A veces es curioso, e incluso aparentemente aleatorio, como una banda termina por hacerse un hueco en tus playlists o en el vocabulario habitual de tu entorno.
Hace unos años, buscando un poco de información de cara a documentarme en una reseña de The Soulbraker Company, el autor hacía referencia al buen estado de salud del hard-rock nacional poniendo como ejemplo a bandas que ya tenía masticadas como King Sapo, pero también mencionaba a una banda de la que no tenía referencia: The Electric Alley. Acto seguido tiré de Youtube y me gustó lo que vi y escuché, pero quedando mi interés aletargado durante un tiempo.
Sin darme cuenta salió ‘Apache’, entrando en el hogar un poco de casualidad. Hilé cabos con lo que ya había oído de ellos y me valió para rebuscar de nuevo entre el resto de canciones y directos que encontré por la red. ¿Cómo no les había prestado más atención antes? Son una bandaza. A partir de ahí son unos intocables en casa y, lo más curioso, al hablar con amigos en la calle te encuentras que muchos también les están rindiendo devoción. El grupo había explotado dentro del underground y eso es algo muy complicado porque depende de infinidad de factores, algunos controlables y otros no.
Nos encontramos pues, ante un grupo ya curtido, siendo este su cuarto trabajo discográfico, con mucha carretera y una mala experiencia con las élites que mueven los hilos musicales, de la que queda claro que se han repuesto fenomenalmente.
Lo primero que llama la atención es lo homogéneo que suena ‘Apache’, pese a leer que ha sido grabado en diversas sesiones a lo largo de tres años en diferentes estudios. El concepto es claro, pretendían hacer un disco de de puro rock y lo han conseguido, está autoproducido y eso les habrá permitido, teniendo las ideas claras, conducir el trabajo con mucho criterio.
Si hay una palabra que puede definir este larga duración es “convincente”. No deja lugar a acomplejadas comparativas sobre si “suenan americanos o españoles”: suenan y punto. Instrumentalmente impecables, las melodías son perfectas y los estribillos extremadamente pegadizos, tanto que, a segunda pasada, ya te puedes encontrar tarareándolos. The Electric Alley tiran aquí de todos los recursos conocidos del mundo del hard rock, algo que con buen hacer es mucho decir, con cañonazos tan increíbles como ‘Hurricane’, directa y vita, o con la onda Aerosmith, por lanzar una referencia, de ‘Bliss’ o ‘Whats Going On?’.
La escucha es muy disfrutona, a través de los auriculares te los puedes imaginar sin esfuerzo tocando las canciones en un concierto. No en vano me consta que en directo arrancan con el mismo orden de canciones que ‘Apache’ y, a lo largo de los cortes, pasas por todos los estados de ánimo que permite el género, desde lo más intenso a lo más épico.
A los que estamos literalmente en la otra punta no nos está quedando otra que desplazarnos a los lugares más cercanos a los que les lleva sus giras, pero algunos estamos apostando ya porque visiten tierras cántabras, lo que considero que es un auténtico lujo recomendable para todo el que quiera disfrutar de un conciertazo. Si tienes la oportunidad, no te los pierdas.
Juan Manuel Pinto