Cada vez que me bebo un vino le cuento a alguien la felicidad que me produce ser consciente del talento que tengo aquí al lado, en 30 Kilómetros a la redonda de mi casa. Siempre digo que eso aprendí haciendo lo que hago, y que probablemente sea la idea principal que quiero transmitir. Si yo fuese un chovinista diría que vivo en un lugar privilegiado, como no lo soy, digo que conozco bastante en profundidad mi entorno, y que probablemente en todos los sitios suceda algo parecido, aunque la mayoría nunca se de cuenta de nada.
No diría, a priori, que Cantabria tiene especial afición al Teatro, y sin embargo me pongo a contar compañías y sorprendo a mi mismo dándome cuenta de cuantas. Abrego es uno de nuestros mayores baluartes, claro, más de dos décadas de trabajo ininterrumpido con decenas de producciones propias, coproducciones internacionales, viajes por medio mundo y una sede que es una delicatessen. Teatro tan íntimo y tan en tu cara que llegas a respirar en conjunto con lo que sucede en la escena.
Su mirada sobre Bodas de Sangre trasciende a la propia obra, la arrastra hasta el presente y la cuestiona. Dialoga con Lorca, se pregunta sobre el sentido de la violencia, sobre la realidad y la ficción, sobre la épica, la tragedia y el teatro. Maria Vidal, espectácular, nos vapulea en ese viaje con sentimientos tan intensos que nos dejan al borde de las lágrimas.