¿Cómo hace una banda con más de veinte años de carrera para seguir sonando como lo hacen Hamlet? El secreto, evidentemente, yo no lo se. Si hubiese una fórmula mágica muchos no dudarían en imitarla. Eso si, repasando su discografía desde el famoso golpe de timón del 93 se puede establecer una línea común a todos sus trabajos. Digamos que siempre han sido Hamlet, que siempre hay unos tres cuartos de su sonido que se mantienen y que hacen que sean absolutamente inconfundibles. Luego hay otro cuarto que hace que cada disco sea distinto, y que sea bastante sencillo ubicarles en la época correspondiente. Así, han pasado momentos más raperos, más melódicos, más modernos y más ortodoxos, más y menos enrevesados, siempre han mantenido su esencia, pero nunca han sonado trasnochados.
Habrá a quien esta adptabilidad le parezca una forma forzada de mantenerse dentro de los cánones de la tendencia de turno, a mi más bien me parece que es una banda bastante permeable y que nunca se ha cansado de buscarle las vueltas a su sonido para ofrecer algo fresco. Siempre me ha dado la impresión de que estos pequeños matices entre disco y disco vienen dados porque no se han acomodado a su forma de hacer las cosas y siguen escuchando discos de otra gente, disfrutando de otros directos, emocionándose hasta el punto de traer ideas frescas al local de ensayo.
Fíjate en la portada, diseñada por Darkhorse Estudio, conocidos por sus trabajos para peña como Hand of Fatima, Jardín de la Croix o Toundra. Al nivel en que hace años se mueven Hamlet podrían tener los ojos más posados en el mainstream, sin embargo parece que su mirada sigue más cerca del underground. Podrían vivir en la nube de los grupos consolidados como casi nadie en este país, y sin embargo siguen manteniendo la sensación de estár cerca de las nuevas escenas. No hay fórmula mágica, pero tal vez esta actitud inquieta pueda tener algo que ver con su eterna juventud.
Hago todo el preámbulo porque intentar analizar La Ira en solitario me resulta un poco complejo. Es HAMLET por los cuatro costados y eso es lo mejor que se puede decir de él. No nos encontramos con muchas cosas que de una u otra manera no hayan experimentado en algún disco anterior, pero si con un sonido más oscuro y agresivo culpa de Sadman Studios y de Kurt Ballou y Brad Boatright (Converge y From Ashes Rise respectivamente) que se han encargado de la mezcla y masterización. Los temas son en general cortos y directos, sin muchas florituras y sin demasiados agarres melódicos a los que asirse en las primeras escuchas. Es posible que no sea un disco demasiado facil en las primeras vueltas, se le hará más dificil al público del Viña Rock que al del Resurrection, porque su sonido se acerca más a ese tipo de producciones. De cualquier manera, estoy seguro que en uno u otro ambiente van a volar cabezas con estos temas en directo.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por HAMLET