Después de mucho tiempo repitiendo el credo que dice que el Rock and Roll nació en el 54 y que al principio todo fue bailar alrededor de un reloj, hace unos cuantos años cayó en mis manos un DVD recopilatorio con actuaciones pioneras, y mis ojos no creían lo que veían cuando Louis Jordan empezó a hacer sonar Caldonia. Chuck Berry dijo en cierta ocasión que Louis Jordan fue a la primera persona que escuchó hacer Rock and Roll, y probablemente ni siquiera fue Louis Jordan el primero en conseguir ese sonido antes de que Alan Freed lo bautizase. La división es artificial; tuvo su sentido en su momento, pero en 2024 no podemos seguir haciendo antologías históricas que llegan hasta nuestros días y sin embargo desprecian lo sucedido en los años cuarenta y anteriores. Keep A-Knockin es un gran ejemplo, un tema venia siendo interpretado desde finales de los años veinte, y que puedes comparar fácilmente en las versiones de Louis Jordan y Little Richard, para una visión más completa de la evolución del sonido. La influencia de Aint’t Just Like a Woman sobre el Jhonny B. Goode de Chuck Berry es tan evidente que no admite discusión, y Let the Good Times Roll se convirtió en un standard del Blues del que fácilmente puedes encontrar versiones a cargo de gigantes como B.B. King o Ray Charles, por ejemplo.
Louis Jordan nació en 1908 y tuvo tiempo suficiente para ver la evolución del estilo porque vivió hasta el setenta y cinco. Mayormente se dedicó al saxo, preferiblemente alto, aunque también tocaba el clarinete, el piano y cantaba.
Allá por los años treinta se llevaban mucho las Big Band, al estilo de Benny Goodman o Glenn Miller, pero paulatinamente los conjuntos fueron reduciendo su número de miembros ya que resultaba más sencillo y barato mantener una banda pequeña; tras el crack del ’29 tocaba apretarse el cinturón. Entre el Swing y Jazz más saltarín y bailable surge la música de Louis Jordan, que da gran importancia a la rítmica y percusión, sube el tempo y además está entre las pioneras en el uso de la guitarra y el órgano eléctrico. Aun quedaba tiempo para que la guitarra fuese la reina de la fiesta, ya que antes de los cincuenta era, en la mayoría de los grupos un instrumento de acompañamiento.
Aunque nombremos a Jordan como pionero del R&B y el Rock and Roll la dinámica de los Tympany Five era la habitual de los conjuntos de Jazz, con una formación que variaba y se ajustaba dependiendo de la gira o la grabación, y un claro liderazgo.
Su éxito en las listas de Race Music fue tal, que llegó a ser conocido como El Rey de la Jukebox, y se hinchó a vender 78RPMs, en 1941 llegó al millón de copias con I’m Gonna Move to the Outskirts of Town y no sería la única en alcanzar esa cifra. Por otro lado, fue uno de los primeros en cruzar la frontera invisible, llegar al público blanco e incluso grabar en un sello mixto que incluía artistas blancos y negros. Por lo tanto su papel histórico supera lo musical y se suma al de otros tantos que desde el activismo o la cultura consiguieron comenzar a resquebrajar aquellos absurdos muros.
Durante la II Guerra mundial sus grabaciones para V Disc son fundamentales para hacer llegar su música a las tropas. Una vez terminada, y con el auge de las televisiones, se ponen de moda los Soundies, precusores del videoclip, que llevaban las actuaciones musicales a la pequeña pantalla; Choo Choo Ch’boogie, Is You or Is You Ain’t my Baby o las colaboraciones con Ella Fitzgerald, Bing Crosby, o Louis Armstrong continúan disparando su popularidad.
En el año 1956 edita su primer álbum completo Somebody Up There Digs Me, regrabando algunos de su éxitos con un sonido más Rock and Roll, pero en ese momento los jóvenes ya tenían ídolos más excitantes y modernos a los que seguir, y el viejo Jordan no consiguió las ventas deseadas por Mercury, que rescindiría su contrato un par de años después, tras la edición de Man We’re Wailing. A partir de ese momento graba de manera esporádicamente, y tiene algunos problemas económicos. En el 68 One Sided Love – Then Sakatumi, muestra su cara más cercana a la comedia que siempre caracterizaba sus shows. Él mismo reconocía que su mejor momento ya había pasado. En 1973, ya cercano a su muerte, se volvieron a regrabar algunas de esas canciones, incluyendo nuevo material.
Su discografía en LP es escasa, cuatro títulos en total, y un directo publicado de forma póstuma ya en los noventa, pero en cuanto a singles hablamos de 125 y sin duda un recopilatorio es la mejor forma de acceder a su legado. Nosotros hemos optado por este porque es fácilmente accesible a través de plataformas, pero realmente cualquiera puede servirte de llave para conocer una música de la que pensamos se habla menos de lo que se debería.