré tres datos. Tienen un cuarto de siglo de carrera, trece discos de estudio y son de Gotemburgo. Les encasillaríamos en el metal progresivo melódico, pero tienen más ramalazos metálicos que prog. Son buenísimos. Temazo tras temazo.
El concierto sufrió por dos motivos. El primero es que con el ritmo vertiginoso de conciertos no hubo calma suficiente para pruebas y checks, aparte de que uniendo cabos, algo parecía estar fallando en el Copper Stage, porque casi todos los conciertos que dieron problemas fueron allí. Desde la mesa luchaban por colocar el sonido, pero tardó unos cuantos temas en estar óptimo, llegando a ser muy bueno en la parte final.
El segundo es que Tom S. Englund estaba tocado de la voz de manera bastante evidente. Durante la primera parte del concierto sonaba bajito un con una ligera afonía, que manejaba con gran maestría, apartándose del micro en las notas altas y dejando el protagonismo para los coros a la menor oportunidad.
Instrumentalmente estuvieron impecables desde el segundo uno, y además, centímetro a centímetro fueron ganando la batalla a las dificultades para terminar alcanzando y superando las expectativas que teníamos.
Y bueno, para Dry River nuestro grupo de amigos y conocidos se dividía como en tres partes. Los que ya les habían visto en otras ocasiones y se pasaron todo el festi esperando el gran momento, los que no les habíamos visto y teníamos muchísimas ganas de tacharlos de la lista de pendientes y los que no tenían ni idea y tuvieron que sufrir durante dos días la insistencia de los dos grupos anteriores.
Dry River son un grupo muy especial. Una extraña mezcla de virtuosismo, maestría y sencillez. Instrumentalmente no les hizo sombra nadie en el festi, además tuvieron uno de los sonidos más nítidos y cristalinos de todo el festi. Y sin embargo caminan por el escenario como en pantuflas, sin poses, sin aires, sólo música, grandes composiciones con el corazón en la mano y unas interpretaciones al alcance de los muy mejores.
El concierto discurrió tema tras tema, sin los habituales monólogos e interacciones de Ángel. Y así, puesto todo sobre la mesa, uno sólo puede asombrarse de tener un grupo como este tan cerca.
Y aquí fuimos poniendo el punto y final. Quedaban Dünedain pero estábamos muertos. Les vimos arrancar el concierto, saliendo a matar pero con mogollón de problemas técnicos. De hecho se cayó el sonido entero y tuvieron que reiniciar el sistema para el segundo tema. A partir de ahí parece que la cosa comenzó a rodar mejor. Se quedaron con un buen puñado de seguidores eufóricos, mientras nosotros emprendíamos el camino al coche para nuestra última noche en Toro antes del retorno.
Si hay que poner una sola foto para ilustrar lo vivido prefiero la de las calabazas y el confeti, por encima de la de los escenarios anegados bajo el barro. 8.000 asistentes, y pese a todo lo vivido ni un sólo incidente, demostrando como siempre que el Heavy no es violencia, y que realmente somos una comunidad cívica como pocas. Cuatro millones de euros de beneficio para la ciudad, aunque ¿sabes qué? ni la ilusión, ni la alegría, ni el tiempo con los amigos se pueden medir en monedas.
Me sobró dinero en la pulsera para un litro y pico de cerveza, pero mientras escribía esto he decidido que no voy a pedir el reembolso. A la organización del Z! le esperan unos meses de decisiones, reevaluación y puesta en marcha de la siguiente edición. Creo que a un euro por asistente pagamos de sobra un escenario a cubierto que pueda ser funcional por si en la siguiente también nos llueve.
Contáis con nuestro apoyo, gracias por hacer este festi posible.