BRITISH SUMMER TIME – Roger Waters

US AND THEM

Londres 6 de julio de 2018. (Por Mauricio Castaño)

El pasado 6 de julio tuvo lugar en el Hyde Park londinense, el inicio del British Summer Time, una serie de conciertos que vertebran el verano londinense en lo que a grandes conciertos se refiere. Este año el encargado de abrir el festival fue el veterano Roger Waters que trajo su gira Us and Them a la capital británica tras la gira mundial que lleva haciendo desde hace más de un año. Le acompañaron como teloneros, además de media docena de bandas locales, Seasick Steve y Richard Ashcroft.

En plena ola de calor, con 30 grados de temperatura y con los prados de Hyde Park recordando a los Monegros, comenzó la serie de conciertos Seasick Steve. Su estilo de rock sureño con guitarras eléctricas de doce euros (sic), intentó sacar de la modorra a los asistentes que trataban de buscar alguna sombra alrededor de los bafles o árboles de los alrededores. Finalizó su concierto tras beber dos botellas de vino tinto y dejar un buen sabor de boca al público más madrugador.

A las 18:00 comenzó su concierto Richard Ashcroft, antiguo componente de la mítica banda The Verve. Debo reconocer que le había perdido la pista tras su época en ese grupo y su concierto no estuvo nada mal. Es un claro ejemplo del mejor pop rock británico. Cerró el concierto con su clásico Bitter Sweet Symphony, ese videoclip que cuando teníamos 20 años nos dejaba a todos “flipaos” al ver aun tipo caminando y chocando contra toda la gente. Apenas tocó una hora y me supo a poco.

A las 19:50, con puntualidad británica, empezaba el plato fuerte: Roger Waters. El antiguo componente de Pink Floyd, sigue estando en plena forma a sus 75 años. Su concierto tenía dos partes. En la primera tocó varias canciones de su último disco y algunos temas clásicos como el Wiish you were here, Money o Time. No sé si era cuestión del calor o de que el sol provocaba reflejos en las enormes pantallas situadas detrás del escenario pero mi sensación es que la gente estaba bastante apática durante esta primera parte si exceptuamos cuando sonaban las partes más conocidas de los temas de Pink Floyd.

Todo esto cambió tras la pausa del concierto. Del escenario surgieron cuatro enormes chimeneas que representaban la Battersea Power Station, lo que señalaba que todo giraría en torno al disco Animals. Es increíble escuchar los temas de este álbum, compuesto hace más de 40 años y comprobar la vigencia de los mismos. La temática distópica, algo clásico en la discografía de Pink Floyd, es un reflejo de muchos aspectos sociales y políticos de la actualidad. La represión policial, la corrupción política, la pérdida de libertades y la mercantilización de la vida humana se entienden mucho mejor escuchando estas canciones. Además era como estar en la mítica gira In the Flesh que el grupo hizo en 1977 para presentar este disco. Durante esta segunda parte del concierto la conexión entre el numeroso público y la banda fue total.

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Las imágenes proyectadas en las pantallas, que ha medida que iba oscureciendo se iban viendo mejor y que la temperatura iba bajando, provocaron que el público se enganchará completamente al concierto. El tema Dogs fue como si te agarraran directamente por la pechera. Los solos compuestos por Gilmour para esta canción e interpretados por David Kilmminster en el concierto fueron espectaculares. Los temas Pigs y Sheeps siguieron la estela de Dogs e hicieron vibrar al público, que llegó al éxtasis cuando soltaron al mítico cerdo volador que sobrevoló varias veces por encima de los 70.000 espectadores. El cierre del concierto se realizó con varios temas del Dark Side of the Moon, Us and Them (que da nombre a la gira) y Brain Damage y Eclipse, cuando un juego de láser representó una pirámide de luz con una haz arcoiris que lo atravesaba y se perdía en el horizonte londinense (simplemente espectacular). El concierto se cerró con el Confortably Numb coreado por la multitud.