De todos los grupos y artistas tanto nacionales como internacionales de mediados de los 60 si hay uno que ejemplifique mejor la estética y música hippie son sin duda el cuarteto formado por John Phillips, Denni Doherty, Cass Elliot y Michelle Phillips. The Mamas & The Pappas.
Formados de las cenizas de anteriores grupos folk, comenzaron su andadura en 1965 gracias al apoyo incondicional de su mentor y productor Lou Adler y de solventes músicos de sesión que dieron a sus trabajos un producto perfectamente empaquetado y con sello de autenticidad garantizada.
La unión de las armonías vocales empastaba perfectamente con las composiciones de tradición folk de su compositor principal John Phillips y lo que luego se llamó la nueva contra cultura, es decir el movimiento Hippie en todas sus formas que se extendió rápidamente por todo el planeta.
The Mamas & The Pappas son de esos grupos que no tuvieron que competir con bandas de la denominada Invasión Británica ya que su sello y credenciales distaba mucho de las bandas inglesas que, aunque también en gran medida basaban sus composiciones y arreglos en las armonías vocales, tenían un punto de agresividad y provocación de la que carecían Las Mamás.
Ello, sin embargo, no fue razón para que no triunfaran ya que sus primeros álbumes están trufados de éxitos de primer orden que hoy en día representan una década en la que por primera vez la juventud no sólo era joven y bella sino también una juventud que transmitía mensajes inconformistas, reivindicativos e imperecederos que aún hoy perviven.
Sus canciones de amor, desamor, melancolía, añoranza suenan a fiesta y felicidad y son un festín para los oídos ya que es realmente placentero escuchar la dulce y personalísima voz de Cass Elliot junto a la no menos dulce de Michelle, sin duda una de las mujeres más bellas que ha dado la música Pop. Quien fuera su marido John Phillips y su amante Denny Doherty son el contrapunto vocal perfecto.
Es preciso no pasar por alto que este grupo estuvo en activo tan sólo dos años pero su influencia y huella en artistas y bandas contemporáneas y posteriores fue muy importante y sino que se lo pregunten al grupo Mocedades.
Dentro de su discografía destacaría su primer álbum If you can believe your eyes and ears 1966 con censura incluida ya que salían fotografiados en una bañera con un inodoro al lado que alcanzó el número uno y rivalizando con los mismísimos Beatles que ya llevaban unos años siendo los Dioses del Olmpo Pop.
Este álbum contiene clásicos como Californa dreaming, Monday monday, Straight Shooter, I got a feeling, go were you wanna go, Hey girl y mi favorita Somebody groovy, todas ellas firmadas por Phillips. También hay excelentes versiones de The Beatles I call your name y otras de otros artistas menos recordados como Billy Page o Bobby Freeman.
Se recomienda escuchar este álbum en un buen equipo de sonido para disfrutar de las armonías vocales y la perfecta instrumentación que las acompaña como el sólo de flauta en la canción California Dreaming.
Su segundo trabajo The Mamas & The Pappas aunque no tuve el impacto de su predecesor, sirvió para consolidar un estilo y sonido personal en perfecta sintonía con los tiempos.
Dentro de su discografía destacaría sus álbumes Deliver 1967 y Mamas & The Pappas 1968 repletos de excelentes canciones que obligan al oyente a hacerse con toda su discografía ya que se incluyen caras B y singles interesantísimos que muestran a un grupo con diferentes facetas que invitan a explorar y escuchar con más atención.
Su momento más álgido fue en el concierto de Monterrey en el verano del amor en 1967 junto a la flor y nata de los grupos y artistas del momento. John Phillips fue el organizador del evento que duró tres días y fue un rotundo éxito en todos los aspectos y también supuso el fin de la banda ya que fue su última actuación en vivo hasta su vuelta en 1971 con su álbum People like us que resultó un fracaso. Los años pasaron y a pesar de algún reencuentro nada volvió a ser lo mismo. Su legado musical será eterno porque su talento musical representan lo mejor de la especie humana.
Sergio Gómez