A día de hoy, se puede decir que Ítaca es la sala más polivalente que tenemos en Torrelavega, en lo que a actividades culturales y música underground se refiere. Allí podemos disfrutar de talleres de todo tipo, proyecciones, charlas y conciertos, siendo completamente accesible (Sí. Si TÚ quieres montar tu movida, PUEDES.) para el pueblo y alrededores y situada a escasos metros del parking de La Carmencita (gratuito), por lo que el aparcamiento lo tenemos bien fácil y cercano.
Lo bueno de programar tan habitualmente, es que muchas veces te apetece pasarte por allí porque siempre “hay algo” y te vas a encontrar a peña conocida. Y si no…estás al lado de casa, ¿qué más queréis alma de cántaros?. Este sábado nos acercamos por la Ítaca a ver qué se tramaba David Díaz con su banda.
Después de casi una década con Fulanos & La Mengana Band (Parte de cero, Felicidad Producciones y documental del mismo nombre), y dos con La Llave de Allen (Como ratones, Granja beat), decide volver a grabar en solitario. Durante los últimos años, aparte de componer y colaborar en la producción del último disco de Bego Ortiz, ha sido (y sigue siendo) guitarrista en Rojo Cancionero y, junto a Salvador Amor, han lanzado un proyecto conjunto llamado Voz y Media, con el que han viajado a gran parte de la península. También ha puesto música a algunos de los poemas de Gabriel Ortega para su disco “Volando entre balas”.
“Haciendo vida” es el título de su nuevo disco, producido por el también ex fulano Jordi Estévez. Once canciones en las que David va a pecho descubierto y con las que, realmente, resulta fácil identificarse. Jordi Estévez (bajo), Juancar López (Batería), Unai Díaz (guitarra y coros) y Bego Ortiz (coros) son la Banda que le acompañan en directo. Mezcla de músicos forjados en mil escenarios con la juventud y el empuje de Unai, última incorporación al grupo.Su música tiene guiños de cantautor de folk urbano, rock&roll sureño, herencia de grupos de la movida, country en castellano y, en ocasiones, un punto fronterizo., canciones para hacer kilómetros, con influencia americana y toque mediterráneo. Música con la que un brindis de tequila encaja en la barra del bar más castizo del rastro un domingo de entretiempo.
Nos sorprendió mucho, ver como la mayoría de la gente cogió una silla para disfrutar del bolo de sentado, ya que una servidora estaba deseando tener la posibilidad de ver un concierto de pie. Lo bueno es que allí siempre hay buen ambiente, y nadie molesta a nadie, estés de pie o sentado. Tuvimos una hora y media de concierto muy ameno, muy cercano, como si nos conociésemos todos de toda la vida. David habló mucho con el público (Y éste con él), con muchas bromas entre los músicos y acercándose a nosotros con canciones muy personales, que hablan de vivencias y sentimientos que todos conocemos como la ansiedad, o la primera vez que te rompen el corazón.
Todo el mundo tuvo su protagonismo, como Jordi el bajista que también le tocó sacar su voz a relucir, o el chico de moda (Como para no, está en la organización de todos los tinglados, apoya a todo el mundo y toca en la banda ADN), Mikel Marina, que les acompañó durante tres canciones.
Está claro que hacer una visita a Ítaca es sinónimo de cultura base, de camaradería y de “joder, qué a gusto estamos, ¿no?”. Gracias por el curro que hacéis todo el año chavales.
Álex Kennedy.