VIVA L’ITALIA: Un pequeño paseo por la parte italiana del Euskal Metal Fest de la mano de Javi Prieto. Gran nivel por parte de todas las bandas y agil organización.
Desde que conocimos a los italianos DGM, 2 ó 3 años atrás, teníamos muchas ganas de verles en directo. Les conocimos gracias a una buena jugada de marketing por su parte y gracias a la generosidad de un grande, Russell Allen, cantante de Symphony X, que colaboró como cantante invitado en Reason, el primer tema del disco anterior del grupo titulado Momentum.
El correspondiente vídeo nos dejó ojipláticos con el nivel musical e instrumental de la banda y empezamos a segirles. La banda está en activo desde el 94 y lleva unos 10 discos, y a pesar de que curiosamente actualmente no queda ninguno de los miembros originales, el nivel que demostraban era estratosférico.
El siguiente disco, The Passage, fue incluso mejor con lo que las ganas de verles se incrementaron y por fin un día vimos que tocaban aquí cerca, en San Sebastián, dentro del denominado Euskal Metal Fest en su octaba edición.
Reconozco que yo iba exclusivamente a ver a DGM y por falta de tiempo en los dias anteriores no pude investigar en el resto de bandas.
Total que allí nos plantamos. Siendo viernes, con complicaciones laborales de última hora de alguno de los componentes de la expedición y con algún imprevisto en la reserva en el hostel en medio del monte, llegamos bastante tarde de forma que no pudimos ver a las dos primeras bandas (Taken y Azrael) y el festival para nosotros comenzó con Trick or Treat, también italianos y un evidentísimo homenaje a Helloween.
Nos hicieron pasar un rato buenísimo porque demostraron un nivel extraordinario. Comenté varias veces allí mismo que dudo que Helloween en su momento de máximo esplendor sonaran mejor que esta banda. Reseñable fue el solo del bajista, a pesar de que a estas alturas no me suelen gustar estos elementos en un concierto, hiló un solo espectacular que acabó con una versión muy llamativa del tema principal de los Simpsons.
Como las tres bandas italianas compartían backline y personal técnico (en el mismo bombo estaban los logos de las bandas), incluso viajan en el mismo bus, después de un cambio rapídísimo comenzaron nuestros esperados DGM… y nos dejaron completamente alucinados.
Con una solvencia instrumental en directo que yo esperaba, pero que se vio absolutamente superada y una actitud de grupo grande pero muy cercano, nos volaron la cabeza. El pensamiento que se me vino a la cabeza en un momento dado fue que esta peña merecería llenar estadios. Evidentemente en la actual coyuntura, con ese estilo musical no es posible, pero sin duda ha sido una de las mejores bandas de metal que he visto en directo nunca (y llevo unas cuantas). Curiosamente además, no tocaron con el batería titular, si no con un sustituto temporal y seguramente el chaval (porque parecía muy joven) debe de ser un fan de la banda, porque aparte de tocar los temas perfectos, se lo pasó bomba, cantando muchas partes de los temas para él mismo y con una energía enorme.
Después del concierto increible de DGM y una vez más con un cambio rapidísimo, salieron Secret Sphere con el complicado papel de no desmerecer lo que acabábamos de ver, y lo consiguieron. Con un cantante extraorinario también (increibles tres cantantes que vimos esa noche) y muy simpático, la banda presentó su power/speed/loquesea metal y demostró que en Italia el nivel musical es impresionante, aunque en muchas ocasiones, los grupos de esa nacionalidad que llegan a adquirir cierta fama por estos lares no son en absoluto los más interesantes para mi, pero desde los 70s se ha hecho una música increible por alli (seguramente desde antes, pero lo desconozco).
Una vez finalizado este concierto, estuvimos fuera charlando con los músicos, majísimos todos ellos, sobre todo con Leone, el bajista de Trick or Treat, al cual le descubrimos el calimotxo y pasamos un rato buenísimo con él con lo que nos perdimos a la última banda.
En cuanto a la organización, sin ninguna pega por mi parte, el concierto fue en la casa de cultura en Larratxo y la sala está muy bien aunque no nos cuadraba el aforo máximo que habíamos leido (280 personas) porque aparentemente en esa sala podrían caber 500 o 600 personas. Eso también hizo que vieramos los conciertos con una comodidad que no recuerdo haber tenido nunca en un concierto grande. Estábamos tranquilamente en 3ª o 4ª fila y podías ir a la barra y volver sin ningún encontronazo y si alguien alto se ponía delante, podías dar sin problema un par de pasos laterales para esquivarlo. Sin duda fue un privilegio ver así los conciertos pero desde luego aparentaba que había poca gente.
Además, aparte del puesto de merchandising habitual, habían montado una pequeña tienda de discos con CDs y vinilos con unos precios buenísimos.
Finalmente, también me gustaría hacer mención al técnico de sonido, que con un equipo un poquito justo, hizo que las bandas que oimos sonaran impecables.
Sin duda una grandísima noche que guardaremos en nuestra memoria con mucho cariño.
Crónica por Javi Prieto, fotos por Raúl León.