Estoy envuelto en llamas y bailo… ¡¡metal! Así podría definir esta tercera edición del Z! Live Rock Fest que ha tenido lugar el 15 y 16 de Junio en Zamora.
Llegamos el viernes a las 12:00 a esta ciudad, directos a la acampada situada debajo del Puente de los Poetas. El sitio espectacular, un parque junto al río Duero, con sombra bajos los árboles, y contábamos con duchas y baños sorprendentemente limpios durante todo el festival. Si bien es cierto, era una acampada pagada y muchos de los comentarios que se oían eran “Si lo sé no pago”. Con razón, delimitada por una banda roja y blanca, la gente entraba como Perico por su casa. Una chica vigilaba la acampada a la entrada (muy maja, por cierto) y “supuestamente” se cercioraba de que todo el mundo que accediera llevara una pulsera roja identificativa, pero no dejaba de ser un parque y veías a la gente de la ciudad pasear por los alrededores.
El festival estaba situado en el Auditorio Ruta de la Plata, a unos 20 minutos andando desde la acampada bajo un sol abrasador. Anunciaban que había un sistema programado de autobuses que te llevaban desde la ciudad al auditorio, pero misteriosamente nadie sabía ni de donde partían ni las horas, así que todo el mundo íbamos a pata, en coche o en taxi. La organización del festival en sí ha sido bastante buena: grupos muy puntuales; sonido inmejorable; zona exterior con comida y merchandising; zona de Meet&Greet programada; un escenario externo donde la banda Innervoice, nos amenizaba, entre grupo y grupo del festival, con su set list de covers de Hard Rock y Heavy clásico. Y a destacar, el sistema de pago a través de la pulsera monedero del festival. Es la primera vez que me encontraba con algo así, y ha resultado de lo más cómodo. Te evitas llevar dinero encima, y agiliza a la hora de pedir en las barras y la zona de comida.
El Viernes comenzaron los conciertos a las 15:00 con Third Dimension, para continuar con Debler, y Diabulus in Musica. En nuestro caso, decidimos ir a las 18:00 para ver a Dünedain, un grupo de heavy metal melódico. Le siguieron los argentinos A.N.I.M.A.L. Mientras el sol se iba marchando, irrumpieron los israelís Orphaned Land. Una gran sorpresa, una combinación entre metal y sonidos orientales, que te transportaban al cuento de las Mil y una Noches, e hizo que más de un heavy bailara una improvisada danza del vientre. A las 22:30 llegaron los conocidos Stravaganzza con Leo a la cabeza, y con una puesta en escena potente musical y visualmente hablando. La noche entró en acción, y apareció uno de los grupos más esperados, Epica, con la angelical voz de Simone Simons las melenas no paraban de moverse. Y la jornada concluyó con la voz que dio vida a Mago de Oz, José Andrea y Uróboros.
El cartel del Sábado, más potente que el día anterior, se notó en el aumento de gente. De nuevo, comenzaron los conciertos a las 15:00, con Soldier, para continuar con el sonido folk metal de Lèpoka. Pese a ser las 16:00, y estar bajo un sol mortal, este grupo ataviados con vestimenta de frailes, montaron una gran fiesta. Y como no todo va a ser bailar, saltar y beber, antes de disfrutar desde las gradas de Opera Magna, fuimos a comer a la food truck que más llamaba la atención “El señor de los bocadillos”, cuyo eslogan decía ¡Comed insensatos! Y es lo que hicimos, nos comimos una hamburguesa Gandalf.
Dado que en el interior no había mucha zona de sombra, y el sol estaba pegando con intensidad, decidimos oír a los Killus y los franceses Dagoba desde el espacio exterior de sombra, y recargar fuerzas para lo que venía por la noche. A las 21:00 concierto mágico de Rhapsody of Fire, que hicieron retumbar el auditorio con canciones como “Dawn of Victory” o “Holy Thunderforce”. Y fue el turno del buen rollo de Saurom. Primera vez que les veía en directo, y no paramos de saltar, bailar, gente haciendo una conga que no tenía fin, crowd surfing, y minis wall of death por toda la pista.
Por ello, después de este subidón, llegó la pequeña decepción de la noche, Sonata Arctica. Grupo que personalmente me encanta, cuyo cantante Tony Kakko tiene una voz asombrosa, y así lo demostró, pero cuyas canciones elegidas aburrieron al público. No fue hasta prácticamente al final del show con canciones míticas como “Full moon” cuando empezamos a corear y movernos. Y el festival concluyó con la banda legendaria del metal español Obús.
Espero que los zamoranos sigan dando guerra con este festival y haya más ediciones en las que podamos disfrutar de grupazos nacionales e internacionales.
Crónica por: Verónica Valdés.