Ahora que el universo cinematográfico de Marvel anda tan liado con lo de los universos paralelos y las ucronías, os propongo reflexionar sobre una de las más famosas del mundo del Rock and Roll: ¿Y SÍ Carl Perkins no se hubiese pegado la hostia en coche de camino al show de Ed Sullivan?
En el año que estuvo apartado de la música Elvis Presley ocupó su lugar relanzando Blue Suede Shoes, que por justicia debería haber sido sólo el primer escalón en la carrera de Perkins. Tal vez ahora un año no es tanto tiempo, nos hemos acostumbrado a que los músicos trabajen a un ritmo más pausado, y a que puedan permanecer en el candelero manteniendo un poco al día sus redes sociales, o publicando algún vídeo, pero en la vorágine de los singles, un año fuera de los escenarios era una eternidad. Sólo había publicar, sonar en la radio y tocar en directo y si se paraba la máquina era casi imposible volver a ponerla en marcha.
No hay que olvidar que el tema ya había sido número uno de la Billboard en la sección de Country, 4 en la de Pop y 3 en la de Rythm and Blues, además de ser una canción fundamental para los inicios de Sun Records. Pero tal vez Elvis con su presencia escénica y particular forma de interpretar le dio un empujón extra y consiguió convertirla en un éxito aun más masivo. Posteriormente músicos como Jimi Hendrix, Jhonny Cash, Eric Clapton o The Beatles reivindicaron a Perkins como autor de culto y la este siempre arrastró la sombra de “lo que pudo ser y no fue”, lo que ha conseguido que su legado tenga aun una especial relevancia, cubierta de cierto malditismo.
No es para menos. Las muchas y muy conocidas versiones posteriores de sus temas han conseguido que The Dance Álbum parezca un grandes éxitos, aparte de las mencionadas puedes encontrarte “Gone, Gone, Gone”, “Honey Don’t” o “Everbody’s Trying to be my Baby” que reconocerás a la primera nota aunque nunca hayas escuchado antes el nombre de Perkins. Las canciones menos resobadas no se le quedan muy atrás, convirtiendo a esta colección en un imprescindible para quienes quieren ahondar en las primeras raíces del rock and roll.
1940, Tenessee. Allí estaba Perkins con siete años, con la guitarra que le había regalado su padre, hecha con una caja de puros y alambres de embalaje. Juntando la arena del Gospel, con el cemento del Country y añadiendo su propia parte de agua. Aun no lo sabía, pero era uno de los albañiles que estaba mezclando la masa con la que se construirían los los cimientos de este viejo edificio llamado Rock.