Año 1980, hacía tiempo que Black Sabbath habían tocado cima y según algunos críticos estaban en pleno descenso, tanto compositivo (eso es discutible) como autodestructivo con problemas entre sus miembros y con los problemas de sus miembros con sustancias varias (esto ya es más que factible)… En pleno despunte de las bandas NWOBHM, Ozzy Osbourne recién despedido de la formación original, Geezer Butler autoapartado momentáneamente durante la grabación del álbum (el bajo lo grabó Geoff Nicholls, quien posteriormente se encargaría de los teclados en directo durante los siguientes 20 años), nada más publicarse el álbum Bill Ward abandonó el grupo, encargándose de la gira de presentación Vinny Appice… y por si fuera poco se incorporaba a la voz un supergenio con tanta personalidad como para plantar cara el mismísimo Ritchie Blackmore y dejarle plantado con sus Rainbow después de tres discazos, y que hasta el mismo Tony Iommi le apodó el pequeño Hitler… No, no parecía el mejor momento para la banda… una de dos, el disco podía ser la puntilla que haría desaparecer a Black Sabbath, o una absoluta obra maestra. Y fue lo segundo.
El álbum comienza como una apisonadora con Neon Knights, un golpe sobre la mesa para demostrar que los amos del prao siguen en pie. Por si fuera poco al segundo corte cambian totalmente de registro haciendo uno de sus temas más emblemáticos junto a Ronnie James Dio, Children of the Sea, comienza como lo que podría ser una balada con guitarra acústica pero que luego es un tema a medio tiempo, que sin tener la “metalicidad” a la que nos podrían tener acostumbrados las guitarras de Iommi, tiene tanta garra como la que más. Las líneas vocales, el riff machacón, las líneas de bajo, los cambios de registro dentro del mismo tema, todo ello hace de esta canción la que para mí es la mejor del disco. Seguimos con Lady Evil, una canción quizá más tirando a lo que había hecho Dio anteriormente con Rainbow. Para acabar la cara A, el temazo Heaven and Hell que da título al disco, otro de esos grandes riffs que pasarán a la historia y que todo guitarrista amateur tiene como tarea obligada, y ese bajo de ritmo machacón sobre el que la grandiosa voz del pequeño elfo va haciendo melodías, ese solo de guitarra, ese final acelerado…. Sin duda es un tema de esos que escuchándole con cascos y a oscuras te ponen los pelos de punta.
Pasamos a la cara B, quizá en este disco sea donde más se nota la diferencia entre caras que antiguamente se trataba de hacer, los 4 temas que quedan para mi gusto están bien puestos en la retaguardia del disco pues les falta un puntillo para estar a la altura de los 4 primeros temas que llevamos escuchados. Wishing Well es un tema bastante rockandrollero pero con algunos matices de lo que después podríamos encontrar en la carrera de Dio en solitario. Die Young retoma de nuevo la contundencia y rapidez con la que comienza el disco. Walk Away, aunque sigue teniendo su cosilla, para mí es el tema más flojo. Lonely is the Word es un digno final para un gran álbum, un tema en el que se puede encontrar todo lo que la nueva formación ponía a disposición de los incrédulos que no se esperaban que la fórmula de Iommy-Dio fuera a dar resultado, un tema con el que llegar al extasis musical y quedarse con ganas de más.
Heaven and Hell sin duda un antes y un después para la historia del rock y del metal, y un disco imprescindible para comprender el legado de Black Sabbath más allá de su primera etapa.
Raúl Galván