De Abajo a Arriba: Ayer Cortex y The Birras tomaron la calle por las bravas e intentaron ofrecer un concierto en la plaza mayor de Torrelavega sin el permiso de nadie. Más tarde, unos metros más allá y con más volumen Fangoria hacía lo propio, pero con permiso.
Antes de comenzar el concierto de Cortex se leyó un comunicado que refleja muy bien algo que seguro que muchos habéis sentido. Tenía que ver con abrir el programa de fiestas de tu ciudad y no sentirte representado, es más, sentirte excluido y lo que es peor, no ver muchas oportunidades de participar. Por eso, en el marco de las protestas del 15M y con intención de representar el sentimiento de quienes han llamado a la puerta tantas veces esperando una respuesta que nunca llegó, Cortex y The Birras, este año simplemente echaron la puerta abajo y pasaron. Para algunos, tal vez para los que tengáis una manera más tradicional de pensar, en la que lo contrario al orden establecido es el kaos, la ecuación será simple, si tienes permiso tocas, si no lo tienes no tocas. Para el resto, para todos aquellos a los que no os hayan amputado aun la capacidad de preguntar por qué seguro que surgen algunas importantes cuestiones sobre la mesa.
¿Qué son las fiestas? ¿De quién son las fiestas? Es más ¿De quién son las plazas? ¿Por qué la gente a la que pago por organizarlas nunca me consulta? Está claro que hay canales de participación, pero son lentos y farragosos y rara vez llegan a funcionar. Los que lo habéis intentado sabéis de que hablo. Por eso, para reclamar una forma más ágil y más espontanea de participación surge esta protesta. Al fin y al cabo, es curioso que grupos con veinte años de historia en el panorama sigan teniendo que llamar a la puerta para ver si pueden tocar, en unas condiciones infinitamente peores que las que pueda tener cualquier estrella de medio pelo que nos visite estos días. Tal vez debería ser del revés, y ser el propio ayuntamiento el que buscase entre los grupos locales unos cuantos que pudiesen también participar de la programación.
Cuando el concierto de Cortex ya estaba avanzado tuve que marcharme. La cosa había empezado con bastante retraso y me descuadró los planes. Todo parecía pintar bien. La nacional y los locales se habían asomado por allí y no habían dicho nada. De todas maneras, le pedí a Kike de The Birras que me llamase si había novedades y me marché. Al cabo de un rato sonó el teléfono y Kike me explicó que finalmente les habían cortado. Una supuesta denuncia vecinal había hecho que la policía interviniese. A mí me surgieron de nuevo preguntas. ¿Qué es exactamente lo que molestaba? A pocos metros y un par de horas después comenzaba un multitudinario concierto con muchísimos más watios de sonido y luces, a nivel de seguridad estaba todo perfectamente calmado, había una cantidad media de gente y todo el mundo estaba disfrutando sin meterse con nadie… Está claro, lo que molesta simplemente es que la gente tome la iniciativa y haga las cosas sin permiso, osea, se puede montar un macroconcierto en una plaza si es el ayuntamiento quien lo monta, pero no se puede tocar la guitarra en la plaza de al lado si se le ha ocurrido a un vecino, tiene su lógica… o ¿no tanto?. Desde mi punto de vista es tarea de los ayuntamientos abrir vías de participación para que todas estas iniciativas tengan canales sencillos de acceso, y que proponer una actividad se vea apoyado en lugar de limitado e impedido por murallas de trabas legales.
FIESTAS DE LA MATRONA
Despues de cumplir con mis obligaciones en la fiesta del mojito a la que me habían invitado, aun nos dio tiempo a pasarnos a los bises de Fangoria. La plaza del ayuntamiento estaba a rebosar, y aquí no hubo cortes de ningún tipo. Alaska se ha puesto este año en el mismo ridículo televisivo que Ozzy Osbourne, con la diferencia de que ella nunca cantó en Black Sabbath. Es lista, la gente quiere carnaza y se la ha dado. Mucha de la gente que estaba allí no hubiese acudido de otra manera y le hubiese dado lo mismo si el ayuntamiento hubiese montado una conferencia de Ortega Cano. De todas maneras, al César lo del César, y no me interpreteis mal, esto no es un el metal contra el pop ni nada similar. Sólo comparo los dos eventos para reflexionar juntos sobre las distintas maneras de hacer las cosas. Alaska tiene de donde tirar y más allá de la estrategia comercial ofreció (por lo que vimos) un digno espectáculo. Mezcló temas de su época en Fangoria con clásicos ochenteros que disfrutamos los que nos hemos amamantado entre sus ubres cuando la bola. Creo que todos sentimos una mezcla extraña entre nostalgia, respeto, escepticismo y otras muchos sentimientos encontrados al verlo… pero bueno, su circo cabaret ultra masterizado y comprimido satisfizo a la mayoría de los que se acercaron: nostálgicos, curiosos, postpunks y oyentes de radio 3 así que nada que decir. Era casi lo único, que aunque sea de soslayo nos llamaba la atención del programa oficial.
Acabó el concierto y en mi cabeza daban vueltas centenares de preguntas sin respuesta. La cansada conversación de tantos años en los que (como dijo Oscar antes de abrir fuego en la 15M) hemos resistido sólo por amor a la música. Llegué a casa con la intención de abrir un debate al que este pequeño artículo quiere dar pie. Después de agotar la vía oficial tantas veces con escasos y marginales resultados es hora de organizarse y desobedecer, al menos hasta que participar sea algo infinitamente más natural y sencillo.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Oskar Sánchez.