DEPECHE MODE – Violator
Hace unos años venía yo escuchando S.XXI en la radio, creo recordar que pinchaban el Tainted Love en versión de Marylin Manson y después de acabar, Tomás Fernando Flores hacía referencia a cómo en los ochenta, los technos y los heavies se pegaban por la calle, y ahora era bastante común escuchar versiones metaleras de canciones techno o remezclas techno de canciones metaleras. Es curioso evaluar cómo la música electrónica se ha ido abriendo paso en nuestro mundo, y cómo el rock, con su carácter fagocitador la ha asumido como propia.
Si tuviese que decidir qué grupos han tenido mayor responsabilidad en que este hecho se produzca se me ocurrirían unos cuantos, desde Prodigy hasta Fear Factory, pero sin duda, unos de los más representativos y pioneros en la lista serían Depeche Mode.
Puedes llamarlo Dark Wave, o Techno Pop, o Synth Pop o como quieras, pero el verdadero esqueleto del asunto se puede resumir en estructuras POP interpretadas con instrumentos electrónicos. Ese pop primigenio se fue endureciendo para alcanzar su culminación a finales de la década de los ochenta y principios de los noventa. Sin duda el mejor momento musical de la banda, que como suele ser habitual también coincide con la época más oscura y turbulenta en sus vidas.
Violator vino ya precedido de la polémica, por la temática de su primer single “Personal Jesus” que se anunció en los periódicos de mayor tirada, junto a un número de teléfono al que podías llamar para escucharla. Le siguieron “Enjoy the Silence”, “World in my Eyes” y “Policy of Truth” que dan una idea bastante clara de la altura de Martin Gore como compositor de todos los temas del álbum.
Si Violator puede considerarse como un álbum de música electrónica con altas influencias rockeras, en directo sin duda la tortilla se daba la vuelta, y nos encontrábamos con una banda de ROCK con todas las letras. También fue en esos años en los que Dave Gahan demostró su verdadero potencial.
Tras Violator aún les quedaría un gran disparo llamado “Songs of Faith and Devotion”, aunque con un carácter e influencias ya bastante distintos. Tras ese momento la carrera de DM ha transcurrido de forma más calmada, con algunos altibajos, buenos álbumes y otros más flojos, pero sin recuperar nunca la brillantez con la que iniciaron los noventa.
Comentario por Oskar Sánchez