Decía Muddy Waters que el blues tuvo un hijo y lo llamaron Rock´n´roll. Seguramente uno de los artistas más ilustrativos de ese proceso fue sin duda Chuck Berry. En su obra se muestran claramente varios de los elementos clave de la transformación del rhythm and blues eléctrico de cara a hacerlo más asumible para audiencias blancas, como el uso de temáticas adolescentes en las letras, o la incorporación de elementos del country, como muestra, por ejemplo, en este disco, el tema Maybellene. Chuck Berry fue, por otra parte, junto a Little Richard o Fats Domino, parte del puñado de musicos negros que consiguieron colarse en el mar de grupos y solistas blancos que representó la parte más visible y vendible del nuevo estilo. Además, Además, Chuck Berry presenta un aval del que pocos pueden presumir, sus primeros discos (incluido este Chuck Berry on Top) fueron editados por Chess Records, la discográfica por antonomasia del blues de Chicago, a la cual llegó por mediación expresa del propio Muddy Waters.
En cuanto al disco propiamente dicho, es seguramente el más representativo de su etapa en Chess y uno de los más importantes de toda su carrera. En él, a pesar de ser todavía uno de sus primeros trabajos, ya aparecen algunos de sus clásicos más conocidos, y a su vez de los más emblemáticos del rock´n´roll en su conjunto, como Roll over Beethoven y el innumerablemente versionado Johnny B. Goode. También aparecen himnos teen como Carol, versiones de temas country, como el mencionado Maybellene, fraseos y riffs de guitarra muy en la onda T-Bone Walker y curiosidades como el experimento pseudolatino de Hey Pedro o el cruce entre blues y música hawaiana con el que se cierra el album. Un disco imprescindible de la dilatadísima carrera de un artista fundamental para entender lo que vino después, y si no ¡qué se lo pregunten a Ted Nugent!.
Comentario por Oscar García del Pomar