BLACKENED LIGHT: La visita de Otus a Cantabria ha sido fugaz pero sobrecogedora, demostrando que Doom quiere decir almas malditas, más allá de si las guitarras llevan o no distorisión.
Desde que el año pasado se publicó el primer disco en solitario de Juan Domínguez como Otus he estado esperando el momento de poder verlo en directo, VZQ e Infest lo hicieron al fin posible. No es secreto que caímos rendidos a los pies de Aathma desde que los descubrimos gracias a un recopilatorio online publicado por Odio Sonoro. Otus se mueve en terrenos aledaños, aunque el acercamiento sea mucho más acústico e intimista. El arreglo, o la vuelta a los orígenes de Voices nos da la pista de que son muchos más los puntos en común que las diferencias.
Todos los hijos de Black Sabbath tenemos cierta oscuridad interior. La que comparte Otus no es una oscuridad rabiosa, si no más bien reflexiva, introspectiva y desoladora que atrapa por igual a los seguidores de Type o Negative o My Dying Bride como a los de Leonard Cohen, Nick Cave o Thindersticks . Sobre el escenario Juan y una guitarra, aunque el sonido no está completamente desnudo, ya que se arropa por un pequeño surtido de pedales para crear colchones que arropen a los dos elementos principales. El uso del looper para crear atmósferas in crescendo y casi mántricas me recordó a mi admirado Neonymus, descubriendo una vez más evidentes puntos de conexión entre músicas que en principio parecerían muy lejanas.
Al salir del New y toparme cara a cara con el sol tardé un momento en darme cuenta de que en realidad no habíamos vivido una larga noche dentro como tantas otras veces antes, el eclipse había sido musical y la tensión tan alta que en algunos momentos no se escuchaban ni las respiraciones en las primeras filas. Aathma nos visitarán en meses para presentar Avesta; ese día además de oscuridad tendremos un seísmo. Prevenidos quedáis.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Oskar Sánchez.