La Deriva es el tercer disco de Vetusta Morla, editado por su propio sello, “Pequeño Salto Mortal”. Parece que se encuentran cómodos en el formato de 12 canciones, ya que desde “Un día en el mundo” no han variado de fórmula.
Lo primero que nos encontramos es un diseño oscuro y una promoción basada en el blanco y negro, alguna pista. Un toque al “play” y de inmediato vemos una cosa clara: sigue sonando a Vetusta Morla, con sus ingredientes principales bien reconocibles: una base rítmica muy marcada, llena de percusiones, y un bajo con líneas melódicas muy intensas que en sí mismas tienen una carga dramática inmensa. Ante estos sólidos pilares, las guitarras y teclados pueden dedicarse a jugar con libertad entre partes armónicas tradicionales y otras melódicas cargadas de efectos “marca de la casa”.
La personal voz protagonista hace bastantes referencias a la situación social y política actual, y uno va terminando de atar cabos en cuanto a la oscuridad del diseño y el concepto que trata de transmitir el conjunto.
En cuanto a las canciones, claros singles como “La Deriva” o “Golpe Maestro” seguidos de “La mosca en tu pared” muestran la intención de no hacer un disco para dormirse en los laureles, dejando paso a una hipnótica “Fuego” de lo más acertada. “Fiesta mayor” retoma la crítica con un interesante pasaje de metales, y “Alto” y “La Grieta” nos hace descansar un momento hasta llegar a “Pirómanos”, otro de los puntos fuertes del disco. Tras él, “La sala de espera”, que me recuerda a uno de esos sorbetes que te dan en las bodas para diferenciar sabores y poder pasar a “Cuarteles de invierno” con el cerebro fresco. El tema lo merece. Y de ahí al final “Tour de Francia” y “Una sonata fantasma” nos presentan dos composiciones que, si bien son correctas, tampoco ocuparán un lugar demasiado especial en la historia.
En cuanto a la producción artística, donde con Mapas dieron un salto de gigante, continúan yendo más allá en el camino que ellos mismos se han marcado. Infinidad de arreglos tratados con mimo, cuerdas, metales, desarrollos compositivos cuyos desenlaces son trazados por diferentes instrumentos, y un sonido sencillamente impecable. El punto fuerte de la banda, en la opinión de un servidor.
En definitiva, Vetusta Morla no han jugado a nada diferente con este disco, sino que han afianzado sus reglas. No hay una gran revolución, sino un paso más en la evolución de un grupo que va encontrando su camino. Un paso firme que alcanza su máxima dimensión en sus directos, pero eso es otra historia.
Comentario por Hall Agran Pit
Fotografía por VETUSTA MORLA