¡SIN COMIDA NO HAY MOVIDA!
Empieza la jarana vermouthera del Vidiago Rock!.
Publiée par Noche de Rock sur Samedi 16 juin 2018
Ya lo decían por las redes: como se sigan celebrando más ediciones del Larga Vida al Vidiago Rock, no va a entrar el nombre del evento en los carteles… pero ¡cualquiera deja de hacer estas fiestas, con la que se lía!. Una prueba más de ello fue lo que vivimos este fin de semana en Santander en la que ha sido la última edición de los Larga Vida de esta temporada.
La jornada comenzaba desde bien pronto en el Black Bird, estrenando la impresionante terraza que tienen montada en la azotea de la sala. A las 14:00 de la tarde estaba todo listo para disfrutar de la sesión vermú: instrumentos a punto, barra en funcionamiento y el ya indispensable puesto de comida: tortillas, empanadas, albóndigas, bollos preñaos… ¡parece que no hay evento del Vidiago si no se puede mover el bigote!. El día acompañaba (tanto, que a veces se echaba en falta alguna nube), la gente se iba acomodando y la música empezaba a sonar a cargo de la Grand Jam Band. En ella, todo caras conocidas: músicos de varias bandas cántabras y asturianas en un mismo escenario (Los Foolanos, Soulbane, Full Moon Riders…), ejemplificando muy bien el hermanamiento que ha surgido entre el Vidiago y la gente de su comunidad vecina. El repertorio: grandes clásicos reconocibles por todo el público. Comenzaron con algunas versiones de blues y blues rock (John Lee Hooker, J. J. Cale) intercaladas con temas de bandas nacionales (¡y locales!) como Los Deltonos, y progresando finalmente hacia grandes del rock como Santana, Cream o Dire Straits, momento en el que la gente se anima a salir a bailar. Como buena jam, no podían faltar la improvisación y las colaboraciones, así que pudimos disfrutar de variedad vocal, temas con teclados y con saxo y la peculiaridad de dos baterías simultáneas, ¡todo un espectáculo! Dos horas de música en directo al aire libre en un ambiente muy familiar, que sirvió de perfecto aperitivo para lo que se avecinaba a continuación.
A eso de las 20:30 empezaba a caer el sol y se abrían las puertas de la Black Bird. Un cambio de ambiente y de perfil del público: ¡llegaba la hora del macarreo!. Y a las 21:00, con una sala bastante repleta, empezaban Soulbane. Algunos de sus miembros ya habían estado participando en la jam session, así que se notaba que traían los motores calientes. Aunque apenas había pasado una semana desde la última vez que se dejaron ver en directo, había muchas ganas de volver a un concierto de estos chicos… y parece que a ellos tampoco se les acaban las ganas de enseñarnos más.
Empezaron ya con un nivel de energía muy alto, y rápidamente la gente se orientó hacia el escenario como si fuera un imán. Y es que el sonido que se curran estos chicos (apoyado por el gran trabajo técnico de la Black Bird), engancha. Dieron un buen repaso a su cada vez más pulido repertorio, durante el cual llegaron algunos momentazos que nos hicieron botar como nunca, como cuando tocan el esperado “Hole”, tema de su nuevo videoclip, o el que ya empieza a ser un clásico: la versión de “Rebell Yell” en la que el cantante baja del escenario micro inalámbrico en mano (¡y se va a la calle a por más gente!) y la sala se convierte en un karaoke. Quienes hayáis visto su puesta en escena en esta última vuelta a los escenarios, habréis podido comprobar que vienen con más ganas que nunca… pero lo que más sorprende es que, a cada nueva fecha, consiguen superarse.
Llega la hora del cambio y el público se dispersa: a repostar a la barra, a comprar camisetas y discos, a picar algo más (sí, ya lo hemos dicho: ¡sin comida no hay movida!). Pero, con el primer acorde de Wet Cactus, rápidamente se reúnen frente al escenario. Y sabemos que la sala suena bien, pero es que además estos chavales traen un equipo de lujo al que saben sacar el mejor provecho posible. Sonido denso, muy compacto, con mucha contundencia en la base rítmica y unas melodías de voz y coros cada vez más trabajadas.
Los de Suances venían presentando “Dust, Hunger & Gloom”, pero no dejaron de sonar temas de su primer trabajo, como el clásico “Damned Rope”. Se marcan un directo indispensable para amantes del stoner, con momentos que recuerdan al sonido de los 90 y algún tema instrumental más cercano a la psicodelia. Así estaba el público, a un palmo de los músicos moviendo la cabeza como si no hubiera un mañana: ¡meterse en primera fila a sacar fotos fue todo un reto! La gente estaba tan caliente, que justo al terminar, y ya sonando la música ambiente de la sala, el grupo no pudo dejar de subir de nuevo al escenario para tocarse como bis una versión de Slo Burn. Se puede decir que ya es una banda que ha llegado a la mayoría de edad, convirtiéndose en un referente en el panorama musical actual. ¡Imprescindible verlos en directo!.
Desde luego, esta última edición de los Larga Vida ha sido el calentamiento perfecto para lo que se nos viene el 28 de julio; una buena demostración de los directos a los que nos tiene acostumbrados el Festival Vidiago Rock, así que yo no me lo perdería. Y como diría Gloria Cueli: ¡Guerra al Vidiago Rock!.
Crónica y fotos by Ana Blanco
Vídeos por Oskar Sánchez