Puede que seas de los que ves el vaso medio vacío, o a lo mejor ves el vaso medio lleno, pero estaremos de acuerdo tú y yo, en que no podemos seguir actuando como si no hubiese ningún puto vaso. Ante las restricciones de la pandemia en muchas ocasiones se ha optado por la técnica del avestruz, meter la cabeza en un agujero y esperar a que todo “vuelva a ser como antes”. Ahí va la fuerza positiva de un pesimista, a lo mejor nunca todo vuelve a ser como antes. Ya lo dijo Emboque, lo importante es caminar. Ya lo dijo Hellen Keller, “Sólo soy una persona y no puedo hacer todas las cosas, pero no por ello voy a dejar de hacer las cosas que sí puedo hacer”, a lo mejor no para de llover, más vale acostumbrarse a bailar debajo.
Como bien remarcó Juanma en el manifiesto de “EN TORRELAVEGA NO SE TOCA” que se leyó entre los conciertos, nosotros no estamos aquí por política, pero sí tenemos bien claro quién ha venido a ayudar y quién a entorpecer. La ACPT ha demostrado desde el segundo uno del confinamiento que no estaban dispuestos a quedarse cruzados de brazos esperando a que alguien arregle la avería, por eso enseguida se pusieron manos a la obra a confeccionar mascarillas, a repartir comida y medicamentos entre la gente de la tercera edad, y en cuanto al ámbito cultural organizaron las jornadas en Ítaca con conciertos que a todos sirvieron de ejemplo para aprender las normas de estos tiempos Covid. También ayudaron a empujar los tres conciertos que organizamos en el TMCE, que luego la Concejalía de Festejos convirtió en una apuesta aún más grande. Recordamos que ya en 2020 presentaron una idea de pequeños conciertos seguros, disgregados por la ciudad para las fiestas de Torrelavega que finalmente no se llevó a cabo. Por eso no es raro que sean ellos otra vez los que saquen pecho y organicen este festival con bandas de ámbito estatal y local, que da el pistoletazo de salida para que, mientras las situación se mantenga estable, los músicos tengan oportunidad de tocar, y nosotros de respirar un poco en medio de esta asfixia.
A las ocho y media de la tarde comenzaba el concierto de A la Deriva, unos torrelaveguenses que ya conoceréis, puesto que les entrevistamos en el programa con motivo del lanzamiento de su primer disco hace ya unos añitos. Mezclan un sonido rockero bastante directo con algunos toques un poco aflamencados en las voces. Como nos contaban el día que les conocimos, se juntaron sin ninguna pretensión para tocar unas canciones en una fiesta, y lo pasaron tan bien que decidieron seguir adelante.
Eso es lo que trasmiten, son un grupo sencillo, pero van de cara y resultan honestos, así que me alegró mucho que se contase con ellos para abrir esta cita tan especial. Me pareció que cogían un gran empaque en el momento en el que intercalaron algunas voces de su bajista, yo exploraría esa vía, que puede traer variedad y otro color a su música. Al parecer están grabando su segundo disco en Sonoarc, ya han presentado algún single en la red. Esperamos tenerles de nuevo en el estudio cuando lo terminen para echar otra charlada.
Según nos contaba Andreas en la entrevista que le hacíamos recientemente O’Funk’illo está adaptándose a esta normalidad como buenamente puede. Muchos grupos han optado por abrir el abanico de propuestas y presentarse en acústico o con banda completa para poder actuar con más frecuencia. Por fortuna aquí tuvimos un concierto de los de antes, y con gran esfuerzo permanecimos en la silla a pesar de que el show invitada a engorilarse y ponerse a saltar.
Durante el show fueron intercalando singles clásicos con nuevos temas, y también con versiones desde Michael Jackson a Rage Against the Machine y un par de solos de Pepe Bao. Supongo que la situación continuamente cambiante no se presta a tener un bloque monolítico de show en el que todos los temas están perfectamente enlazados, pero a cambio esta panda de animales se manejan como quieren en las improvisaciones.
Andreas ha ido siempre al tope de sus posibilidades y los años pesan para todos aunque el desgaste suele cebarse con los cantantes, aun así conserva una increiblemente versatil voz y un carisma como frontman inigualable, podría manejase igual al frente de un grupo de rap, de metal extremo, de funk o de reggae, se pasa todo por debajo de la pata, incluso ahora. De Pepe poco vamos a decir a estas alturas, tiene experiencia para regalar, en los solos se sobra lo que quiere y más, pero los temas suenan tan sólidos que podrían prescindir de guitarras y seguirían enteros.
A pesar de ello, el nuevo guitarrista Pablo Marquez hace un excelente papel, no sólo a las seis cuerdas si no como voz de apoyo, que adquiere el protagonismo en varios momentos del reper para dar un respiro a Andreas. A la batería esta ahora Chacho Martín (Narco, Forza la Makina), que hizo un excelente trabajo rítmico con muchísima pegada, y cazando al vuelo las improvisaciones de Pepe durante los solos.
En definitiva, aun con las imperfecciones propias de un momento en el que volver a los escenarios es diferente cada día, y todo el mundo está un poco fuera de lugar, O’Funk’illo se siguen saliendo de la pelleja, y el concierto de ayer fue una gran celebración de vuelta a la vida, de salir adelante pese a todo, y saber que aunque siempre estemos corriendo un par de pasos por delante de la muerte merece la pena seguir disfrutando del camino.
Texto y vídeos: Óskar Sánchez.
Fotos: T&M Photo.