“Buff, qué falta me hacía esto” es la frase que más repetimos todos el pasado viernes 3 de julio. Llevamos varios meses con esta mierda (paso de decir hasta su nombre) y según van pasando las semanas te resignabas, y te conformabas con poder ir a currar, con poder sacar al perro, con poder tomar algo en una terraza, e incluso con asistir a un concierto acústico sentada a dos metros de todo el mundo, pero realmente mucha gente teníamos dentro algo adormecido obligatoriamente y la semana pasada fuimos conscientes más que nunca de cuánto lo necesitábamos. Un concierto en eléctrico, con todos los componentes de la banda y con la posibilidad de interactuar con gente conocida (siempre con cuidado, que no estamos locos del coño).
¡Hasta Selaya nos fuimos!. ¿Por qué?, porque la nueva tienda de Sobaos Joselín programó varios días de conciertos y el del pasado viernes no nos lo íbamos a perder ni aunque cayesen granizos, meteoritos y relámpagos a la vez, ya que tocaban los incombustibles CANTAEBRIA. Entre que era el primer concierto “completo” al que íbamos y que la banda siempre promete fiesta de la buena, fuimos en la furgo como niños a Cabuerniaventura. Allí vimos que la terraza de Sobaos Joselín mola un puñado, podías meter a un montón de gente con la cantidad de mesas que había, además de asegurar que no se iba a producir un caos durante el concierto.
Nos hizo muchísima ilusión poder ver a colegas cara a cara en un ambiente (el “concertil”) que tanto nos mola, Sete nos “presentó” a su guitarra nueva y todos flipamos cuando apareció por allí Rheme, que necesita tantísimo su dosis de rock´n´roll, que se cascó cuatro horas de coche para ver a los “Cantaebrios” y además, era la primera vez que se veían las caras en vivo y en directo. Evidentemente, la predisposición a gozarlo era más que infinita, pero claro van los tíos y empiezan con una versionaza que no les pega nada (guiño, guiño), la “Welcome to the Jungle” de los Gun´s y como siempre, a topísimo desde el primer momento y de regalo, ¡ala! “Whole lotta love” de los Zeppelin, por si no tenías claro que a estos güajes les va el rock. No sabías si sentarte, si grabarlo, si saltar, si vocear tras la mascarilla, o todo a la vez pero…¡sí joder!, ¡esto sí!.
La tarima que pusieron los de Joselín era muy sencilla, pero molaba mucho, ya que además de dar apariencia de concierto, dió la posibilidad de Sete, Edgar, Vito y Eiza (éste fue más estático), subiesen y bajasen durante todo el concierto, pudiendo moverse a sus aires y a la vez poder mantener una distancia de seguridad más que prudente.
Los que ya seguimos a la banda, estábamos felices como perdices, unos en la primera línea de mesas y otros en las posteriores, mientras que muchos otros se lo pasaron bomba con los estribillos cachondos de la banda y con el especial don de gentes y caradura de Vito (Bardal), que hizo cantar a los más jóvenes, se paseó por toda la terraza, quedándose con todas las caras de la peña. “Cantaebria”, “Más chulo que un 8” y “La Locomotora del amor” son himnos ya para todos nosotros, es imposible que no te quedes con la copla y te pongas a cantar el estribillo, aunque el micro inhalámbrico de Vito hubo momentos en los que no le seguía a él (¡cámbiale la pila!).
Donde se quedaron hasta con el apuntador, fue con el popurrí especial de Vito con “todas las canciones del mundo”, donde el cantante interactuaba mogollón con la gente “Ahora no cantéis (y cantaba todo dios)”, cuando te emocionabas con el estribillo de la cabecera de “Los Mosqueperros” y te ponías a cantarlo, va y te casca el “Ave María” de Bisbal y así a toda leche, hasta el infinito y más allá. ¡Brutal!.
Allí estuvieron Mago de Öz, Barón Rojo, Raphael, llovió brillantina con olor a sobao, se marcaron un set list de unos trece temas a tope de principio a fin, que si normalmente es evidente que tienen ganas de comerse el escenario con patatas, el viernes fue directamente sin masticar. Necesitamos esto, lo necesitamos muchísimos. Todos somos conscientes de la época que estamos viviendo, pero para los que necesitamos (necesidad vital, sí) la música en directo, el hecho de haber asistido a un concierto en eléctrico y poder interactuar con los colegas aunque sea con una mesa de por medio, nos ha dado un alegría e ilusión porque los futuros eventos a los que asistamos puedan ser parecidos. ¡Gracias Sobaos Joselín, gracias “Cantaebrios”!.
Fotos: T&M Photo.
Crónica y vídeos: Álex Kennedy.