Parece que hay mucho sorprendido por ahí con la calidad de Skyforger, y me sorprende. Amorphis son una de esas bandas que parece que nunca acaban de estallar y siempre se mantienen en un segundo plano de popularidad, pero que han demostrado sobradamente su calidad a lo largo de los años, y ya van ya para veinte desde su primera demo y unos quince desde su más obra cumbre, (en cuanto a reconocimiento al menos), Tales from the Thousand Lakes. Desde entonces han sufrido algunos cambios de formación, a destacar dos cambios de vocalista, lo que seguramente hubiese desmontado a muchas otras bandas, y sin embargo, ahí siguen, demostrando disco a disco que van sobrados de capacidad para seguir creando buena música. Con la incorporación de Pasi Koskinen como vocalista en su dia tomaron un camino arriesgado, como muchos de sus contemporaneos, abandonando la crudeza del death doom para adentrarse en terrenos más melódicos pero igualmente depresivos. Pero pese a la reticencia de los fans más integristas, consiguieron mantener a gran parte de los seguidores que sentían que la esencia seguia allí. Cuando Pasi abandonó la banda curiosamente, en lugar de provocar el desastre total, Amorphis consiguieron encontrar a Tomi Joutsen, que ha resultado, contra todo pronóstico, el vocalista ideal para el grupo, agrupando la vertiente más melódica y la más agresiva, pero sin sentir la necesidad de combinar guturales y melódicos constantemente.
Comienzo la reseña diciendo que me sorprende que haya tanta sorpresa con este disco y que incluso se escuchen bastantes voces que lo nombren como uno de los discos del año. Me sorprendo, me alegro y decido dedicar la reseña a repasar con vosotros la historia de este gran grupo, porque me da que la sorpresa de tantos es, sin más, causada porque de repente se han parado a escuchar algo que ya llevaba ahí mucho tiempo.
Skyforger es ni más ni menos que otro gran disco del grupo, a la altura de los anteriores, sin grandes novedades pero con buenísimas canciones. Con todos los elementos clásicos de la banda que conjugan melodías casi folk que se repiten en bucles infinitos, sobre los que descansan la crudeza, la agresividad y a su vez los estribillos que les hacen tan accesibles. Parece que cada vez más tienen claro el punto medio adecuado entre los desarrollos de los temas con total libertad y la concisión suficiente para no convertirse en una banda de progresivo. Los temas no superan los cinco minutos, y no se quedan escasos de recursos ni cortos de desarrollo, si no fuese por el Thousand y lo que significa para tanta gente (entre los que me incluyo), no me dolería la lengua al decir que están en uno de sus mejores momentos.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por AMORPHIS