¿Recordáis el sonido que producía el juego de Jumanji, que cuando más cerca estabas de él, más fuerte sonaban los tambores?. Pues así es la llamada de Camden a sus fieles seguidores/zombies sedientos de música… pero en este caso el aquelarre no era en el Underworld, si no en la famosa sala Electric Ballroom, donde una gran masa vestida de negro se preparaba para disfrutar de una buena sesión de metal en sus distintas vertientes. Ese sí que fue un verdadero Black Friday.
Por cuestiones logísticas nos perdimos a los primeros A.A. William y una pena porque escuchar en directo a esta mujer que además colabora con los japoneses MONO, tiene que ser una auténtica maravilla. Aun así, para mí el plato fuerte venía después;
El trío belga BRUTUS pasó a estar en mi top number one musical después de escuchar en bucle las obras maestras de ¨BURST¨ y la más reciente ¨NEST¨, así que mis ganas de verles en directo rozaban la emoción de una niña en Disneyland. Y así fue, desde el minuto uno que empezó a sonar ¨WAR¨, la increíble voz y batería de Stefanie Mannaerts me envolvieron. Tengo la mala o buena costumbre de cerrar los ojos cuando algo me gusta mucho… me pasé los escasos 40 minutos de concierto que dieron (imagino que debido a exigencias de puntualidad británica) ciega en ese sonido. Melodías de posthardcore, shoegaze, postblackmetal, rock progresivo… yo que sé… el mejor directo que he visto en mucho tiempo. Si Roger Waters (Pink Floyd) escribió sobre este trabajo, definiéndolo como “nunca había visto ni oído algo así antes” nos daba pistas de que este trío es muy poderoso. El que no tocasen el maldito torbellino de “All along” me dejó con el mono de quien se engancha y quiere más.
Y para cerrar, llegó la catarsis con CULT OF LUNA. La primera vez que vi este grupo en el pasado Resurrection fest, no se pareció ni de lejos a lo vivido aquí. Vuelvo a reafirmarme en que conciertos de (post) metal, hardcore y punk en sala siempre MEJOR y los festivales… bueno pues para otros menesteres. Dos baterías, tres guitarras, un bajo y un teclado todo ello acompañado de humo y muchas luces que creaban una atmósfera darkiniana (nuevo término en mi diccionario) que impedía verles la cara a estos suecos, pero no hizo falta cuando la potencia y técnica que mostraron era altísima ¿quién necesita ayahuasca para entrar en trance pudiendo escuchar “The Silent Man” en directo?.
A medida que avanzaba el concierto, los headbanging se iban contagiando entre un público cada vez más entregado a este espectáculo musical. Mientras sonaba “The fall”, la chica que tenía justo al lado, se giró para decirme, “es increíble que duren más de 10 minutos las canciones y no se me hagan pesadas”… asentí y sonreí recordando que pensé exactamente lo mismo cuando vi en directo a “The Ocean” grupo relacionado y que recomiendo encarecidamente.
Cómo dice su tema “Nightwalker” una vez finalizado este ritual, seguro que nos volvemos a encontrar.
Una maldita maravilla.
Crónica y fotos: María Barco.