Hacía tiempo que no me encontraba con tanta expectación ante un concierto “pequeño” en Santander. Las 150 entradas se habían agotado hacía ya casi un mes, y en mis redes sociales los innumerables mensajes de gente buscando un pase para Repion llevaban días robándole protagonismo a los habituales memes navideños. Al fin y al cabo, en los últimos tiempos las hermanas Iñesta se han dejado ver juntas muy poco por Cantabria: si no me falla la memoria, desde que publicaron “Repion” -su LP más reciente- a principios de 2023 se cuentan con los dedos de la mano los conciertos que han dado en la tierruca, y me pierdo si tengo recordar cuándo fue la última vez que se las vio en una sala grande. Con todo esto, era normal que mucha, mucha gente tuviera ganas de ver de nuevo a las chicas tocando en casa.
Pues bien, saltaron al escenario con la Sala Niágara a reventar de público mientras sonaba el “Welcome to my Island” de Caroline Polachek, y sin perder tiempo en presentaciones se lanzaron a darle calor a un repertorio que se centró en el repaso de los temas del citado “Repion” y el EP “Entre todas lo arreglamos” (2024). En estos dos trabajos han refinado esa receta que ellas llaman Grunge-pop -una personal amalgama de recias guitarras noventeras, intimismo folk y melodías contagiosas- a través de una colección de canciones extraordinarias. De hecho, ambos trabajos salieron elegidos por votación popular como Discos de la Semana en Noche de Rock. Pero da igual que uno crea estar familiarizado con los logros de sus grabaciones, con la brutal pegada de Teresa a la batería, o con la increíble voz de Marina o su sobrada habilidad como guitarrista: cuando se ponen a tocar sus canciones en vivo (escoltadas al bajo por una más que eficiente Iris Banegas) estas toman cuerpo y se elevan como una fuerza viva de altísimo voltaje emocional.
Manejan la tensión de su vendaval sónico con precisión absoluta, y así van conduciendo el concierto desde picos de euforia (la pletórica “Qué soy yo para ti”) a bajones de resaca emocional (“Tu/mi colonia” o “La madriguera”), desde ritmos trepidantes (“En todo momento”) a otros de gran oscuridad (“Los monstruos de río”). Y también dominan los tiempos de la actuación: lo mismo Teresa abandona la batería para cantar “Vienen de pasárselo bien” a dos voces con Marina, que Marina se sienta a la batería para tocar “Ciudad de vacaciones”; lo mismo vuelven la vista al pasado para atacar temas antiguos (“Las flores”, “Los noventa”), que se sacan de la manga una hipervitaminada versión del viejo “Canadá” de Lori Meyers.
Con todo esto, no hay momento en que se pueda apartar la atención de lo que sucede sobre el escenario. Cuando uno se quiere dar cuenta, ya está sonando el tema de Anastacia con el que cierran la actuación tras la brutal recta final con “Barrio Somavilla” y “Brillante”. Que, por cierto, vaya pogos gloriosos se vieron entre el público con estas últimas. La hora y media de concierto ha pasado como un suspiro, y todo el mundo que a mi alrededor ha estado coreando cada uno de los temas ahora sonríe con cara de satisfacción absoluta.
Por cierto, supongo que el prematuro sold out hizo que entre el público yo encontrara muy pocas caras conocidas. Pero esto también ayuda a recordar que hace ya muchos años que Repion dejaron de ser una de las muchas bandas a las que en Cantabria solo vamos a ver los de siempre. Y, a pesar de todo, el ambiente durante el concierto fue casi familiar. De hecho, cuando a mitad de la velada toda la sala se puso a cantar el Cumpleaños feliz a Marina mientras su madre le entregaba un ramo de flores, creo que todos nos estábamos sintiendo un poco parte de la saga de los Iñesta.
En fin, me quedo con que la fiesta navideña de Repion ha sido una velada extraordinaria, llena de baile, ternura, fuerza y emoción; una especie de inolvidable velada íntima para los pocos afortunados que conseguimos entrada. Pero también me voy con la seguridad de que tanto Repion como su público se merecen un concierto de la banda en un escenario grande a la altura de lo que es el grupo a día de hoy: una de las bandas más grandes que jamás haya dado el rock de Cantabria.
Sala Niágara (Santander), 26/12/2024
Aforo: llenazo
Texto: Carlos Caneda
Vídeos: Raúl Fernández Karlsson
Fotos: Raúl Fernández Karlsson y Camacho