Si sois oyentes del programa ya sabéis de sobra cómo surgió nuestro romance con Crescent. Un día viene Jimenez con su mochila cargada de brutalidades y les pinchamos, contando la curiosidad de que provienen de El Cairo. Varios oyentes flipan y nos escriben para agradecer el hallazgo. Esa misma semana Nuria tenía previsto un viaje a Egipto, y a un par de días de coger el vuelo la reto medio en broma a encontrarse con ellos en El Valle de los Reyes. Ni corta ni perezosa les escribe a su página de facebook, y nos trae grabada una sorprendente entrevista con Ismaeel Attallah, (guitarra y voz) en la que nos cuenta el discurrir de la banda en sus casi veinte años de historia, desde sus inicios cercanos al Black Metal más underground, con una demo dedicada a Edgar Allan Poe hasta este segundo largo con distribución mundial gracias a Listenable Records en el que el sonido se acerca más al Death Metal Polaco pero con una épica igual de oscura pero más cercana a sonoridades orientales.
Crescent se encuentran en algún punto cercano al choque entre Behemoth y Nile, pero tienen a su favor su lugar de procedencia. Karl Sanders ha alcanzado relevancia mundial inspirandose en la mitología egipcia desde su casa de Carolina del Sur, pero Crescent tienen las pirámides a 40km de la puerta de la suya. Por supuesto esto no les añade mérito como músicos, pero si les dota de cierto atractivo exótico que despierta nuestra curiosidad, aunque como ellos mismos nos reconocían están muy orgullosos de que el legado histórico de su pueblo sea patrimonio de la humanidad e inspire a músicos a miles de kilómetros.
Líricamente utilizan el reino de la muerte, a los dioses de la guerra y el caos, y toda su teogonía como metáforas para reflexionar sobre los grandes temas de la humanidad, que poco varían en su esencia por muchos miles de años que pasen.
The Order of Amenti es un gran disco de Death Metal, con canciones que rondan los seis ocho minutos de media, muy intenso y con desarrollos interesantes, deudor como ya he dicho de bandas como Versania, Hate o incluso Vader o Vital Remains, pero habiendo jugado muy inteligentemente la carta de su cultura para convertir lo que podría ser una desventaja, en cuanto a distribución y conexiones, en su mayor atractivo. Crescent se descubren a los ojos del fan como una polvorienta máscara funeraria a los de Howard Carter, un tesoro escondido especialmente apto para quienes gusten de hacer un poco de arqueología musical entre parajes recónditos.
Texto por Oskar Sánchez
Escucha o compra en Listenable Records.