Tengo una curiosa forma de clasificar a los grupos “cercanos”: los que estoy esperando a que vengan a tocar cerca y los que estoy esperando a que saquen disco, y tengo que confesar que los de Albacete forman parte de la segunda lista. Pero vamos a hacer una pequeña presentación por si alguien ha estado en coma en éstos últimos 20 años.
El proyecto que hoy en día conocemos como Angelus Apátrida se formó en Albacete en el año 2000. Tras un comienzo a trompicones, la salida de algún miembro que otro y grabar una maqueta que poco tiene que ver con su actual sonido, se estabilizan sobre el 2003. Graban otra maqueta y se dan a conocer al gran público gracias a no parar de dar conciertos y ganar algún concurso. En el 2004 firman su primer contrato discográfico, pero diversos problemas hacen que se retrase su gran debut discográfico hasta el 2006. Y de ahí un no parar hasta su octavo trabajo que hoy les ha traído a esta página.
Tengo que reconocer que me dió vértigo cuando me encargaron la reseña de éste disco, y es que valorar lo que lo más seguro sea el disco del año a nivel estatal puede resultar una tarea abrumadora.
Creo que con lo que acabo de decir os podéis hacer una idea de lo que pienso sobre el disco. Es un pepinazo de principio a fin, no te deja respiro y el que sigan haciendo estos discos con tanta variedad musical dentro del mismo estilo hace que sea muy agradable escuchar. Y es que tocando el estilo que tocan es una tarea titánica el hacer que el escuchante mantenga la atención fijada en el disco en todo momento, y de eso tiene la culpa la variedad de estilos que incluyen en sus composiciones que ya son marca de la casa en sus últimos lanzamientos. Con éste disco ya lo han bordado incluyendo colaboraciones de todo tipo, estilo y país, incluida una que me recordó a los Anthrax de principios de los 90.
El disco empieza tirándose directamente a la jugular con Scavenger, si todavía no conocías a Angelus, aquí tienes su tarjeta de presentación. Seguimos con Cold, donde se pueden encontrar los cambios de ritmos que ya pueden considerarse, al igual que el queso manchego, como Denominación de Origen. En el tercer corte nos podemos encontrar con la primera colaboración, Jamey Jasta de Hatebreed, si bien tengo que decir que no es de mis favoritas, la fusión manchego-yankee queda muy bien. En la siguiente la colaboración es con el conocido Pablo García, de Warcy, una de mis top del disco. Una pena que Rats venga justo antes de “To Whom It May Concern”, porque queda completamente eclipsada cuando empiezan a sonar las primeras notas de esos ocho minutos de auténtico disfrute. En ls siguiente canción ya me tienen medio ganado con el tema histórico que tocan, y con ése estribillo terminan de engancharte. Seguimos dando cera de la buena con I Am Hatred, para llegar a la ultima parte del disco donde llegan las dos ultimas colaboraciones. Aunque te creas mas heavy que una lluvia de hachas seguro que te suena aunque sea de oídas el grupo Violadores del Verso, pues aquí esta el cantante junto a Guille marcándose una gran colaboración. Y para terminar, bajamos un poco las revoluciones para poner la guinda del pastel, el mismo Todd De La Torre deja su impronta en el punto final de este gran trabajo de uno de los grandes grupos musicales del thrash del momento.
Por cierto, conocéis a un grupo de los del Big Four que pueda decir que después de más de veinte años siga haciendo unos pedazo de discos así?
Enhorabuena chicos, habéis conseguido entrar en el selecto grupo de discos que tengo en mente de los que me es imposible elegir sólo tres canciones.
AnHellDePolop