SI NO BAILAS NO TIENES SANGRE
La programación jubilar sale del día de la marmota con unos Vintage Trouble que marcan un antes y un después de su propio concierto.
Siguen los eventos asociados a la programación del Año Jubilar Lebaniego. Esa programación que se ha caracterizado por traer grandes nombres que tuvieron sus mejores tiempos en el pasado, capaz de llevar por segunda vez y a la misma ciudad a unos dinosaurios como Scorpions como si no hubiesen muchas más opciones.
Con estos precedentes, Vintage Trouble podría parecer a priori una apuesta de máximo riesgo, y el termómetro que determinase el nivel de éxito o fracaso podría ser un interesante indicativo de lo que llaman “loquelegustaalagente”.
La primera batalla ya estaba ganada, con un “Sold Out” días antes de la celebración del evento de una banda estadounidense cuya promoción no se mueve dentro de las grandes radios y medios de este estado, algo que destacó el propio lider de la banda Ty Tylor durante el bolo.
En un universo paralelo en el que la nostalgia hubiese ganado la batalla, Ty Tylor estaría liderando un grupo tributo a James Brown, pero aquí estaban, para dar un poco de esperanza a los más pesimistas del panorama actual.
En la cola, me picaba la curiosidad por las razones de asistencia de los que allí esperábamos a la apertura de puertas. Mi experiencia fue en el Azkena Rock Fest 2016, levantando por todo lo alto un concierto la primera jornada, de día y lloviendo. Otros los habían descubierto teloneando a ACDC. Algunos los conocían por su propia discografía y otros tantos eran acompañantes y curiosos que aportaban un buen clima de expectación.
Para empezar, abrieron Los Bengala. Los maños ya habían dejado ver sus camisas atigradas en el Torrelavega Sound City del pasado año y volvían con gente que ya les tiene pillada la medida. Me cuesta digerir estas propuestas de sólo guitarra y batería, pero no se puede negar que, pese a que al público parecía que les costaba entrar en calor, muestran un desparpajo contagioso con un jugueteo de las voces de la pareja que hace su concierto muy ameno. Tengo pendiente verlos en una sala pequeña, donde creo que su propuesta, mezclada con la cercanía, puede subir muchos enteros.
Al ritmo de speedicas palmas empezaba el show de Vintage Trouble, en el cayeron como una explosión de energía “Strike Your Light” y “Blues Hand Me Down”. Ty aprovechó estar fresco para mostrar sus acrobacias más imposibles, para delicia de los fotógrafos, azuzar a los presentes y tirarse al público… y esto acababa de empezar.
Como ser humano que es (y nosotros también), fue seguido por un bloque más lento de hipnóticos sonidos soul capitaneados por “Doin’ What You Were Doin’” en el que se pone de manifiesto que no solo dependen del “efecto showman”. Ty Tylor tiene mucho calor en su voz, y Nalle Colt, Rick Barrio Dill y Charlie Brumbly son unos curtidos musicazos a los que, en esta ocasión, les arropaba un nuevo componente de apoyo con teclas, coros y percusiones cuando se precisaba.
El juqueteo con el público es constante, y Ty tiene esta visión periférica que le permite reenganchar en cuanto ve que la cosa se relaja a su alrededor con palmas, mensajes directos o malabares con el cable de micro (¿¿¿¿en serio se pueden hacer tantas cosas con ese cable????). Su respiro personal llegó con el pasaje instrumental de “Get It” para lucimiento de instrumentistas y deleite de musiqueros.
El final del concierto llegó a nivel de catarsis con “Run Like The River” y su nuevo single “Knock Me Out”. Público entregado, banda a tope y Ty crecido bailando endemoniado, nadando sobre el público, subiéndose a todo lo que encontraba y recorriendo todo el recinto desencajando caderas a su paso.
Sin mucha demora, se marcaron unos bises de libro con “Pelvis Pusher” y una concluye “Not Alright By Me” en la que dejaron a los participantes coreando mientras el líder, esta vez seguido por el resto de la banda, atravesaba una atestada pista hasta la zona de merchandising y atendiendo a todos los fans que se habían ganado ese día.
Una esperanzadora apuesta dentro de una inmovilista escena que espero sirva para contagiar a público, promotores y músicos sobre la falta de límites de las propuestas cuando, por una cosa o por otra, consiguen sacar de casa a tanta gente motivada sin tirar obsesivamente de los clásicos más rancios.
Crónica por Juanma Pinto, fotos por Juanma Pinto.