Standstill están de actualidad en Noche de Rock. Son nuestro disco de la semana y además nuestro colaborador Hector Gárate se ha acercado a su concierto de incio de gira para contarnos lo acontecido.
Dinero eran los encargados de abrir para Standstill. El trío vasco dio una lección sobre cómo han de ser los teloneros perfectos: contundentes, directos, intensos y concisos. Algo más de media hora con tan solo tres breves pausas entre tema y tema, una ejecución perfecta, baterías que van desde el rock hasta la música disco (Dinero dixit), un bajista que le complementa perfectamente (vaya contundencia) y un guitarra/voz principal que tiene la base perfecta para marcar la diferencia. Si lo escuchas con los ojos cerrados apuestas a que son cuatro por lo menos. Por cierto, tocarán en la edición de este año del Rock In Rio de Madrid.
Tras ellos, aparecieron Standstill. Era su primer concierto de la nueva gira de presentación de Adelante Bonaparte. Echando un vistazo al backline ya se podía intuir por dónde iban a ir los tiros: más teclados que nunca, ukelele, sección de percusión, tres guitarras, bajo, batería, y un micrófono en una esquina que presagiaba la aparición de un instrumento de viento (que finalmente se materializó en una tuba).
Nada más entrar en escena se mostraron sorprendidos y agradecidos por la gran acogida del público asistente. Comenzaron dando un gran repaso al Adelante Bonaparte, para después ir intercalando temas de sus dos discos anteriores, Standstill y Viva La Guerra. Mucho juego con diferentes sonoridades, cambios de instrumento, y sobre todo, muchísima dinámica, partes realmente íntimas y suaves, que contrastaban con otras apoteósicas de la banda al completo. Llevar al directo un disco como este no es tarea sencilla, pero la resolvieron con una solvencia que yo, sinceramente, no esperaba.
Como punto a mejorar, la gran cantidad de instrumentos, presets y configuraciones que utiliza Standstill hace que sea un maremágnum de ajustes, volúmenes, que no estuvieron del todo ajustados, especialmente en las partes más intensas, donde se perdía definición.
Y básicamente todo iba bien hasta que, de pronto, se despiden, uno mira el reloj, y lo que juraría que había sido media hora, ha sido hora y media. Un concierto de esos en que el público disfruta, los músicos también, existe esa realimentación que hace que todo fluya como tiene que fluir. Después, un bis de dos temas preparado, y otro bis de un tema obligado por el público que se negaba a abandonar la sala.
Crónica por Neo, fotos por Neo.