Más o menos una vez cada dos años me toca escribir una nueva reseña sobre Motörhead y siempre me cuesta encontrar algo nuevo que decir. Caer en los tópicos de siempre podría hacer parecer que el disco no tiene gran interés porque nos cuenta lo que ya nos contaban los anteriores, pero sin embargo, cada disco nuevo suyo es una agradable sorpresa. No porque nos sorprenda el contenido por inesperado, si no por la capacidad que tienen de seguir al pie del cañon tras casi treintaycinco años desde su primer album.
Precisamente la semana que viene tenemos en Noche de Rock un especial de los setenta, coincidiendo con que Mötorhead son disco de la semana, y no nos resistiremos a hacer la comparativa, para que quede claro que no han perdido ni un ápice de fuerza.
En estos últimos tiempos se está reivindicando mucho a Sabbath como el origen del sonido de muchas bandas que ahora estan en boga. Yo creo que mucha gente se está olvidando del justo papel que hay que conferirle a Mötorhead, en todo este asunto del rock sucio de riffs pesados.
El último disco de Mötorhead vuelve a dejar claro que sólo tienen que chascar los dedos para volver a parir una colección de temas con olor a asfalto, gasolina y sudor que te partirá la cara en cuanto lo metas en el reproductor. Sin más. Sin menos.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por MOTÖRHEAD