El sábado 19, tuvo lugar un concierto muy especial para muchas personas. Por primera vez un público sordo-ciego pudo sentir y vivir un maravilloso concierto.
En la Sala Copérnico Cavern de Madrid , la noche empezó con la banda [Sholl]. Interpretaron los temas de su último disco “Himnos para los desaparecidos”. El repertorio intercaló temas más melódicos con temas más cañeros que hicieron disfrutar al centenar de personas allí congregadas. Tanto la acústica como el talento de los miembros de la banda provocaron un gran ambiente cargado de energía que hicieron botar a los allí presentes.
El punto álgido, junto con los nervios, llegaron al finalizar la primera parte de la noche, ya que mientras Dardem se preparaba, tanto el público con diversidad funcional como los voluntarios de la Asociación ASOCIDE MADRID y CE Ponce de León, se pusieron manos a la obra para repartir y dar los últimos toques a las mochilas vibratorias cedidas por el Ayuntamiento de Madrid para la ocasión.
Para este concierto tan especial, contaron con la colaboración de la intérprete en LSE, Ana Ávila. Ana pudo vencer los nervios y realizó un trabajo magistral de los temas de la banda. No sólo hablaban sus manos y sus gestos, sino también su cuerpo, su cara y su mirada. Gracias a ella el público central de este concierto, vivió una noche mágica. En sus caras, cuerpos y expresiones de los allí presentes quedaba reflejado la inmensa emoción y felicidad que supone para ellos poder vivir por primera vez un concierto como este. No sólo pudieron conocer las letras sino que también pudieron sentir la intensidad de los temas del playlist gracias a las mochilas vibratorias que a través de vibraciones transmitían los ritmos y melodías de la música que estaba sonando.
Por su parte, Dardem, y como ya nos tienen acostumbrados, una vez más se subieron el listón ellos solitos. Para los que vemos a esta banda cada vez que podemos, no deja de sorprendernos la entrega de los cuatro miembros. Pero en la noche del sábado y pese a tratarse de un concierto diferente, (que con ello requiere mucha más preparación), volvieron a superarse a sí mismos. La química entre los cuatro quedó patente, se les veía relajados, disfrutando de cada acorde que salía de sus instrumentos, entregados a un público que no quería dar por terminada la noche. La magnífica guitarra de Raúl que siempre se eleva en el momento justo, el bajo de Joe claro y decisivo marcando el ritmo, la batería de Peter precisa en el tono perfecto y la voz de Pepe, sublime. Repasaron temas de sus dos últimos álbumes “Eclipse”, “El Reloj”, “Para no volverte a ver”, “Gilipollas” entre otras, y en la que no podía faltar “La noche de San Juan”, tema clásico de la banda y en la cual Ana Ávila se dejó la piel en su traducción al LSE, emociones intensas transmitas con todo su ser. Y como colofón y segundo bis: “La bendición” derrochando energía y fuerza.
Y llegó a su fin este gran concierto, dejando un recuerdo imborrable para muchas personas. Gracias Dardem y gracias a Ana Ávila por una noche tan especial como esta.
Crónica, fotos y vídeos: Coral Sancibrián.