Hay algunos momentos, en la carrera de ciertos grupos en los que parece que se sientan a pensar y decidir, el futuro del grupo. Parece que tiene lugar una conversación de esas de poner los puntos sobre las íes. Una conversación en la que se dedicarían a debatir sobre su propia esencia, en la que debatiría sobre cuales fueron los argumentos que les hicieron alcanzar gloria.
Cuando un grupo se la juega a “recuperar las raices” a veces sale bien, otras les pasa lo mismo que a algunos remakes modernos de películas clásicas: los elementos están ahí, hay mejores medios técnicos y sin embargo se percibe una gran falta de alma. Por suerte, parece que nos hayamos en el primero de los dos casos y Fear Factory han jugado sus cartas lo suficientemente bien como para conseguir grabar un disco que convence.
En esa conversación hipotética de la que hablábamos al principio, supongo que las señas de identidad de FF hubiesen quedado resumidas con palabras parecidas a estas: Voces melódicas y rasgadas, estribillos pegadizos contrastando con la parte más cruda, bases industriales, toques electrónicos y una producción que no dejaba ni un respiro a la dinámica…
Cierto es que Fear Factory nunca se han apartado mucho de su propia senda, incluso en el más raro de sus discos siguen siendo muy reconocibles, pero tras ir perdiendo miembros por el camino y quedarse Burton y Cazares como única espina dorsal parece que se han decidido a apostar firmemente por su propio sonido, y ya hay voces en internet que colocan a este trabajo inmediatamente después de sus discos clásicos en cuanto a preferencias.
Incluso en la temática volvemos al tema favorito de Fear Factory, el límite entre el humano y la máquina, la inteligencia artificial que adquiere conciencia y alma, la destrucción última de la especie por parte de sus propias creaciones. Un paisaje apocalíptico que encaja a la perfección con una banda Cyborg, que incluso en esta ocasión ha prescindido de la parte humana encargada de tocar la batería.
Así que, en todos los sentidos, tenemos un disco que captura la esencia de Fear Factory y ofrece pocas sorpresas. Nuevas buenas composiciones que se ciñen absolutamente a la manera de hacer las cosas que Fear Factory se sacaron de la manga a mediados de los noventa.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por FEAR FACTORY