Se acabó la discusión. Al fin y al cabo era una discusión idiota, porque sólo era semántica. Nos peleamos durante un tiempo por el nombre que ponerle a la música de Alcest y Alcest se ha impuesto como etiqueta para su propia música, ya no importa si es shoegaze, post-black metal u otra de las infinitas variantes del metal progresivo. Alcest suena a Alcest y marca la linea de una tendencia en la que no son los únicos, pero si los más reconocibles. Neige ha sabido matizar un lenguaje y diseñar un discurso propio que ha conseguido que Europa vuelva a mirad de nuevo hacia Francia con interés.
Les voyages de l’âme, es un nuevo viaje intimista y melancólico hacia el mundo interior de Neige. Si francia ya nos dio en décadas pasadas los mejores viajes fantásticos gracias a bandas de Dark Folk y Heavenly Voices como Dark Sanctuary, ahora Alcest recogen ese testigo con un nuevo enfoque igualmente lleno de ensoñación. Hay una Arcadia incorrupta que coexiste con este mundo tan gris. Un mundo donde no existe el sufrimiento ni el dolor. Cerrando los ojos el alma viaja y conoce la luz.
Si habeis leido alguna vez a C.S Lewis o a Michael Ende es probable que comprendais mejor de que va todo. Alcest es el refugio interior de Neige, una urna de cristal en la que todo es armónico. El lugar de descanso en el que, sin embargo, a duras penas consigue contener a las sombras circundantes, que se cuelan amenazantes en diversos momentos del disco, sin llegar a rasgar el ambiente de tranquilidad, pero advirtiéndonos de su fragilidad. La perfección es sublime, precisamente porque nunca llega, porque se nos deja atisbarla sabiendo que inmediatamente va a desaparecer.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por ALCEST