Javier Oriente es uno de esos torbellinos que te arrastra con su energía y su ilusión, uno de los que no se deja arrastrar llorando por las esquinas sobre lo mal que está el panorama y saca pecho cada día para llevar su música una micra más lejos. Le conocí tirando del carro de Blood junto a Mado y Jose. Llevaron su banda mucho más allá de lo que nadie les podía pedir, con un esfuerzo titánico pateándose los escenarios una y otra vez hasta la extenuación durante casi quince años.
Ni siquiera había llegado el juez a levantar el cadaver cuando la cabeza de Javix ya estaba en otro sitio. Algo un poco más pequeño, para poder seguir haciendo música, contando con la colaboración de un par de amigos a las voces. Sin embargo, la historia se fue liando y se convirtió en lo que hoy conocemos como Mind Driller. Cientos de puertas estaban ya abiertas de antemano, el viento ya soplaba y sólo hizo falta una pequeña chispa para comenzar lo que ya se está convirtiendo en una gran hoguera.
Tres voces cubriendo tres registros distintos, Daniel NQ. con voz grave de indudable regusto ramsteniano, V con un timbre más agudo y líneas más melódicas que podrían encajar igual en una banda de Electro como en una de Metal alternativo, Estefanía que nos trae a la mente a “female fronted metal bands” como Lacuna Coil o Within Temptation. La parte metálica y la electrónica de Mind Driller encajan a la perfección creando una base hiper contundente que lleva al grupo a un punto de equilibrio que les acerca a muchos estilos cercanos entre si, pero sin llegar a definirse del todo en una paleta bastante amplia de matices dentro del industrial. Así los pasajes varían desde partes de influencia EBM o guitarras hipermachaconas con voces recias en alemán hasta estribillos en inglés o castellano que podrían encajar en el techno más bailable de los noventa.
Red Industrial recibió buena acogida allí donde fue, su impactante directo puso a todo el mundo de rodillas, pero ahora que tenemos Zirkus entre las manos sabemos que aquello era un precalentamiento. De alguna manera asistimos con aquel disco al inicio de la banda y aun se podían observar las piezas de lo que ahora es un conjunto perfectamente ensamblado.
Allá donde van, vuelven con más seguidores. La bola de nieve está girando más deprisa de lo que podíamos pensar, tal vez, por fin, comienza el momento de empezar a disfrutar de las recompensas.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por MIND DRILLER