Muy buenas metalheads. Hoy vengo a hablaros del Infierno ¿os suena?. El infierno y su casero es un tema recurrente en el metal, bueno, en unos metales más, en otros menos, pero recurrente, ¡un rato!. Yo creo que cada uno tiene sus infiernos y demonios interiores de guardia, con los que tiene que lidiar a diario. Esa lucha interior casi esquizofrénica, la hemos experimentado todos. Así que el tema, es de interés general.
Es por eso que, cuando me plantearon la posibilidad de disfrutar un tour por los 9 círculos del Infierno, las 9 estancias del Purgatorio y ascender hasta retozar por las 9 esferas del Paraíso, todo ello sin pagar los precios abusivos a los que está la gasolina en estos días, ¿Qué hubiérais hecho vosotros? Exacto. Yo, también. Me tiré de cabeza. En el tour, como en el poema clásico, hay personajes. Dante, éramos todos los que asistimos al evento aquella noche. El gran Virgilio, unos “locos maravillosos” que respondían al nombre de Bridge to Nowhere. Ellos editaron un álbum conceptual, titulado Divine Tragedy, basado en el clásico “La Divina Comedia” (escrita por Dante Alighieri allá entre los años 1304 y 1321 aproximadamente), justo antes de la “Pandemia”. Ya os imagináis que esto les llevó, como a la mayoría, a un Infierno que bien hubiera merecido un circulito más, si no fuera por descabalar la cábala de los números en el imaginario medieval. Finalmente, Beatriz, que no estaba incluida en el tour y que debías traerla de casa, cuestión que tampoco me pareció abusiva, dado el precio que costaba la entrada.
Y sin más preámbulos, vamos a sumergirnos en “Las calderas de Pedro Botero” con verdadera expectación e ilusión. Lo que hemos escuchado previamente lo justifica ampliamente. Llegamos pronto y ya empezamos a meternos en situación cuando tenemos que acceder a la sala Nazca por las catacumbas del centro neurálgico del conglomerado empresarial de la Capital, Azca. Hablo de callejones subterráneos, angostos, sucios, abandonados y oscuros, debajo justo de los dominios de esos mismos demonios terrenales que nos aplican torturas a diario con sus decisiones económicas.
La puerta se abre y accedemos. La banda está en ese momento realizando la prueba de sonido. No hay teloneros, se han caído a última hora y Virgilio o Bridge to Nowhere, como prefieras, tiene que navegar sólo en este viaje. En la prueba podemos comprobar cómo se afanan en dejar el sonido perfecto, ayudados por la sala que suele sonar bastante bien cuando se programan este tipo de eventos. Asistimos con interés a cómo ensayan lo que luego serían las intervenciones de los invitados, porque una ocasión así, merecía tenerlos y de la calidad. En todo momento el ambiente es relajado y fantástico. Conocen el material perfectamente, técnicamente son más que solventes y están en familia.
A su hora, salta la banda al escenario y comienza la “Comedia”, una “Divina Comedia” desgranando cada tema del disco en su estricto orden y dividido en tres partes diferenciadas que son; Infierno, Purgatorio y Paraíso, cada una compuesta por tres cantos. Tras la correspondiente intro con las mismísimas palabras de Dante. Entramos, de cabeza en el Infierno.
Descent: Ana Rochas sale al escenario de rojo, agresiva alternando la voz gutural con la voz melódica, mínimamente rasgada con una fluidez impresionante. Y es que el descenso al Infierno es salvaje y salvajes son las guitarras que atruenan, poderosas y agresivas. Gran comienzo que te peina hacia atrás. Bueno, a mí no, pero es que eso ya, es difícil.
Into The Hell: Una vez acomodados entre llamas y lamentos entramos en el cuerpo de la primera parte, más melodía, menos rabiosa. Las guitarras acompañando y el bajo marcando esas notas que se notan en el pecho y una batería consistente, omnipresente.
The Devil’s Jaws: Hemos llegado a las fauces del Señor de las Tinieblas y se prepara la huida hacia el siguiente nivel. La voz gutural toma protagonismo en un diálogo en el que el Diablo diserta mientras las guitarras mantienen la tensión del momento. Termina rebajándose la tensión, apagándose la banda y subiendo la base sampleada hasta el final. El Infierno, queda atrás. Salimos de la oscuridad.
Regret: Podríamos decir que si hemos llegado al Purgatorio, no hay nada en el Paraíso que me espante. Se inicia el devenir por el lugar con unos aires más orientales en las escalas que descerrajan las guitarras. Voces más dulces inspiradas en la esperanza de una vida mejor se apoderan de las líneas vocales. La grandísima voz de Ana Rochas se adapta al cambio de registro y el cambio de indumentaria es obligado. En este caso el color elegido es el negro, neutro como lo es el Purgatorio.
Seven: En el segundo corte del Purgatorio, más relajado, con más eco y voces más ligeras, suaves y melódicas, aunque aún con algún gutural perfectamente dispuesto en tiempo y lugar, con más apoyo de la base pregrabada. Es el momento en que aparece el primer invitado, que es, ni más ni menos que Nacho de Carlos (Ars Amandi, Lujuria…). En este tema ya de por sí especialmente bonito, con unas guitarras espectaculares, nos ofrecen unas armonías guitarreras que hemos atisbado durante la prueba de sonido y que nos hacen flojear las piernas a más de uno. ¡Una gozada esto del Purgatorio! pero recordemos que no habrá nada que nos espante en el Paraíso donde esperamos El Cielo. No nos
precipitemos que todavía quedan muchos pecados capitales por expiar.
Rivers Of Paradise: Estamos a punto de abandonar el Purgatorio no sin antes disfrutar de fraseos de guitarra muy interesantes y un solo más calmo y sereno. La paz va inundando las almas, en lo que colabora una base sintetizada más presente, a más volumen que dulcifica el rugir de las guitarras.
Ascent: Se confirma el ascenso de los infiernos. El Purgatorio quedó atrás y alcanzamos el Paraíso añorado. Otro aire se respira. Las voces han ido tornándose de guturales a rasgadas, luego a melódicas. En el Paraíso ¿Qué nos espera? Para empezar, un nuevo cambio de look de Ana Rochas. En este caso es un toque blanco (como no podía ser de otra manera) el que nos indica que entramos en el tramo final del viaje. Con pena pero también con expectación nos adentramos en ese lugar soñado por tantos y ahora con la mejor de las compañías, la del segundo invitado de la noche, Julián González (Voodoo Tales). Su guitarra rítmica refuerza la sección de cuerda y aporta cuerpo al conjunto. Gran guitarrista que deja su impronta en este “Ascenso”, primer corte de la tercera parte.
Walking On The Star: El Cielo es el límite dicen algunos, pero nosotros esta noche hemos llegado a caminar sobre las estrellas, a donde llegamos con tintineos de campanas que se transforman inmediatamente en guitarras graves y voces melódicas e inspiradoras. Las sensaciones son ya totalmente powermetaleras y las voces líricas.
Light: Iluminados por la luz más poderosa arranca la última etapa de este viaje. Grandísimo tema que pone un colofón de oro y platino a un viaje que nos ha llevado hasta más allá de las galaxias conocidas. Es el momento de recordar a los ausentes, que el que más y el que menos tiene alguno. Ana Rochas hace una sentida dedicatoria y vivimos un momento de recogimiento muy intenso que no hace sino vestir de más belleza la noche.
En mi modestia opinión, este tema tiene ese toque que tienen los temas redondos, que lo mires por donde lo mires, desde la óptica, el estilo, la actitud, no le encontrarás grietas. Las armonías entre ambos guitarristas, me tocaron.
Señores pasajeros, ha sido un placer viajar con ustedes pero este tour ha llegado al momento de… Agarrarse bien a donde puedan porque, ¡llegan los bises!
Bis 1 (Energize me): Para el primer bis de la noche nos tienen reservada la voz de Marta Sternfeld (Iblis Mistress) un tema muy bonito que cantan a dos voces, con problemas de micro incluidos, pero que queda divertido y emotivo, ya que Marta es alumna de Ana Rochas y se notaba desde abajo la complicidad que había entre ellas.
Bis 2 (Out In the Fields): En el segundo bis, aún quedaba un invitado por aparecer en el escenario. Era César Ortiz (Lethargus). Tan dinámico y expresivo, que retratarle fue como intentar hacerle una foto a Speedy González. Llenó de movimiento el escenario y cerró con vitalidad y ganas la re-presentación de tan fausto disco.
Para poner fin a este fantástico viaje, sólo me resta decir que a pesar de las dificultades propias de la organización de un evento así, de perder a los teloneros in extremis, de las secuelas post COVID que aquejaban a Ana Rochas, el show no sólo continuó y finalizó con bien, sino que en la sala, donde hubo suficiente público (cercanos a los 100) para crear ambiente, creo que todos salimos con el corazoncito un poquito más iluminado y feliz de haber asistido, no ya a un concierto de metal sino a un espectáculo único, necesario y en en que nos sentimos como si formáramos parte, no ya del tour, sino de la familia de Dante.
Personalmente, observando la evolución que ha experimentado la banda, no puedo esperar a ver qué nuevos viajes tienen en mente organizar.
11/06/2022, Sala Nazca, Madrid
Juan Carlos López Aguilar