Lovell’s Blade
El concierto arrancó con Lovell’s Blade, una banda local capitaneada por el británico Peter Lovell. Hard rock del de toda la vida, rifs sencillos, sonido muy limpio, y la voz del británico con muchísimas tablas en un buen puñado de bandas. Banda definitivamente para seguir de cerca a los que os mole el hard rock.
Como me comentaban al terminar el concierto unos locales con los que estuve tomando unas cervezas, a pesar de ser un grupo local y relativamente nuevo, Lovell no es ni mucho menos un desconocido en el mundo del hard rock.
Enlazo uno de los temas que más me gustaron, y el disco completo por si os pica la curiosidad.
Armored Saint
Para mi John Bush siempre será la voz del Sounds of white noise de Anthrax. No estoy seguro de si fué mi primer CD, pero sí uno de los primeros que recuerdo haber comprado cuando tendría 15 años. Y como a todos los que nos hemos comprado un disco con esa edad: ¡la de vueltas que le habré pegado yo a ese CD!
Si algo me sorprendió es la envidiable forma en la que está John en pleno 2018. Lleno de energía y conservando una voz que parece mentira que lleve cantando más de tres décadas. Daba gusto verlo llegar a todos los temas y además disfrutando.
Los Californianos venían directos de la gira americana y esta era su primera parada en Europa. Una sala pequeñita, muy muy nueva y seríamos no mucho más de 200 personas viéndolos. Ambiente muy sano. Muchísimo fan de la banda de los que se las cantan todas y una noche de metal ochentero americano de las que da gusto luego acordarse. En buenísima parte por la energía que transmitía el grupo entero. De esos conciertos donde la banda conecta con el público desde el primer riff. Me dio la impresión de que estábamos todos muy muy a gusto, arriba y abajo del escenario.
He de reconocer que nunca fui muy fan de Armored Saint. Hasta el punto que no recuerdo haber tenido la ocasión de escuchar ningún disco completo suyo. Pero lo cierto es que no me hizo falta saberme todos los temas para impregnarme de las buenas vibraciones de la sala esa noche. Grupo entregado y con un sonido impecable, fans disfrutando a tope, bromas entre canción y canción. ¿Qué más puede uno esperar de un concierto de heavy metal?
Recuerdo que en los 90 los amigos catalogamos la música mucho más sencillo que ahora, estaban los punkis por un lado y en el otro los heavies, con el trash, el death y luego los grupos “nuevos” como Pearl Jam, Pantera, Soundgarden, incluso Nirvana, que a mis amigos más heavies, los que llevaban chupa y pinchos, llamaban “falso metal”. Armored Saint el Viernes sonaron a heavy metal, de ese de chupa y pinchos, pero sin poses, sin pretender ir de nada, se notaba que eran unos viejos amigos que salieron a tocar como tantas otras veces, y además con la misma formación prácticamente con la que empezaron en 1984. Un verdadero gustazo verlos pasárselo tan bien y de una forma tan natural aún después de tantos años.
¿Los temas? Pues resulta que la gira celebra la reedición del Symbol of salvation, editado unos años antes de que Bush “fichara” momentáneamente por Anthrax. Así que a los tíos no se les ha ocurrido mejor idea que tocarse del tirón los 13 temas para el deleite de los más fans. Para alguien como yo que apenas había escuchado el disco, la verdad es que fue todo un sorpresón ver lo bien que aguanta el disco entero un directo, y mira que es una banda que no tiene miedo a los medios tiempos, pero en ningún momento noté que bajara el ritmo del concierto, ni en los temas más tranquilos. Alucinante lo bien que sonó en directo el disco enterito con 27 años ya.
Algunos clásicos, un tema nuevo (que sonó tremendo todo hay que decirlo) y una despedida por todo lo alto, dándonos la mano a todos los que nos acercamos, y con un público más que satisfecho por una noche de metal de las que se se guardan con cariño.
Nunca es tarde para ganarse a un fan. Y si algo me llevo de esa noche, aparte de una baqueta de Sandoval, es precisamente ser un fan más de una grandísima banda de heavy metal. Gran concierto, gran banda. Armored Saint son muy muy grandes.
Crónica y fotos por Jose, el de Alemania.
Enschede, Holanda 2 de Noviembre 2018