Nos encontramos ante un proyecto poco común en nuestro país. La unión de una de las figuras más importantes en el circuito musical español, Enrique Bunbury, quien no necesita presentación, y Nacho Vegas, antiguo guitarrista de Manta Ray, y atípico triunfador en la escena indie española con su carrera en solitario, que se prolonga desde 2001, con su excelenmte debut “Actos inexplicables”. Éste proyecto, en principio iba a incluir a Carlos Ann, que colaboró con Bunbury, al igual que Vegas y muchos otros artistas en la fantástica gira del “Freak Show”. Por motivos de ideario musical Carlos Ann finalmente no se encuentra en este disco, y siempre nos quedará la duda de qué podría haber sido.
Inevitablemente hemos de decir que es un disco que catapultará finalmente a Nacho vegas al circuito mainstream, para los que estén atentos a la manera de Vegas de contar historias, que es precisamente lo que dice Bunbury envidiar del primero, ya que él se reconoce cuasimagistral en la construcción de frases memorables. Y ésto quizá es lo que haga interesantes a los dos, en éste suelo alterno de canciones sentidas. Un disco doble, con temas de uno y de otro, alternadas, como ya dije antes, y un reprise al final de cada uno, por el otro autor, un duelo de caracteres.
Si bien, el resultado de éste disco es algo irregular, más que nada, porque parece que Nacho se encuentra bastante más cómodo en éste terreno más cercano al Folk americano, y heredero de Bob Dylan, aire que se respira, con contadas excepciones que suelen pertenecer a Bunbury, y comunes a su ya extenso repertorio en solitario, con un aire más cabaretero. Pero no se puede decir que éstas canciones de Bunbury sean malas, ni mucho menos, pero es que Vegas ha conseguido, con una estructura más lineal, y sin los estribillos pegadizos de Bunbury, ni frases tan llamativas, canciones muchos más sentidas y profundas, como viene siendo habitual en él. Para muchos, éste es un disco de tránsito para Bunbury, que destaca en temas hirientes, como “Puta desagradecida”, o “De esclavitud y cadenas”, es Vegas quien nos hace escalofriarnos en muchos momentos de este doble trabajo. Desde el single amable “Días extraños”, la magistral “La pena o la nada”, la tremenda “La fin, o la versión de Bambino, sentidísima y electrizante, “Bravo”. También hay un tema común, “Látex” en que se conjugan esfuerzos, a pesar de que en todo el disco se aprecian los coros del compañero. En cuanto a contenidos, se podría decir que es un disco que habla en muchos sentidos de mismo proceso de crear música, y de la condición humana vista desde dentro, y hacia adentro. Contiene también multitud de guiños, que van desde el título, pasando por frases de las canciones, o en personajes, como es habitual en estos dos autores, pero con una profusión que nos recuerda que las estrellas a su vez. También son fans, y están en deuda con sus influencias, como ya dije antes, muy visibles en la persona de Bob Dylan.
Una grabación sentida, compartida con muchos colaboradores habituales de los dos, grabada por el impagable Paco Loco, y con invitados como Christina Rosenvinge o Gary Louris, o el mismo Paco Loco.
Un trabajo interesante, que como toda esta música, no entra a la primera, y es bueno recuperar poco a poco hasta encontrar el auténtico significado de temas que llegan hasta “la espina dorsal del universo”. Como dice Bunbury, éste disco ha ayudado a Nacho a aprender a levantar la cabeza, y a él mismo a agacharla un poquito. Nacho Vegas en Santander el 18 de Enero de 2007
Comentario por Ladyligeia
Fotografía por BUNBURY & VEGAS