Cuatro momentos en mi vida junto a Iron Maiden: el primero con Blaze, en la gira aquella que hicieron con Dirty Deeds y Helloween, probablemente los momentos más bajos de la banda, pero para nosotros una mezcla de increible ilusión de verles “por fin” y un poco de rabia por no ser algo más mayores y habernos perdido todas las grandes giras de los discos “buenos”. La segunda años después, cuando sucedió lo imposible y Bruce volvió a la banda, creo que fue la gira del ED-Hunter, o tal vez ya con A Brave New World… junto a Megadeth, eso fijo. La tercera en Bilbao, cuando sacaron del armario el Maiden England, y el primero que vi con Elena a mi lado. Cuando tocaron Powerslave ese día, sentí que ya podía descansar tranquilo, había encontrado la paz. Por motivos diversos se me pasaron las giras de revival del Seven y el Powerslave, aun rabio, esos son mis favoritos. Mi cuarta iba a ser en familia, desde la grada. Con especial ilusión, por ver cómo mi hijo mayor se acerca ya a la edad en la que yo les descubrí a través de los dibujos de la carpeta de un compañero de colegio. No hay tantas bandas que haya visto cuatro veces, y sin embargo en el ambiente Maiden, son más bien pocas. Si preguntas alrededor no es difícil encontrar gente que supera de largo ese número.
Cuando aquella vez en los noventa, conseguimos entradas sin tanta vuelta. Nos acercamos al New, Juan nos apuntó en un papel, le dimos la pasta, y luego ya el día de autos fuimos a la parada a coger el autobús. Con internet las cosas son de otra manera. La mañana que salieron las entradas para Bilbao me pilló atareado, y en lo que quisimos decidirnos las de grada habían volado. Por suerte los Reyes Magos nos trajeron asientos para Murcia y sin pensarlo dos veces montamos unas vacaciones familiares alrededor del concierto. Playa, piscina, un poco de turismo histórico y mucho calor. Durante esos días, se celebraba en Cartagena el festival La Mar de Músicas, con mogollón de conciertos, algunos gratuitos, desde Rubén Blades hasta Arde Bogotá, así que la ciudad estaba con mucho ambiente, aunque nosotros lo vivimos un poco de pasada y sin pararnos a ver ninguno entero.
El jueves accedimos al estadio sin mucho problema. El tema de las entradas muy bien organizado, la salida del aparcamiento fue bastante más caótica, pero hay que tener en cuenta que ese día el Estadio Enrique Roca vivía el concierto más multitudinario que nunca había tenido lugar en Murcia.
Siempre me ha parecido curioso como Maiden van aglutinando a diversos tipos de público, y con cada vez más años de historia encima, cada concierto se convierte en un ritual en el que los fans exhiben con orgullo cientos de modelos distintos de camisetas de la banda.
Tengo que ser sincero y advertir que hice un esfuerzo consciente las semanas anteriores por saber lo menos posible de The Raven Age. El motivo es que soy un neuras con los teloneros y siempre me gusta intentar verlo todo, pero esta vez pretendíamos estratégicamente guardar las fuerzas de los más pequeños para el concierto de Maiden. The Raven Age, nos pilló por tanto acomodándonos y haciendo la cola de la cerveza (doce euros un vaso que no llegaba al tamaño de un cachi), sin embargo vimos unos cuantos temas y nos resultaron una banda muy enérgica y competente. Investigándoles ahora, con la calma, me enteré de que su guitarrista es hijo de Steve Harris. Eh, mira Steve, he traído a mis hijos a ver al tuyo. ¡Qué cosas tiene la vida!
Casi no nos habíamos dado cuenta y ya sonaba Doctor Doctor, llegar ajustado a los conciertos tiene sus ventajas. Luego los títulos de crédito de Blade Runner y la gente ya loca. Hay que ser muy grande para poner a un estadio a tope pinchando una intro.
Cómo casi conseguí evitar todos los spoilers de Setlists y fotos de los conciertos previos la forma que tuvieron de afrontar el concierto me sorprendió para bien. Sabíamos que la gira conjugaba Senjutsu y Somewhere, pero no sabíamos si les iban a tocar de manera íntegra, tal y cómo Blind Guardian hicieron el año pasado con la gira del otro Somewhere. Por fortuna no fue así. Vivir un Somewhere in Time al completo hubiese sido un lujo, sí, pero siendo Senjutsu un disco digno con muy buenos momentos, del tirón se hubiese hecho pesado. Los conceptos de ambos álbumes hilan muy bien a través de “Future Past” y la máquina del tiempo da pie a un espectáculo casi conceptual, de estética retrofuturista y Cyber Punk.
Nunca me quejo de lo que se queda fuera de la lista, pero esta vez iba con la ilusión de ver Sea of Madness, es mi único pero. A cambio me llevé Alexander the Great, que no es moco de pavo.
Esta ronda de giras clásicas, mezcladas con temas modernos ha permitido a nuestra generación y las más jóvenes ver en escena lo que se perdieron por edad, y a ellos girar con mogollón de público, y poder permitirse variar el repertorio hasta el punto de poder prescindir de temas como The Number of the Beast o Run to the Hills y que no pase nada. Tal vez por eso la gente ve a Maiden tantas veces, porque siempre es Maiden, pero nunca es lo mismo.
Concepto clásico del Show, telones, fuego, Eddie gigante, zonas a diversas alturas, batería mastodóntica encajonada. Los años han pasado, la tecnología ha avanzado hasta lo insospechado, pero Maiden siguen manteniendo un espectáculo basado en la música, y en los efectos visuales clásicos.
El día anterior paramos en un super a comprar embutido para unos bocatas, y la charcutera me comentó que había escuchado que se avecinaba una tormenta de las que en diez minutos hacen una catástrofe. Después de la experiencia del Z! la profecía me puso de los nervios, y me pasé el día pendiente del tiempo. En nuestro camino de ida cayeron cuatro gotas, y pensé que se iba todo a la mierda. Por suerte no fue así, pero es probable que esas cuatro gotas fuesen las culpables de que todo el puente de luces se apagase dos veces durante el show. La primera era aun de día y casi nadie se dio cuenta, la segunda fue al terminar el bis, y deslució la despedida y saludos de la banda, aunque no nos privase de ningún tema. Bruce lo solucionó con una linterna en la cara, como si fuese un fuego de campamento, y haciendo bromas sobre el Fear of the Dark.
La banda está todo lo en forma que se le puede exigir a gente de su edad. Es verdad que en algunos números han levantado un poco el pie del acelerador, pero eso les hace aun más grandes, saber lo que uno puede ofrecer a 100% y dar a la perfección todo lo que uno tiene. Bruce conoce su voz hasta el punto de poder dar un concierto impecable, y musicalmente estuvieron sublimes.
Cuatro veces he visto a Maiden, en cuatro puntos fundamentales de mi vida. Me llevan acompañando desde los años de la bicicross, emocionándome como sólo los primeros discos que caen en tus manos pueden emocionarte. Este también ha dejado un recuerdo imborrable, y es por eso que Iron Maiden no son sólo otra banda de Heavy Metal.