NOCHE PERFECTA
Noestro amigo Pablo Vazquez da un pequeño salto hasta Londres para poder presenciar el concierto de dos de nuestras bandas favoritas, Alcest y Opeth. Nos lo cuenta para que nos muramos de envidia.
Una noche repleta de buena música, y una atmosfera cargada de emociones, era lo que anunciaba una larga fila de gente frente a la puerta de el mítico Roundhouse londinense.; un escenario perfecto, para albergar a dos bandas repletas de sentimiento.
Ya dos horas antes de la apertura de puertas, la gente comenzaba a llegar, inundando la calle con camisetas de Opeth. Estaba claro que la gente estaba ansiosa por ver a Mikael y los suyos en esa noche tan especial, en la que se reencontrarían con un grupo de fans británicos dispuestos a darlo todo en una noche inolvidable para más de uno, entre los que me incluyo.
Con puntualidad británica, se abrieron las puertas, y comenzamos a entrar. La gente comenzó a inundar la pista principal, y las gradas, expectantes por ver a los suecos. Quizá tanto, que a más de uno le hizo no prestar la atención que Alcest se mereció.
Los franceses, arrasaron. Un grupo impecable, tenia muchas ganas de verles en directo, y no decepcionaron. Un sonido sobresaliente, y una gran ejecución en todos y cada uno de sus temas. La gente, apenas se movió, pero eso no me impidio cantar con mi francés chapucero alguno de mis temas favoritos, y para desarrollar mi “air drum” en todo su potencial.
Alcest tuvo 50 minutos para dejarnos unas buenas pinceladas de su post-metal, regalándonos temas como “Là où naissent les couleurs nouvelles” o “Autre tremps” de su disco “Les Voyages De L´âme”. Asi como otros sonidos con toques más Black, como fueron “les iris” o “Percées de lumière”, temas mas antiguos, así como para presentar su nuevo disco “Shelter”. En definitiva, un grupo excelente, que supo crear una gran atmósfera, dejándose la piel en el escenario, y desplegando todo su potencial.
Una vez realizado el cambio para que comenzara Opeth, ya se notaba como el Roundhouse estaba totalmente volcado. Un aforo completo indicaba que la gente estaba deseando poder ver a estas maquinas sobre el escenario. La oscuridad se hizo, y comenzó a sonar la más que reconocible intro. Ahí estaban ellos.
El publico comenzó a gritar, y nada sonar las primeras notas del teclado, ya sabíamos que sonaria “eternal rains will come”, empezaron fuerte con su nuevo disco. Quedo claro, que es todo un éxito; la gente enloqueció, y empezaba a haber movimiento enfrente del escenario. Las primeras melenas en movimiento, cosa que no pararía en las siguientes 2 horas de concierto que se marcaron.
Siguieron con “Cusp of Eternity” y más de lo mismo, se ve que este nuevo disco ha calado bien en el publico londinense, porque estaban encantados. Y tras este tema, pasaron a tocar “Bleak”; si a alguien le quedaban dudas sobre el estado de la voz de Mikael Akerfeldt, el las consiguió disipar totalmente, no se como seguirá la evolución de Opeth, pero desde luego, si dejan atrás los guturales, no será porque no puedan.
Siguieron de clásico en clásico, “the moor” ,“Advent” , “windopane”, “April eternal” y “Lotus eater”. Pero sabiendo intercalar también temas como “Elysian Woes” ó “A devil´s orchard” y acabar así con “the grand conjuration”.
Pero el publico quería más. La gente comenzó a gritar, golpear el suelo, y saltar sobre las gradas, mientras el roundhouse retumbaba; así que no tardaron en salir. Y comenzaron los inconfundibles riffs de “deliverance”, lo que supuso el sumun. Un pogo considerable enfrente del escenario y todo el mundo aprovechando los últimos minutos de concierto, para desmelenarse, gritar, cantar berrear, air guitarrear, o lo que fuera que quisiera hacer.
Un concierto impecable, con un Mikael en su línea, con su inconfundible verborrea y “salero”; y no se puede decir menos del resto de integrantes de la banda, que dispusieron de un sonido que hacia temblar el suelo con cada golpe de bombo, o cada grabe de bajo. Simplemente perfecto, a excepción de algunos problemas en la guitarra de Fredrik Akesson, al principio del concierto, que apenas se notaron, y fueron solucionados, de forma inminente, con la precisión que se le atribuye a las gentes del Norte europeo.
Una noche perfecta, en la que hubo incluso tiempo para un solo de este increíble guitarra solista, versionando a su compatriota Yngwie Malmsteen.
Esperemos volver a verles pronto.
Crónica por Pablo Vazquez, fotos por Pablo Vazquez.