Por Tete: Chando Dominguez Trio ofreció el primer concierto del XVIII Festival de Invierno de Torrelavega, una buena ocasión para ir a conocer el nuevo Teatro Municipal Concha Espina.
El Festival de Invierno de Torrelavega se nos ha hecho mayor, no sólo por los 18 años que lleva con nosotros, si no porque además, por primera vez en su historia tiene lugar en un teatro de verdad. Atrás quedan los tiempos en los que el timbre del instituto Marqués de Santillana sonaba a la hora de la salida en mitad de la representación. Aun así, no vamos a celebrar demasiado su llegada. Imaginaos estar esperando a un autobús que lleva un par de horas de retraso en un pueblo en el que no existe marquesina bajo una fría lluvia de invierno. Nadie esperaría que se recibiese al autobusero con aplausos y vitores, uno entra corriendo, y espera a que se le pase el cabreo mientras se le va secando la ropa. Pues eso. La construcción del teatro municipal, es simplemente algo justo, que tenía que haber sucedido hace mucho tiempo ya. Ahora, en lugar de dar palmas nos toca preocuparnos de que se utilice durante todo el año, y de que aquellos que tengan iniciativas culturales que proponer puedan tener algún tipo de acceso para realizarlas en el teatro que nos hemos comprado entre todos.
No habíamos acudido a la inauguración no recuerdo por que motivo, tal vez para evitar el gran tumulto, tampoco fuimos a Ay Carmela, porque tenía muy buen recuerdo de la obra de cuando se interpretó en el Festival de Teatro No Profesional, y además porque nunca perdonaremos a la Forqué la que lió con el doblaje de El Resplandor, (Lástima que no estuviese cantando a Sai Babá el dia que Kubrick la llamó para el papel). Tampoco pudimos ver el teatro por dentro la semana pasada por el inesperado giro argumental de Bertol Brech, que nos dejó sin protagonista antes de comenzar la obra. Así pues, este era nuestro primer dia… y pese a todo, me llenó de satisfacción poder, por fin, ir al teatro andando desde mi casa. Es pequeñito, pero tiene un gran escenario que podrá alojar montajes bastante curiosos, y la parte de sonido parece que está bastante cuidada. De hecho, el mismo Chano Dominguez alabó la acústica del recinto.
Para quien no conociese al músico gaditano, (Puede pasar, al fin y al cabo esto es, en teoría una web de rock), deciros que fue durante los ochenta uno de los máximos artífices de la fusión del flamenco con el Jazz, tal vez el más importante junto a Pedro Iturralde (A quien vimos hace unos años en el balneario de Liérganes, y que curiosamente también estará en el Festival de Invierno de Torrelavega en próximas semanas). Ha colaborado con Paco de Lucía, con Michel Camilo, con Herbie Hanckock, y por poner también alguna anécdota curiosa grabó un disco con Martirio o fue una de las mentes pensantes que estaba detrás del Lorquiana de Ana Belén… (Para quien no haya escuchado ese par de álbumes hay mucho musicazo metido en ellos, así que por curiosidad merecen unas vueltas).
El Chano Dominguez Trio, incluia también a Marc Miralta en la batería (Ha colaborado con Path Metheny y Joshua Redman entre otros) y Mario Rossy como contrabajista. Para el concierto que ofrecían hoy, jugaron un poco a la improvisación, porque como el mismo Chano nos hizo saber, algunas de las versiones que interpretaron las habían estado mirando aquella misma tarde. Comenzaban ellos también 2007, y por ser el primer concierto del año decidieron dedicarle cuatro temas del repertorio a Tete Montoliu el pianista barcelonés que falleció de cancer de pulmón hace ahora diez años. Recuerdo oirles presentar, Don´t Smoke Anymore y otra que era algo así como El dia que me acaricies… (Me disculpen el desconocimiento).
Tras una inmensa interpretación en solitario de Chano al Piano, en la que paseaba del Jazz al Flamenco pasando por una especie de tumbao salsero, el grupo volvió a aparecer para ya tocar algunos de los temas de su repertorio. Dedicando un Blues por Soleares a la figura de Camarón de la Isla. Es curioso ver como una estructura tan rígida como la del blues puede ir adoptando otros colores y otras armonías impensables para los más puristas.
Miramos el reloj cuando dijeron que ya se marchaban y para nuestra sorpresa había pasado una hora y media, aun así creo que a todos se nos había hecho muy corto porque les exigimos hasta dos bises.
Como valoración general del concierto, pues la idea de haber visto a tres grandes músicos a los que no les apetecía dar un concierto impecable, pero todo esto también forma parte del Jazz, y también del Flamenco. En la parte técnica, decir que el sonido no fue totalmente bueno desde el principio, quedando el contrabajo un poco sepultado los dos primeros temas, y la batería con poca amplificación, pero fue ganando a medida que pasaron las canciones y al final había un gran sonido.
Salimos del teatro con ganas de dar un pasito más y seguir indagando en estos estilos, con la sensación de tener unas cuantas llaves más y con intenciones de probar unas cuantas puertas para ver que sorpresas musicales nos deparan.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Diario Vasco.