Poco a poco parece que se va recuperando el pulso a los conciertos tras más de un año en el que unos cuantos han echado el resto para que la llama no se apague y que, cuando la rueda pueda volver a rodar, no parta de cero. Por eso, es una alegría descubrir nuevos lugares donde ver música en directo, lugares que no teníamos catados incluso antes de la pandemia, cuando las cosas se suponían más fáciles. Y así nos plantamos a ver a ADN en el Centro Cultural de Cartes, que repiten iniciativa después de haber acogido el concierto de Cantaebria y Mature y, parece ser, que con la idea de que se sigan haciendo cosas. Una grata noticia que desde el consistorio se decidan a gestionar el uso vecinal de espacios para el disfrute de todo tipo de eventos y asistentes, en lugar de “permitir” o “prohibir” magnánimamente el uso de edificios públicos bajo criterios encorsetados. Una tendencia digna de aplaudir y potenciar.
ADN fue el segundo concierto post-pandémico celebrado en Torrelavega en agosto del año pasado, gracias al ciclo que desarrolló ACPT en el Centro Cultural Ítaca. Fue un concierto emocionante y raro, con muchas incertidumbres y nuevos elementos, como las mascarillas y el público sentado y separado, a los que nunca nos habíamos enfrentado, ni arriba ni abajo del escenario. Y casi parecía que había que pedir perdón por intentar disfrutar y evadirse de lo que todos estábamos padeciendo.
Un año después ADN vuelve a las tablas y, aunque seguimos estando sentados y con mascarilla, el ambiente ya es muy diferente. Estamos más acostumbrados a las restricciones, la tendencia es otra y hay muchas ganas de volver a disfrutar de música. Y seguro que el que más ganas tendría de todos los presentes habrá sido Mikel Marina, flamante nuevo guitarrista de ADN y viejo conocido del grupo, con el que “ha recorrido muchos kilómetros acompañando a la banda a la esquina de los escenarios”.
El Centro Cultural de Cartes es un lugar realmente acogedor y con muy buena acústica que ADN ha sabido potenciar atrezándolo de forma sencilla y con mucho gusto y, sobre todo, sonando impecables con su buen hacer y ayudados por su técnico, que hizo un gran trabajo. Las butacas se llenaron hasta el límite del aforo restringido permitido (cerca de 80), y alguno que otro todavía se quedó fuera como espectador, desde las ventanas abiertas para asegurar la ventilación del centro.
Así, tras preparar el ambiente dejando sonar ‘Across de Universe’ en una versión de Jim Sturgress, ADN abrieron el concierto con un nutrido repaso de sus dos primeros discos, dejando caer temas tan emblemáticos para la banda como ‘Diciembre’ y ‘Un Gramo de Locura’. El sonido era, repito, impecable, ayudando a contagiarse de la motivación que reflejaban unos ADN exultantes. Ya había visto a Lucky y Manu en acción, y la nueva pieza de Mikel ha encajado a la perfección. Tras otro clásico, ‘Quédate Conmigo’, Iván Longo se quedó solo sobre el escenario para lanzarse con dos canciones acústicas que “no había ensayado”, pero que le permitió lucirse íntimamente delante del respetable, incluso con un simpático gazapo bien resuelto en el segundo de los temas como única prueba del carácter improvisador. Este bonito parón valió para que el regreso de la banda terminase de conectar con un público totalmente entregado, siguiendo con un repaso de sus canciones que dejó sitio para acordarse de Pau Donés con su ‘Bala Perdida’. Tras el último tema “oficial” de la noche, a los músicos no les dio tiempo de esconderse antes de ser reclamados para unos bises que lanzaron de seguido.
Este ha sido otro de esos eventos que te alegran el hecho de haber decidido mover el culo a un concierto, donde se te olvida si has tenido que estar sentado o si llevabas un trozo de trapo sujeto en tu cara. Un día en el que se movilizó hasta Cartes más gente de la que estábamos acostumbrados a ver en los “buenos tiempos”. Algún día nos acordaremos y contaremos a las nuevas generaciones como fueron estos días, como hubo gente que se lanzó a sobreponerse a lo inevitable e intentaron seguir viviendo y moviendo la rueda. Cómo disfrutamos, durante y pese a la pandemia, de grandes conciertos. Otros contarán como se quedaron a esperar en casa a que escampase.
Texto: Juanma Pinto.
Fotos: Sonia Toledano.