“Eres más triste, que una canción de Los Suaves” (sic)
Las letras de Yosi nunca fueron especialmente alegres y este disco es probablemente de los más cafres que se hayan hecho en este país. Desde el suicida de “Viajando al fin de la noche”, pasando por el músico callejero de “Pardao”, que vive de limosnas y duerme en un banco de la plaza, la melancólica “Parece que aún fue ayer”, o la cruda “Pobre Sara”… Tan sólo “Dame Rock and Roll” parece ser la única que no quiere hacer que acabes saltando de un décimo piso y pongas fin a tu miserable vida. Pero así son Suaves y este disco es posiblemente su mejor ejemplo, con letras que transmiten la tristeza, la melancolía y sobre todo la soledad del ser humano, de una forma tan simple, que te hacen empatizar con sus historias desde la primera escucha. Si a todo eso unimos, la inconfundible voz rasgada de Yosi y unas guitarras que acompañan y retratan inmejorablemente los sentimientos de esas letras, tenemos uno de los discos claves de la historia del rock de este país.
Hablar de Suaves, para mi es hablar de Alberto Cereijo. Es muy difícil encontrar guitarristas en el mundo, sí, en el mundo, con un sonido propio, personal. Alberto es uno de esos pocos. Su estilo, su forma de componer y sus acordes son fácilmente identificables, aún por alguien que no sea fan de la banda. Conseguir ese sonido propio no está al alcance de cualquiera, y Alberto en este disco, empezó a dejar claro por donde iba a ir el sonido de Suaves. Su trabajo, año tras año, concierto tras concierto, ha hecho que se haya ganado, merecidamente, un puesto entre los grandes guitarras del rock de todos los tiempos. Alberto es quien es gracias y a pesar de Los Suaves. Los Suaves, son quien son, gracias sin ningún género de dudas, a los acordes que Alberto ha ido dando forma lo largo de los años.
Para no ver más a la muerte, yo me quisiera morir.
No deben haberse grabado muchas canciones de estudio de 20 minutos en toda la historia del rock nacional. “La noche se muere” abre el segundo disco y es una canción, no sólo ya larga, si no un experimento musical en toda regla, donde, tras una aparente canción de relleno de 3 minutos, simple a más no poder, la banda parece improvisar eternamente sobre la misma base. En lo personal, es un tema que jamás se me ha hecho largo, un tema que recuerdo haber disfrutado como ningún otro, con los auriculares a todo trapo en las largas caminatas al instituto o a casa de mis amigos. Sin duda, es una de las joyas del disco.
Todos me han abandonado, todos menos mis amigos. Cómo me van a dejar, si nunca los he tenido.
Podría seguir hablando de este disco durante horas, es un disco importantísimo en mi vida, le tengo muchísimo cariño y todo lo que escriba, no le va a hacer justicia. Así que lo dejaré aquí, esperando haber sabido transmitir, en estos cuatro párrafos, la admiración que tengo por él y por la banda que lo parió. ¡Aupa Suaves!
Maldita sea mi suerte, Los Suaves. 1991.
José Manuel “Yosi” Domínguez – Voz
Alberto Cereijo – Guitarra
Ramón “Moncho” Costoya – Guitarra rítmica
Charli Domínguez – Bajo
Ángel “Gelo” Barrio – Batería
Comentario por Jose, el de Alemania