¿Cómo lo han hecho Toundra para conseguir hacerse un nombre en un panorama en el que parece que todo es efímero y ya nadie puede dar el salto? Pues la verdad es que no lo se, pero me voy a arriesgar a intentar descifrar la fórmula.
Partimos de que son una gran banda, claro, eso nadie puede dudarlo, pero grandes bandas hay a puñados y no muchas de ellas consiguen hacerse un hueco, así que es probable que su forma de lidiar con las nuevas tecnologías haya tenido que ver en que la explosión llegue a tanta gente. De un lado ofrecen su material en descarga directa para quien lo quiera escuchar, de otro son propietarios de algunos de los diseños más bonitos que se han visto en este país en mucho tiempo, así que el que escucha y queda convencido acaba comprando si se topa con el disco. Además, aunque yo no he estado aun en ninguno de sus directos al completo, pude asomarme unos minutos al que ofrecieron en el Costa de Fuego y estoy seguro de que el muro sonoro sin ninguna fisura que ofrecen también tiene que ver en que tanta gente haya acabado en una especie de trance que ha conseguido que desde el primer disco su número de fans no haya hecho otra cosa que crecer de manera exponencial, que cada vez que sacan disco haya cola para las preorders, que durante varios meses seguidos nos salgan como vuestros favoritos en nuestras listas de Last Fm.
Supongo que ya lo sabéis, pero por si no, Toundra hacen Rock instrumental, bebiendo de las fuentes del Post Rock (post-metal, post-hardcore… whatever), osea, con desarrollos largos y mucho peso en las subidas y bajadas de intensidad. Su música es un viaje que deja todo a la imaginación y que te va transportando por diversos estados de ánimo. Yo no sabría decirte si III es mejor que II o I, pero lo que está claro es que vuelve a ser 100% Toundra y que esta nueva publicación unida a aquel vistazo rápido en el CdF han conseguido que ahora mismo estén muy arriba en mi ranking personal de banda pendientes de ver en directo.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por TOUNDRA