EL ÚLTIMO ADIÓS AL PRÍNCIPE
DE LAS TINIEBLAS
Cuando aún percibimos el sabor del último adiós de Black Sabbath, hoy era el turno de decirle adiós al “Príncipe de las Tinieblas” en solitario.
Con una mezcla de sentimientos entre la alegría de vivir un nuevo concierto del “Madman” y la tristeza de saber que se trataba del último de esta leyenda viviente del rock por este lado del planeta. Por lo mismo, era la razón perfecta para vivirlo como siempre y disfrutarlo como nunca, para atesorar el mejor de los recuerdos en el último adiós al gran OZZY OSBOURNE. Sin bandas invitadas en esta ocasión fuimos directo al grano. Las luces se apagaron y en la pantalla led que cubría toda parte posterior del escenario con una gigantesca cruz en el medio, comenzó a exhibirse un vídeo con imágenes que recorrían la historia de Ozzy, desde la fotografía de la escuela primaria hasta la última gira con Black Sabbath, pasando por los grandes hitos de su larga y exitosa carrera. Luego la intro Carmina Burana dio paso a la entrada a los músicos al escenario y a Ozzy quien nos pregunta si estamos listos para volvernos locos, pregunta respondida con ensordecedores gritos que se fundía para formar un gran rugido, deja que la locura comience replica Ozzy para arrancar todo con el primero de los grandes clásicos que escucharíamos esta noche “Bark at the Moon”. Con un sonido sencillamente perfecto, el cual se mantendría durante todo el concierto, el recinto casi se viene abajo al escuchar la inconfundible intro de “Mr. Crowley” interpretado de forma magistral, seguida de “I Don’t Know” para completar la primera tripleta del show. Ozzy se veía en excelente condición física y vocal, invitando al público a gritar cada vez más fuerte entre cada canción, y nos presentó el primero de los clásicos de Black Sabbath “Fairies Wear Boots”, acompañado de psicodelia en la pantalla del escenario y juegos de laser por sobre el público. Fue el turno de presentar a los músicos que lo acompañan, Adam Wakeman (teclados), Rob “Blasko” Nicholson (bajo), Tommy Clufetos (batería) y Zakk Wylde (guitarra) quien se llevó la mayor ovación de los cuatro, para continuar con una tripleta tremenda “Suicide Solution” con balde de agua incluido (el primero) como en los viejos tiempos, “No More Tears” y “Road to Nowhere” que puso el primer momento melancólico de la noche.
Ozzy se veía cada vez más animado y extasiado con la gran respuesta del público y no paraba de agradecer a quienes fuimos esa noche a despedirlo, nos invita a cantar con él uno no solo de las grandes canciones del rock y metal, sino que de la historia de la música “War Pigs”, sin duda uno de los momentos más excitantes de la noche, acompañada de aplausos y fraseos de la letra, todo dirigido por el gran maestro de ceremonia. La canción continuó con un gran solo de Zakk, quién dio muestra de todo su virtuosismo, tocando la guitarra tras la espalda e incluso con los dientes, seguido de un mix de solos de las canciones “Miracle Man”, “Crazy Babies”, “Desire” y “Perry Mason” perfectamente secundado por Wakeman, Blasko y Clufetos, luego fue el turno de este último demostrando toda su maestría tras los tambores. El regreso de Ozzy a escena (con más agua) vino de la mano de “Flying High Again”, seguida de la inmortal “Shot in the Dark” con un Wakeman fenomenal en los teclados, con la energía y el éxtasis en constante aumento, siguió “I Don’t Want to Change the World” para llegar al climax con “Crazy Train”, bengala incluida en la galería y el primer adiós. Con un cortísimo encore, que prácticamente fue inexistente, Ozzy nos anima a pedir una canción más, “Mama I’m Coming Home” fue la encargada de poner toda la emotividad y sentimiento a esta ceremonia de despedida, iluminada con las luces de los teléfonos móviles haciendo las veces de antorchas, para el final (al igual que la gira The End de Black Sabbath) la clásica e incombustible “Paranoid”, una de las canciones que presenta el sello de la voz incomparable del gran Ozzy.
Sin duda fue una jornada épica, no solo por ver a uno de los grandes iconos de la historia mundial del rock, sino además porque será para la mayoría de los asistentes el último concierto de Ozzy en sus vidas, y así se le hizo sentir, entregando hasta la última gota de energía. Se podía apreciar en la cara del gran John Michael “Ozzy” Osbourne la satisfacción y felicidad de tener a un público totalmente rendido a sus pies. Sus últimas palabras fueron “no me estoy despidiendo, volveré pronto” lo que nos hace abrigar la esperanza de que este no sea como se titula la nota EL ÚLTIMO ADIÓS.
Crónica y fotos de Cristian Miranda