Durante la primera mitad del siglo pasado se produjeron en la poesía y el arte movimientos de vanguardia que tardaron algunos años en llegar a nuestro país. Tenemos unos cuantos ejemplos que podemos visitar ahora en el MAS.
Supongo que a rebufo de todo aquello del punto azul el antiguo Museo de las Artes de Santander se ha convertido en Museo de Arte Moderno y Contemporáneo. Hacía ya unos cuantos años que no lo visitaba, pero la verdad es que falta le hacía una renovación, porque aunque la colección era interesante el museo en si daba sensación de abandono y desinterés… Sin embargo, y por lo que comentábamos con la guia de la exposición que fuimos a ver, las exposiciones temporales han ido tomando más fuerza en los últimos años hasta que se han impuesto dando un nuevo caracter a todo el museo. Un caracter que en el último año se ve reimpulsado por gente con ganas de trabajar, hacer cosas nuevas y hacer del MAS un punto de encuentro para la gente con inquietudes artísticas, así ahora podemos ver talleres, tertulias, visitas guiadas y un montón de actividades que hacen del museo un ente vivo en lugar de un almacén de cuadros.
La muestra de Escritura Experimental Española nos propone un viaje por la poesía de vanguardia. A principios del siglo pasado movimientos como el Dadaismo o el Subrealismo cuestionaron los principios del arte en general y en el caso que nos ocupa también de la poesía. Movimientos de vanguardia que en muchos casos importamos de Francia a través de Cataluña. Luego la guerra y la posterior represión Franquista hicieron que muchos de nuestros artistas huyesen del país, y las fronteras se blindaron a influencias no deseables. Así, aunque artistas como Apollinaire habían enredado ya con la barrera entre la imágen y la palabra a principios de siglo, revitalizando y popularizando los caligramas, en España la innovación vino de manos de Joan Brossa, que junto a Tapies se propusieron la tarea de narrar la vida de un individuo desde su nacimiento hasta su muerte solamente mostrando certificados, diplomas y documentos que le acompañarían durante su existencia. En la muestra podemos contemplar como Elena Asins consigue escribir el sonido, de tal manera que en la lectura silenciosa retumba en tu subconsciente cada palabra. Felipe Boso convierte fotocopias de lomos de libros en teclas de piano que susurran un sonido dificilmente audible. Nos adentramos en los collages de Javier Maderuelo, que consigue crear piezas de singular belleza estética con recortes de periódico o revisitamos el mito de Ariadna y Teseo de manos de Fernando Millán, que crea una suerte de película muda secuencia a secuencia en cada uno de sus cuadros. Así, la colección cedida por José María la Fuente nos lleva a un interesante punto de ruptura en el que cuestionamos a las palabras como mejor medio para transmitir sentimientos y sensaciones.
Es curioso lo rápido que hemos asimilado todo este lenguaje, y como ahora la publicidad se ha adueñado de tendencias que fueron rupturistas en su dia, es probable que quien no sea capaz de ponerse en situación no encuentre mucho de especial en algunas de las obras, pero si se hace el esfuerzo de viajar en el tiempo y entender la obra en su contexto uno no puede menos que marearse al ver la vuelta que en poco más de cien años le hemos dado al lenguaje artístico.
En la sala contigua a la exposición también puedes visitar la muestra Stock de Adrián Melis, un cubano que de manera muy crítica con la productividad del régimen comunista se ha dedicado a localizar operarios que se duermen en su puesto de trabajo para pedirles que escriban sus sueños en un papel y luego envasarlos en cajas de puros, así como a recoger excusas para llegar tarde al trabajo y reproducirlas de manera continua en un contestador automático. Una mirada afilada y crítica que muestra de manera un tanto cínica a parte de la sociedad cubana.
Sabéis que fuimos muy críticos con Santander cuando de la noche a la mañana decidió ser capital de la cultura de Europa (nada menos), lo que pretendíamos decir en su día es que una ciudad con interés por la cultura no se inventa de un día para otro, se construye a base de esfuerzo día a día durante muchas décadas, potenciando desde las instituciones y dejando la puerta abierta a las iniciativas privadas y de asociaciones. Santander aun está lejos de poder ser un referente a nivel cultural ni siquiera en España, pero pasitos como la revitalización de este museo nos colocan un poco más cerca, así que os animamos a todos y todas a visitarle y participar de algunas de las interesantes actividades que se están llevando a cabo, como estas muestras que hoy os proponemos.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Alfonso López Gradolí y MAS.