GUNS N’ ROSES – Appetite for Destruction
Sobre los discos publicados posteriormente por Guns N’ Roses puede haber y hay más polémica y diferencia de opiniones, pero generalmente cualquier buen aficionado al rock señala al Appetite en algún punto de la horquilla entre un gran disco y uno de los mejores de la historia. Simplemente es un disco sin aristas, ni uno solo de los temas se queda por debajo, y eso es mucho decir en un trabajo que contiene Sweet Child O’ Mine o Welcome to the Jungle, no por manidas menos cojonudas.
Su impresionante debut de 1987 les catapultó como una de las bandas de rock más importantes del planeta, aunque para entrar por la puerta de la MTV tuviesen que cambiar la portada original del pintor e ilustrador Robert Williams.
En Appetite for Destruction la suma de personalidades de los miembros de Guns N’ Roses, que luego iríamos descubriendo como irremediablemente distintas en los años venideros, tenían un propósito claro y directo. Hacer Rock and Roll rápido y sucio, pero melódico y con detalles cuidados hasta el extremo. En Appetite descubriamos de golpe la versatil voz de Axl en su mejor momento, las grandes guitarras rítmicas de Izzy y los solos de Slash que se hicieron desde aquel momento un hueco por derecho propio en los manuales de como tocar ROCK, así con mayusculas. Duff y Steven solidificaban una base rítmica inmejorable.
La lista de temas tira de culo, Nightrain, Paradise City, My Michelle, Anything Goes… Luego ya sabeis lo que sucedió, el globo se infló tan deprisa que la subida no volvió a permitir un disco tan sencillo pero tan perfecto, irremediablemente hacia abajo creo que nunca llegaremos a ver la democracia en China y seguramente sea mejor así. Pero en 1987 eran una de las mejores bandas de Rock and Roll del planeta.
Comentario por Oskar Sánchez