Si situásemos en el polo norte del planeta al rock progresivo y en el sur al calimochero, os aseguro, que tras firmar La Ley Innata, Extremoduro quedarían más cerca de Canadá que de Chile. Su nuevo disco no les transforma, evidentemente, en Pain of Salvation, pero si es un trabajo al que han dedicado tiempo, mimo, y ganas de romperse la cabeza para hacer algo diferente, propio, personal e intransferible.
La Ley Innata viene dividido en cuatro movimientos, una introducción y una coda flamenca, seis cortes en total con una duración entre los seis y los doce minutos cada uno. Extremoduro recogen el sentido de Pedrá para crear este disco en el que de nuevo, todo va unido y los temas reaparecen en distintas canciones a modo de estribillos y puentes que le dan coexión como una obra indivisible.
Brillan las letras de Robe, que nos lleva en un viaje desde la tranquilidad de una relación estable hacia la tormenta que se produce cuando esta acaba, narrada desde lo profundo e innato del del ser, en el que por muy distintos que seamos, todos nos parecemos. Brillan también los arreglos de guitarra de Iñaky que ha conseguido frases sencillas y quedonas que vuelven a aparecer cuando menos te lo esperas dando momentos de descanso en una escucha bastante densa para tratarse de un disco de Extremoduro. Se han atrevido además a darle cierto protagonismo a los arreglos orquestales, dejándo que incluso en algún momento lleven la batuta del disco.
La Ley Innata es un disco muy atrevido, porque Extremoduro podrían haber presentado otra colección de canciones y otra más y otra, hasta consumirse repitiendose hasta el infinito y más allá, pero sin embargo, han decidido tomarse su tiempo y trabajar duro para conseguir este plástico que muestra una evolución clara de la banda y nos hace preguntarnos hacia donde serán capaces de llegar en próximas grabaciones.
Además, no hay que olvidar que Extremoduro se han convertido en una de las bandas más queridas para el público de este pais, y tras la larga espera, sus fans se han avalanzado sobre él convirtiéndole en pocas semanas en disco de oro. Nosotros nos alegramos, porque sentimos que Extremoduro siguen trabajando con el corazón y no con la billetera.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por EXTREMODURO