Álex Kennedy sigue con su manía de cumplir años; no para la tía. Y con esa costumbre viene la otra, organizar un fiestón épico. Una tradición que ya se remonta más de una década, y que ha visto pasar por su escenario a la flor y nata de la escena. Tenemos suerte de tener grupos tan buenos tan cerca, y más suerte aun de que estén entre nuestros amigos.
A las ocho comenzaba la jarana con A Mojo. Aun no había tenido oportunidad de verles, y me llevé una alegría al ver que van tan engrasados. Tampoco lo dudaba. La base rítmica con Leñero, Luisja y Pirata es un martillo pilón, Chachi se permite ir añadiendo adornos y ruidos, además de solazos rockeros. Lo mejor es que como navegan entre estilos tienen partes de un blues muy burro y de repente estás en medio de un concierto de Rage Against the Machine. La versatilidad y el carisma de Bambax son clave.
KSC han alcanzado ya cierto halo de leyenda. En su carrera dejaron un par de álbumes y muchos conciertos inolvidables. Después pasó lo que pasa con los grupos, y parte de ellos continuaron juntos en The Northern Rockets. Lo que iba a ser su segundo álbum quedó a medio grabar en el año 2012 y no vio la luz hasta casi una década después, cuando, en el contexto del festival “La Cultura como Base del Pensamiento Crítico” organizado por ACPT se reúnen para un único concierto en la plaza de la llama.
Cuando un grupo vuelve después de tantos años pueden pasar dos cosas. La primera y más frecuente es que el recuerdo interno y del círculo cercano sea muy fuerte, pero el impacto no haya llegado más allá. La segunda tiene que ver con una mezcla entre buenas canciones y nostalgia de momentos vividos juntos… Resulta que todo el mundo recordaba las suyas, y durante una década latentes, ahí estaban aun los estribillos en algún rincón de todas las cabezas… esa magia es muy difícil de conseguir.
Después de aquella noche, como dos exnovios que deciden liarse sólo una vez más, pero luego se dejan llevar y quedan para follar de vez en cuando, pero sin compromiso, la maquinaria de KSC permanece dormida, pero despierta. ¿Por qué no? Sin preocupaciones, sin expectativas, sólo como celebración de la música, y donde se den las condiciones para que la llama prenda.
A la vuelta juntaron todas las formaciones y el formato tres guitarras, que en principio debería ser conflictivo, funcionó de maravilla. Como están todos peladísimos, y encima no hay ninguna lucha de egos, lo que mejor resulta es su respeto por los huecos. Los espacios permiten un solo aquí o allá, un arreglo sutil, y mucho relax, con el peso repartido. No muchas veces se ve a la gente tan cómoda y disfrutando así en un escenario, y claro, eso se contagia.
Durante su versión del Wish You Were Here recordé durante unos momentos a Félix. La vida es muy frágil, tenemos la obligación de disfrutarla y celebrar cada año que cumplimos. Gracias Álex.
Oskar Sánchez
Fotos: Oskar, Mateo Domingo e Igor Cobo