Un festival hecho por y para amantes de la música extrema y del metal en todas sus vertientes, así se puede definir en pocos rasgos lo acontecido en la localidad de Dima ( Vizcaya) los días 28 y 29 de septiembre de 2018.
Un servidor sólo pudo acudir en la segunda jornada del mismo, un evento en el que destacaba la presencia de innumerables bandas nacionales repartidas en cuatro escenarios cada uno de los cuales albergaba un estilo de música diferenciado, así en los dos grandes escenarios al aire libre resaltaban grandes nombres consagrados a nivel incluso internacional como Ángelus Apátrida o Crisix junto a bandas de gran calidad como Vhäldemar, The Wizards, Overloud, The Faithless, Meltdown y la representación de bandas cuyo idioma era el euskera como Auritz, Niketz o los míticos Anestesia, toda una referencia dentro del trash metal en el País Vasco. En los otros dos escenarios se conjugaban por una parte los sonidos más extremos representados por bandas como Aposento, Bloody Brotherhood, After Life o A.D. y por otra un cuarto escenario del cual no pudimos acudir debido al gran solape de bandas que existía en el que se daba cabida a bandas más nuevas de la zona como Mosh, Holy Txala o Lurgor.
En lo extramusical, un diez a la organización, el festival hacía sentirse a uno como en casa con todos los servicios cubiertos, barras bastante rápidas, un personal muy majo en general y la genial idea de asignar pequeñas carpas a cada banda participante en la que podías adquirí su merchan teniendo a los músicos de las bandas en todo el recinto con la posibilidad de poder “molestarles” para pedirles la típica foto y una sensación de cercanía que en otros festivales de mayor aforo no se puede conseguir. Así el festival pretendía también difundir la cultura del País Vasco, con varias actividades a lo largo de la jornada diurna como pueden ser deportes tradicionales como la tala de troncos (aizkolaris, creo que se dice) o una gran comida de hermandad entre todos los metaleros que ya me lo voy apuntando como tarea pendiente para la próxima edición del año que viene que se celebrará dada la buena respuesta de público.
En lo musical mi maratón de conciertos comenzó en la sala dedicada al death metal con la descarga de los bilbaínos After Life, una banda liderada por chica al mas puro estilo Arch Enemy aunque con un sonido bastante más bruto y que nos dejó a los asistentes secos tanto por el calor que hacía como por la fuerza que desplegaron en sus escasos treinta minutos de los que disfrutaron y en los que exprimieron su único disco hasta la fecha “Requiem from the Abyss”. Con poco más de cinco minutos entre banda y banda comenzaron en el escenario grande, los vitorianos The Faithless, una banda que lo poco que había escuchado me dejaba con ganas de verlos en directo, y no defraudaron con un estilo muy personal entre el hard rock y el heavy metal con un sonido muy contundente de guitarras y con una voz bastante diferente en su registro a lo habitual en el heavy.
No tuve la oportunidad de ver a Niketz y Auritz, y el concierto que viví con cierta intensidad es el de la banda The Wizards, aquí me tuve que quitar al sombrero ante el espectacular sonido y la imagen de la banda, que te llevan a los primeros Black Sabbath aunque con un aire más rockero y con un frontman como Ian Mason que manejaba el escenario a su antojo, recalcaron que era su último concierto presentando su segundo disco “Full Moon in Scorpio” y que a partir de ahora empezaba un nuevo renacer para la banda con su continuación “Rise of the Serpent”, una descarga que me dejó con ganas de más pero lamentablemente tuvieron que terminar para acercarnos rápidamente al escenario principal para el torbellino que son en directo Crisix.
Lo de Crisix fue brutal, continuos movimientos de todos los integrantes de la banda, mucho cabeceo, empujón (siempre de buen rollo) entre el público y un escenario quizás con una iluminación bastante difusa pero con una actitud en el escenario espectacular, cayeron temas de sus cuatro discos con especial referencia a su último “Against the Odds”.
No pude quedarme a todo el concierto de Crisix porque quería estar en primera fila para ver a Vhaldemar, siempre he creido en esta banda desde que empezaron, son de los pocos grupos que pueden decirse que hacen heavy metal puro y duro con todo lo que ello conlleva, guitarras afiladas, un cantante como Carlos Escudero que es un auténtico showman y la pegada de los grandes nombres internacionales como Accept o los primeros Manowar. Su último disco “Against all Kings” es un trallazo y si tenéis oportunidad de verlos, ni lo dudéis. Desde una parte más alejada del escenario estuve atento a las actuaciones de Anestesia y Overloud, dos bandas que quizás no he seguido tanto o que sus estilos no cuadraban con mis gustos por lo que eso me ayudó a conseguir sobrevivir a la descarga de los albaceteños Ángelus Apátrida. Hoy en día se puede afirmar sin ningún tipo de temor que Ángelus Apátrida son la banda del METAL hecho en la península, su nivel de ejecución en los temas te pueden recordar a unos Testament o unos Megadeth , están a un nivel tanto de directo como de calidad en sus lanzamientos discográficos que no envidia a ninguna banda internacional mejorando si cabe a muchas de las propuestas que nos llegan, thrash metal sin concesiones que nos dejaron a todos felices y contentos terminado con la versión de “Domination” de Pantera.
En resumen, un nuevo festival que debido a la afluencia parece que va a ser cita obligada cada año sin olvidar el gran detalle que hasta ahora no he mencionado, todo lo que vimos fue GRATUITO con lo que más por menos no se puede pedir.
Crónica y fotos de Rafa Pascual.