Supongo que conocí a Toni a través de Chico. Ya no lo recuerdo. Su música ha pasado a ser algo tan cotidiano en casa en los últimos tiempos que tengo la sensación de conocerle desde siempre. Sé que en aquel momento le dije que había tenido mucha suerte de toparse con un grupo de gente tan cojonuda, como personas y como músicos. Me suena que me contó en alguna ocasión que conoció a Mario al poco de llegar a Cantabria, creo que se topó con él en Musiquea y allí mismo también conoció a Marcos. Lo que sí recuerdo bien es que en una de mis primeras conversaciones con él, Toni me habló de su proyecto en solitario, y me pasó un sobre transparente con un CD de esos printables, con el nombre “Eyeslandic” y “Home Sessions” escrito a rotulador permantente. Eran las primeras versiones de dos de los temas que ahora forman parte de su debut, en un formato (aun) más desnudo que el que finalmente ha visto la luz. Fui a verle al Musli, en una versión vermut, y fue entonces cuando empecé a pensar que en realidad la suerte había sido mutua, porque Chico no sólo habían encontrado un teclista, si no un músico muy talentoso y completo y lo que es más difícil, una gran persona, con mucho que aportar a la banda más allá de lo instrumental.
Después de decenas de vueltas a From Home to Home, lo que más me sigue llamando la atención es la redondez de todas las composiciones. Cuando digo que Toni es un músico completo me refiero precisamente a eso. Las canciones parten de una guitarra / piano o voz, y no pierden esa esencia de sencillez, pero a la vez destaca la naturalidad con la que encajan las melodías de voz, y la sensación de que ni falta ni sobra nada, de que todas las transiciones entre versos, estribillos y puentes son tan suaves y naturales que no podrían haberse escrito de ninguna otra manera. De que los arreglos son los justos y estrictamente necesarios para que el tema cause la sensación que debe.
El conjunto funciona como una road movie, en la que lo importante no es el punto de partida ni el destino, si no el paisaje que se ve a través de las ventanillas y las pequeñas paradas en el camino. Es un disco trashumante, con momentos de duda (“Making Decisions”, “I Don’t Know, but I Guess”) y cierto desarraigo (Homeless), pero también con sabiduría aprendida del propio viaje. Con pasajes cotidianos y momentos reflexivos, con la eterna sombra del que se ha hecho consciente de que el trayecto se terminará sin llegar a ningún destino, y con miles de proyectos y sueños por cumplir.
Musicalmente es orgánico, con sensación de estar desprovisto de artificios, y con mucho juego de dinámicas que explotan en los momentos justos, como el solo de la parte final de “There is no Time” o el sobrecogedor in crescendo de “When I Am Down”, con la emocionante aportación de Mehnai acompañando a Toni en el dueto.
No sólo Toni y Chico tuvieron suerte de encontrarse mutuamente, nosotros también podemos sentirnos afortunados porque nuestras líneas vitales se hayan cruzado. Voy ya para viejo, y voy teniendo cada vez más claro que este viaje no lleva a ninguna parte, pero entre entre todas las músicas, entre todos los momentos hay algunos que encojen el corazón y hacen sentir que no hace falta más, que merece la pena estar aquí, que seremos sólo un encuentro fugaz entre millones de historias, pero ha merecido la pena…
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Son sinceras verdaderas emocionantes las palabras dedicadas a Tony.Gran músico y un tío genial, cercano y grato para compartir compañía.Un beso Tony.CUÍDATE.CIONIN.